La violencia de género en Medellín es solo la muestra de un fenómeno más profundo y preocupante que es la violencia que asuela el interior de muchos hogares en Medellín y no es solo contra la mujer, sino que se extiende a todos los miembros del hogar, perpetrado por cualquiera de ellos y expresada en las más variadas tipologías. Las cifras sobre reporte de casos de violencia intrafamiliar son preocupantes, según un estudio del Grupo de Microeconomía Aplicada de la Facultad de Economía de la Universidad de Antioquia, utilizando información de la Encuesta de Calidad de Vida de Medellín de 2008, encontró que el 11% de los hogares de Medellín reportaron al menos un episodio de violencia al interior del hogar, que puede ser física, sicológica, sexual o económica.
Por estrato socioeconómico el 1 y el 2 son los más vulnerables y en hogares donde el jefe de hogar es mujer se reportaron más casos de violencia que frente a hogares con jefes hombre, los episodios están correlacionado con el nivel educativo del jefe, indicando que a menos educación más casos de violencia reportados. Un aspecto interesante es que en hogares donde el jefe de hogar es la mujer no importa si esta tiene cónyuge o no, los episodios de violencia tienen una distribución casi igual, en ambos casos cerca del 13% reportó al menos un episodio de violencia.
Pero vamos a las causas empíricas de este fenómeno que es preocupante porque es altamente probable que los episodios de violencia reportados estén subestimados, pues muchas personas les da vergüenza admitir que enfrentan violencia en su hogar, lo que ocultaría la verdadera dimensión del problema. Entre los aspectos a indagar como características que incrementan la probabilidad de violencia están: el número de personas en el hogar, hogares con niños menores de 10 años, el consumo de alcohol, si el jefe del hogar está desempleado, el consumo de cigarrillos y el gasto conjunto en alcohol y cigarrillos.
Cada una de estas características socioeconómicas tiene el efecto esperado desde el punto de vista microeconómico. El tamaño del hogar importa, mientras más personas convivan en un hogar es razonable que los conflictos afloren; si hay niños pequeños estos son más propensos a sufrir la ira de los mayores; es indiscutible que el alcohol genera violencia (no solo en el hogar, las riñas familiares son común en fechas especiales); en nuestro estudio el estatus de desempleado incrementa la probabilidad de episodios de violencia, resultado que coincide con los trabajos de Ribero (Universidad de los Andes); el consumo de cigarrillo también incrementa la probabilidad de violencia, en especial por su correlación con el consumo de alcohol y otras sustancias.
Finalmente, hay dos características socioeconómicas que influye en la reducción de los episodios de violencia: el nivel educativo del jefe del hogar (jefes más educados tienen con mayor probabilidad cónyuge e hijos mejor educados); pero sorprendentemente el gasto en alimentación también disminuye la probabilidad de violencia, lo que puede ser un indicativo de que carencias fundamentales generan comportamientos violentos patológicos en los miembros de una comunidad.
La violencia intrafamiliar es un fenómeno que analizado con las herramientas adecuadas, puede producir recomendaciones de política interesantes, como por ejemplo, la atención integral de la familia en cuanto a acceso a educación y una mayor capacidad de generar ingresos (o un subsidio alimentario) para los más pobres.
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