¿Te insultaron? aprende a responder con glamour emocional
Hay gente que no lanza piedras: lanza palabras. Te insultan, te etiquetan, te buscan la lengua. Y tú… ¿qué haces? ¿Te enganchas? ¿Te defiendes? ¿Te achicas?
La mayoría de las personas no saben cómo reaccionar ante un insulto, grosería o crítica. Casi siempre, se reacciona con otra agresión. La violencia es una emoción aceptada socialmente, eso es preocupante. Por lo que es hora de girar la rueda hacia una comunicación asertiva, es hora de cambiar el tono hacia emociones empáticas que construyan sociedad.
Respira. Hoy te voy a contar cómo responder a los insultos sin rebajarte ni perder tu poder. Porque sí, se puede salir de esas situaciones con la frente en alto, sin gritar… y hasta con estilo.
De hecho, bien lo expresa la sabiduría tolteca de los cuatro acuerdos: No te lo tomes personal, da lo máximo de ti, se impecable con tus palabras y da lo máximo de ti.
Usa la comunicación asertiva con glamour y estilo. Los insultos son reacciones y comportamientos que responden a la autoestima de las personas.
Los insultos no son tuyos: no los recibas
Cuando alguien te lanza un insulto, está hablando desde su herida, no desde la tuya. Eso que escupe no es más que basura emocional sin gestionar. Tú decides si te la tragas o la dejas pasar. Spoiler: déjala pasar.
No es tu carga. No es tu espejo.
No respondas en automático (ni con veneno)
¿Tienes ganas de devolver el puñetazo verbal? Normal. Pero no necesario. Responder desde la herida solo alimenta la pelea y te baja al mismo nivel. No te conviertas en lo que críticas.
Respira. Silencio. Elegancia. O, si te da la gana, un sarcasmo bien colocado, pero nunca desde el rencor.
Te cuento una historia poderosa
Tuve una coachee que se enganchaba emocionalmente con todo, y todos. Cada cosa que le decían, se la tomaba personal. Un comentario de alguien por mínimo que fuera, se lo tomaba personal. Le desmoronaba el día. Vivía creyendo que todos estaban en su contra.
Cuando empezamos su proceso de coaching, se dio cuenta: las palabras que más dolían eran ecos de su propio dolor no resuelto. No era el otro. Era ella cargando con heridas viejas. Lo entendió. Lo trabajó. Se liberó.
Hoy, esa mujer es otra. Camina segura, habla con claridad y no se deja perturbar por la lengua ajena. Sabe quién es. Y eso… no hay insulto que lo tumbe.
Humor, silencio o elegancia: tú eliges
No hay nada más desarmante que alguien que no reacciona con rabia, sino con altura. A veces una sonrisa sarcástica basta. O un simple:«Espero que tu día mejore.»
¡wow’. Victoria por nocaut emocional.
Si el comentario viene de alguien cercano, según estudios de Harvard sobre el manejo de las relaciones e interacciones humanas
“Si un amigo te dice algo hiriente, míralo y pregúntale con calma: ‘¿Estás bien?’”, recomienda0 investigadora del comportamiento humano de la Universidad de Harvard.
Esa pregunta, en tono amable, corta el ciclo del ataque sin agresión. Envía un mensaje claro: no te enfadaste, pero tampoco vas a aplaudir lo que te dijeron. El tono, dicen los expertos, es tan importante como el contenido del mensaje. Usa un tono tranquilo, casi compasivo. Así el otro se confronta consigo mismo, no contigo.
- No todo merece tu energía
Tu atención es sagrada. No la gastes con quien no te aporta. Aprende a decir: “No voy a darme el lujo de discutir contigo.” Porque sí, discutir con ciertas personas es un lujo… que no te puedes permitir.
- Si duele, observa: ahí hay oro
Cuando algo te lastima, míralo. No desde el drama, sino desde la curiosidad. ¿Por qué me mueve tanto esto? ¿Qué parte de mí aún necesita amor, contención o sanación?
Lo que te ofende te enseña. Aprovecha la lección, no te quedes en la herida.
Cierre con poder: No entregues tu trono por un ladrido
Míralo así: tú estás sentada en tu trono, eres la reina o el rey_ Y allá abajo, alguien grita, insulta, muerde el aire. ¿Te bajas a pelear? ¿O te ajustas la corona y sigues adelante?
Elige. Pero si eliges tu paz, tu poder y tu luz… ya ganaste.
Coach: giovannafuentes@yahoo.com
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