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¿Se ha preguntado Usted como gerente o dueño lo que sus empleados harían si pudieran?

 

Le comento que en un estudio y análisis a fondo en varias de las mejores empresas del mundo se encontró que un 70% de los empleados no se ha ido porque no han encontrado una oportunidad que les facilite cambiar.

 

Lo anterior dice mucho de ambos lados, de la empresa dice que tiene unas condiciones que hace que el empleado aunque quiera cambiar no consigue igualar o superar y en consecuencia llega a la conclusión que está mejor de lo que se imaginaba.

 

Del lado del empleado dice que hay asuntos que le molestan o le hacen la vida poco grata, por ejemplo un mal jefe o compañeros difíciles o una labor aburrida o por el contrario un trabajo agotador y por eso quisiera explorar la posibilidad de cambiar a un escenario que le mejore su condición actual.

 

Las empresas piensan que sus colaboradores están contentos y la adoran cuando las encuestas de clima dan resultados superiores al 90% pero la realidad es que todos sabemos que esa es una foto tomada en un instante de la organización y el clima varía todos los días.

 

De todas maneras, a pesar de los buenos resultados en una encuesta, siempre hay colaboradores buscando nuevas oportunidades, nuevos sabores o nuevos horizontes, en forma tan natural como el que tiene un buen auto pero piensa que le gustaría probar otro más moderno u otra marca u otro color o distintas especificaciones o estilos diferentes.

 

No hay pecado alguno en querer cambiar, es una característica natural en los seres humanos. Lo importante es conocer que esta es una realidad con la que no se puede luchar pero si se puede hacer mucho para mantener, retener y atraer a los colaboradores, de tal manera que la mayoría de las veces lleguen a la conclusión que tienen lo mejor posible, después de hacer un benchmarking.

 

Igual pasa en las relaciones entre los seres humanos, hay que mantener el entusiasmo y la atracción para que la relación perdure. Siempre habrá competencia y muy atractiva, pero lo clave es hacer la tarea bien para que la competencia no se lleve nuestra pareja. Hay muchas oportunidades en la calle, muchos hombres y muchas mujeres que pueden lucir mejores que nuestro compañero o compañera permanente, pero si la relación tiene un buen pegante y la mantenemos como se debe hacer cada día, es bien difícil que nos cambien.

 

Por otro lado la reflexión es para todos nosotros respecto a nuestra capacidad de apreciar y valorar lo que tenemos y a la forma en que estamos contruidos. Hay personas que les gusta cambiar y cambiar y cambiar y en ese sentido muchas veces parecen los eternos insatisfechos. Contra esa forma de ser o sentir no hay remedio que valga. La persona que no se acomoda con nada y que rápidamente se aburre o comienza a ver solo el vaso medio vació de cada situación, es un ser humano que nadie puede atraer o retener en forma permanente.

 

Un amigo que va en el quinto matrimonio y ya quiere separarse, me compartió que ha comenzado a pensar que el problema es él…Por fin reflexionó y se dio cuenta que él es el complicado.

 

Lo grave de esas situaciones en una empresa, la del colaborador que siempre está insatisfecho, es que con su actitud es capaz de contagiar a otros o de hacerlos sentir mal, es un electrón en un mundo lleno de positrones, es el negativo que todo lo ve gris o lo ve malo, haga lo que haga la empresa o la organización, que es exactamente lo que sucede cuando una pareja está a punto de separarse, todo lo ven mal y todo lo reciben mal.

 

La reflexión en este último caso es acelerar el final para cesar el sufrimiento.

 

Finalmente, si las dos partes se esfuerzan por hacer las cosas bien y se tienen ganas en ambos lados, cualquier acción que se haga, por pequeña que sea, será bien recibida y sumará puntos positivos a la relación. Es, como siempre, una relación donde cada cual, empresa y colaboradores deben poner de su parte para mantener el entusiasmo y la buena vibra.

 

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