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El amor es la máxima expresión de la humanidad, sin embargo, a veces se confunde el amor con el enamoramiento.   El verdadero amor es aquel en el que te reconoces a ti mismo, como un ser útil, digno y transcendente.

 

Cuando te amas a ti mismo encuentras al otro lado, a tu pareja ideal. A veces de manera inconsciente has atraído a ti vida parejas que sencillamente confirmas tus creencias limitantes. 

Así que para que comprendas la importancia de actuar con conciencia cuando eliges a tu pareja. Por eso como lo advierte mi estupenda amiga, Lilia Beatriz Sánchez, “mucho cuidado con quien te metes, pues sin no observas te puedes estar jugando la vida”.

En las cosas del corazón es mejor andar con mucho cuidado, ni bueno, ni malo, más lo importante es tomar conciencia de las acciones de tu vida.  Observa antes de tomar decisiones impulsadas por el enamoramiento. Les comparto esta importante reflexión que me envío mi amiga Lilia Beatriz,

 

Los expertos sostienen que cuando nos enamoramos, percibimos al otro como si fuese el doble de nosotros, dotado de rasgos que corresponden a la imagen ‘idealizada’ de lo que quisiéramos ser.

A medida que pasa el tiempo, la relación va pasando por varios acontecimientos, el espejo deja de serlo y aparece el deseo natural de recuperar la identidad.Al inicio, sentirse amado, admirado, era el mayor deseo y no importaba que nos tomaran por otro.

Llegará un momento, que el otro nos mostrará su realidad que no podrá ocultar, y empezará a ver nuestro yo, que no podremos esconder  para siempre, por hermoso y halagador que nos parezca sentirnos enamorados.  Lo más sorprendente, es encontrar que el otro no era lo que yo creía que era, y peor que eso, el otro también descubre lo mismo en uno. 

Nos enamoramos de ilusiones, de lo que yo creía que el otro era.   Por esta razón, encontrarnos con la verdad de mí mismo, primero,  y luego la verdad del otro, será el reto más importante que tendremos todos los que aspiramos a conservar una pareja.

Será como despertar de un sueño. Aparecerá poco a poco una persona diferente a la que creíamos nos habíamos unido, creemos que el otro ha cambiado y en realidad lo que pasa es que han cambiado los ojos con los que miramos.El enamoramiento es amar las coincidencias, una locura gratuita inevitable. 

El amor, en cambio, es un producto cuerdo y costoso, duradero, menos turbulento, que hay que trabajarlo para sostenerlo y todavía más retante es enfrentarnos con nosotros mismos para analizar por qué yo quiero esa pareja y no otra, y peor que eso, analizar mis debilidades y traumas de mi infancia, que siempre estarán presentes en la relación.  

 

Recordemos que buena parte de nuestras reacciones ante la pareja están originadas subconscientemente por lo bueno, lo malo y lo feo de nuestra relación con nuestros padre y madre, el Divino Masculino y el Divino Femenino. Lo ideal sería sanar y comprender hacia atrás todos los sucesos para liberarme de las ataduras del pasado que subconscientemente me esclavizan: somos esclavos de nuestro pasado no resuelto, hasta que lo saquemos y lo hagamos consciente y comprensivo.

Llevamos dentro un niño herido, los dolores que no pudimos expresar en nuestra infancia los cargamos a cuestas y los expresamos instintivamente sin tener consciencia de ello. Estas reacciones son las que nos causan más problemas en las relaciones íntimas.

Ese niño herido, está tan adolorido que cuando ese dolor se hace presente, dominará nuestra vida y no podremos pensar en otra cosa. Hasta que no nos ocupemos de él,  seguirá reaccionando y empeorando nuestras relaciones íntimas.

Es habitual que creamos que  la pareja es la causa de nuestro conflicto interno que no tenemos consciente. La propuesta, para comenzar a sanar la relación y empezar a hacerlo diferente, es usar la misma energía que invertimos para pelearnos con ella, utilizarla para descubrir en nuestro interior qué nos pasa con ese asunto que tanto nos irrita y molesta.

Pretendemos que la pareja resuelva nuestras angustias, aburrimiento, la falta de sentido de la vida, esperando que llene nuestros huecos. La invitación es a resolver mi propia vida, sin esperar que alguien lo haga por mí y no intentar resolverle la vida al otro.

El mejor, el más preciso y cruel de los espejos, es la relación de pareja; único vínculo donde podrían reflejarse de cerca nuestros peores y mejores aspectos.

Es común que las parejas inviertan mucho tiempo intentando convencer al otro de que hace las cosas mal. Lo más sano es aprender a pactar, en lugar de convertirse en jueces o pretender cambiar al otro.

Dedicarse a mostrarle al otro permanentemente sus errores, dará como resultado que se sienta descalificado, disminuido, que se vaya de tu lado o que se quede para aborrecerte.

Amar es aceptar al otro como es (No quiere decir esto que tenga que vivir para la eternidad con alguien que no me conviene y me agrede, pues cuidar el equilibrio y respeto por mis sentimientos es también una expresión de equilibrio de mi personalidad: No dependo emocionalmente de nadie, pues cuando esto pasa, estamos cediendo el equilibrio de nuestro ser). 

Este es todo un desafío, que empieza por uno mismo. Aceptarnos no quiere decir renunciar a mejorar, se trata de vernos como somos, tener una actitud amorosa, respetuosa y gentil con nosotros mismos, esto es lo que nos ayuda a crecer:  en síntesis, la mejor forma de ser una pareja ideal para otro, es aceptarnos y amarnos a nosotros mismos de manera incondicional, fortaleciendo nuestra autoestima, seguridad en mí mismo y el automerecimiento (me merezco la mejor pareja y no tengo miedo a amar ni a dejar que otros me amen como soy: Puedo ser la mejor expresión amorosa para otro, pero soy también el mejor guardián de mi propia integridad y mi propia felicidad).

La felicidad no está en que otros me amen:  Está en cómo Yo Soy feliz y seguro de mí mismo, con la mejor expresión de amor y respeto por el otro, me ame o no me ame, lo cual no puedo garantizar ni asegurar. Solo puedo velar por mis sentimientos y la propia construcción amorosa del Mí mismo.

 

Para volar y crecer necesitas amarte a ti mismo y eso significa cuidarte en todos los aspectos de la vida, en el área de la salud, la recreación,  en tu relación con ese ser Supremo, inteligencia universal, en las relaciones con tu familia, en el diálogo interior, en ponerle amor a tus sueños para hacerlos realidad, en juzgar menos y amarte más, creando espacios de amor para ti mismo.

 

La pregunta del Coach

¿Cuánto te amas a ti mismo?

¿Quién eres tú?

Recuerda que ningún ser humano es la profesión, el cargo que ocupe o las posesiones materiales, es mucho más que esas cosas externas.

Para empezar a amarte, comienza por mirarte al espejo y decirte a diario, me amo, me acepto y me apruebo. Reconócete y no te eches a menos.   En el universo ninguna persona te define, solo te defines tu mismo, así que en vez de criticarte, amate, se compasivo contigo mismo.

“Coaching Oceano Azul”, un nuevo estilo de vida.

En ti habita  un diamante descúbrelo.

 

Un coach es un entrenador que acompaña a  su coachee o cliente a que descubra  su grandeza.

 

El coaching no es una consultoría, no es psicología,

 

Coaching es un relación que ayuda a las personas a lograr resultados extraordinarios, sus vidas, trabajos, negocios y organizaciones.  A través del coaching los clientes profundizan en sus aprendizajes y mejoran su desempeño y calidad de vida.  

 

¿Estás dispuesto a llevar tu vida a otro nivel?

¿Cómo crear una vida emocionalmente sana a través del sueño?

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Sueños lucidos

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