Cumbre de las Américas: vientos de cambio, para que todo siga igual
Mucha expectativa ha generado la VI Cumbre de las Américas 2012, lo cual sorprende, pues los beneficios derivados de pasadas reuniones, rondas, cumbres y similares, debería ser suficiente para derribar cualquier expectativa al respecto. Basta ver los antecedentes con los que se llega a la cumbre de marras: la negativa de Correa a asistir debido a la ausencia de Cuba, la incómoda presencia de Venezuela con su cantaleta contra el imperio, la burla de Fidel a la guayabera que usará Obama en Cartagena. En resumen, ha sido más interesante la víspera de la cumbre que la propia cumbre, en particular por la poca seriedad y el espectáculo rocambolesco de algunos líderes regionales.
“Esta será una cumbre con resultados“, dijo la canciller Holguín (vaya Dios a saber qué quiso decir), pero insisto, la historia dice que a cada cumbre de ése tipo la antecedió vientos de cambio para que todo siguiera igual o incluso peor. La siguiente cumbre no será la excepción: Correa faltará si a Cuba no la invitan; la dinastía Castro encontrará otro motivo para burlares – pero que importa ya se ha burlado 50 años del pueblo cubano y de la comunidad internacional- y Chávez –si el Dios de occidente le da vida para terminar su obra y de paso acabar con Venezuela- seguirá son su diatriba contra el imperio. En lo concerniente a Colombia, es protagonista por fungir de orgulloso anfitrión, pero para futuras cumbres será el invitado habitual: más sin mucho que decir y aportar.
Pero ya que Colombia es anfitrión debe aprovechar esa posición para tocar dos temas fundamentales: el comercio internacional y la lucha antidrogas. Sobre lo primero, debe presionar amigablemente a Obama para agilizar la entrada en vigencia del tratado de libre comercio, el cual será beneficioso porque obliga al Ejecutivo a llevar a cabo las obras de infraestructura necesarias para el pleno aprovechamiento del TLC. Además, el tratado estimulará la competitividad de las empresas nacionales y, en el largo plazo, debería contribuir a reducir la pobreza, garantizando acceso a alimentos más baratos. También es tarea de Santos estrechar lazos comerciales con otros vecinos interesados en Colombia. Respecto al segundo tema, Santos debe enfatizar sobre el fracaso del actual modelo de lucha antidroga y debe expresarle directamente a Obama, que mientras la lucha antidroga esté basada en el paradigma del adicto racional estará condenada al fracaso.
En definitiva está claro que el invitado más importante para Colombia es Estados Unidos y esperamos como la canciller –aunque me temo que será en vano- que ésta sea la cumbre del cambio.
@jhbarrientos
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