Las guerras, los divorcios, los pleitos, las peleas familiares, las peleas entre amigos o las peleas entre socios, tiene todos un factor común que es la ausencia de una buena comunicación.
Errores y pecados, omisiones o abusos, ofensas o indiscreciones las cometemos todos por descuido o por olvido o por falta de precisión o de tacto,
La mayoría de veces involuntariamente o sin darnos cuenta y allí es donde inicia el problema porque ante la falta cometida nos vamos a la guerra y ya no queremos escuchar al otro, simplemente lo condenamos sin derecho a la legítima defensa y lo agredimos, asunto que termina teniendo una respuesta igualmente dura de nuestra contraparte.
Cuando eso nos pase, usemos la reversa como en los autos, enfriemos la máquina por un minuto tomando unas tres respiraciones profundas y exhalando fuerte cada vez para pasar a explicar lo que vimos o sentimos o nos pasó y luego recibir en silencio la defensa o la explicación del otro lado, con el verdadero interés de escuchar sin juzgar. Probablemente oiremos del otro lado un perdóname o un lo siento, no había caído en cuenta o ni me había fijado las consecuencias de mi falla o no sabía que te había molestado o te había herido o te había hecho daño.
Es raro no ver la solicitud de unas excusas cuando a uno le aclaran la falta cometida.
El final de la reversa o de devolverse al origen del problema es habiendo escuchado al otro, proceder a perdonar o pedir reparación del daño, si es que se puede y en consecuencia dar por archivado el caso y seguir adelante con la vida y la relación.
¿Cuantas veces no hemos hecho lo que describo y hemos perdido todo?
Les dejo la reflexión…Y si van a tomar una acción o una decisión, previamente analicen si eso puede afectar a alguien o dañarlo o puede sentirse aislado por no considerarlo…Eso ayuda a ratos…
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