Por Fabián Loyato
Fuente: www.eldial.com
Resumen
El presente artículo enfoca el universo de las patentes, pero no como modo de protección de las innovaciones, sino que explora el sinfín de posibilidades que se abren a partir de su uso como fuente de información tecnológica. Para ello, se analiza para qué puede servir este uso, a quienes está dirigido, qué provecho se puede obtener del mismo y cómo podría impactar este uso en las decisiones comerciales de una empresa determinada.
1. Contenido: Introducción – Función primaria del sistema de patentes. 2. Segunda función del sistema de patentes. 3. Uso específico de las patentes como fuente de conocimiento. 4. Información contenida en las patentes: que se puede hacer con ella. 5. Del pasado hacia el futuro. 6. Conclusiones.
1. Introducción – Función primaria del sistema de patentes
Para la mayoría de la gente, las patentes son las chapas que identifican a los automóviles. Para un reducido número de personas, son mucho más que eso. Aunque sus efectos impactan en esa mayoría que conforma la sociedad de consumo, siguen siendo pocos los que saben de qué se trata.
El Sistema de Patentes existe en la mayoría de los países del mundo desde hace más de 100 años. De hecho, nuestro país fue uno de los primeros en Latinoamérica en contar con una Ley de Patentes (Ley 111, sancionada durante el gobierno de Bartolomé Mitre en 1864, vigente por más de 130 años hasta la sanción de la actual Ley de Patentes 24.481, reglamentada en 1996).
Una buena definición para entender qué es una patente es aquella que reza que se trata de un documento técnico-jurídico que otorga derechos de alcance nacional. Otros prefieren definirla como la concesión de un “monopolio” limitado sobre una invención por parte de las autoridades de un país. Yo prefiero no hablar de monopolio, sino de derechos exclusivos territoriales, que como indica su nombre, “excluyen” a terceros que pretendan explotar el producto o servicio protegido, pero sin poder prohibir que otros terceros mejoren ese producto o servicio y que luego puedan patentar esas mejoras.
De una forma u otra, las patentes en general conceden a su titular el derecho exclusivo de controlar quién fabrica, usa, vende, comercializa o importa un producto o tecnologías protegidas por las mismas, durante su período de vigencia en el país en donde se solicitó el derecho (en Argentina, 20 años contados a partir de la fecha de presentación).Para ello, el solicitante debe someterse a un proceso de tramitación de la solicitud de patente ante la Oficina de Patentes local, en nuestro caso el INPI (Instituto Nacional de la Propiedad Industrial), cuyas autoridades determinarán finalmente si la invención cumple con los requisitos de patentabilidad previstos por la Ley y si no cae dentro de las exclusiones de patentabilidad allí consignadas. En función de lo antedicho, concederán o denegarán el derecho exclusivo solicitado. El proceso de tramitación incluye la búsqueda de antecedentes relevantes, por parte del examinador de patentes actuante.
Visto de otro modo, la patente es un bien, como podría serlo un automóvil o una propiedad inmueble. Como todo tipo de bienes, la Patente de Invención es un bien que puede generar ingresos y por esa razón son considerados activos. En este caso, activos intangibles.
La existencia de estos activos intangibles es la razón de ser del Sistema de Patentes, entre cuyos fundamentos más importantes podemos citar el hecho de crear incentivos para los esfuerzos creativos de la mente, mediante la protección otorgada; proporcionar reconocimiento oficial a los inventores; facilitar el crecimiento de la industria, comercio y cultura de una nación y crear archivos de información tecnológica para la difusión del conocimiento, entre otras razones.
Como ya se mencionó, de la implementación del Sistema de Patentes resulta entonces que los generadores de conocimiento pueden adquirir derechos como resultado de su creación y que por consiguiente, esos derechos concedidos por una patente podrían ser objeto de una cesión o licencia a terceros.
Básicamente, intervienen en este Sistema tres actores principales, quienes interactúan entre sí retroalimentándose en forma permanente. El Estado, quien regula la actividad mediante una Ley de Patentes, el Inventor, quien recibe un derecho exclusivo a cambio de la divulgación de la invención y la Sociedad, que ve mejorada su condición de vida a través de las nuevas tecnologíasy que accede al conocimiento publicado, lo que servirá de base para nuevos desarrollos. Esto último es así, dado que la gran mayoría de los regímenes de patentes vigentes en el mundo, prevén en un lapso determinado la publicación de la solicitud en el boletín de Patentes de la Oficina correspondiente, lo que en los últimos años se ha implementado on line a través de Internet.
La puesta a disposición del público del conocimiento que emana de un documento de patente es uno de los puntos culminantes del Sistema, al comenzar a cumplirse en ese momento el pacto “tácito” entre el Inventor y Estado, quien publica la invención a través de las Oficinas de Patentes, revelando el conocimiento que surge de la invención, para luego conceder al Inventor los derechos exclusivos solicitados (siempre y cuando se cumplan con los requisitos de patentabilidad y no caiga la invención en las exclusiones establecidos por la Ley).
2. Segunda función del sistema de patentes
Ya hemos definido a las patentes como documentos técnico-jurídicos que otorgan derechos exclusivos a nivel territorial. Sin embargo, podría decirse que ésta no es la única función del sistema. Podríamos denominar a esta función primaria como de carácter “jurídico”; sin embargo, existe una segunda y no menos importante razón de ser del Sistema de Patentes, y es la función de informar, de dar a conocer las nuevas tecnologías.
Dado que se trata de derechos territoriales, es lógico pensar que una firma multinacional que tenga intereses comerciales en varias decenas de países, se vea en la necesidad de proteger sus invenciones en cada uno de ellos para poder obtener una protección completa y eficiente. Pasado un lapso determinado, si así no lo hiciera, sería lícito para cualquier empresa competidora o pequeñas firmas locales, copiar la invención y reproducirla con fines comerciales sin tener que pagar un centavo de regalías al titular de la patente extranjera que no la hubiera solicitado en sus respectivos países.
Esto es así debido al carácter territorial de los derechos exclusivos. Estos son válidos únicamente en los países en donde se ha solicitado el derecho y no en los restantes. Resultaría ilógico pensar que si una empresa ha requerido por ejemplo, derechos exclusivos en México, Uruguay y Argentina a través de la presentación de sendas solicitudes de patente, pretenda luego exigir exclusión a terceros en Chile, Colombia y Perú, países en donde no se ha solicitado dicha protección.
El hecho de que una patente confiera a un inventor cierto derecho exclusivo sobre una invención determinada, limitando así las posibilidades de acceso a esta tecnología especial por parte de otras empresas, se “compensa” mediante la información sobre la nueva tecnología que el inventor debe suministrar al público. Teniendo en cuenta que las patentes ofrecen protección de carácter territorial sólo en la jurisdicción en la que se han concedido, es importante destacar que los mismos, al contener información universal, son un medio de divulgación que pueden consultar todas las personas y organizaciones a nivel mundial para adquirir conocimientos relativos a avances técnicos sobre un campo determinado.
Podemos asegurar entonces, que esta segunda función del sistema de Patentes no solamente es un actor fundamental en el desarrollo continuo de la tecnología, sino que también es de creciente importancia para las oficinas de propiedad industrial. Es más, partiendo de la base que los documentos de patente describen conocimientos científicos y técnicos, así como también detalles prácticos y funcionales de procesos y aparatos, y entendiendo las razones que justifican la publicación de los mismos, es que podremos comprender cabalmente el trascendente valor tecnológico de los documentos de patente y cuál es su función en el desarrollo económico y tecnológico de un país.
Los inventores son aquellos que desarrollan las invenciones que luego serán patentadas. La percepción sobre los inventores que tienen las personas ajenas al mundo de la Propiedad Industrial, y quizás Usted mismo antes de adentrarse en estos terrenos, es la del estereotipo que nos presentan las películas: individuos excéntricos, con alto grado de alienación y poco contacto con la sociedad, sumidos en su excluyente labor científica. La realidad nos indica que pocas veces una percepción social ha sido tan errónea como la antedicha, puesto que los inventores que han desarrollado la tecnología que consumimos cotidianamente sin darnos cuenta, tal como la que estamos utilizando en este mismo instante a los efectos de leer esta publicación on line, son personas con un alto grado de conocimiento sobre un campo técnico específico y que generalmente, trabajan para empresas multinacionales o locales que los contratan para el desarrollo de nuevas tecnologías.
Esto no sería posible sin la publicación de las solicitudes de patente, dado que lo primero que hace un grupo de inventores que tienen como meta desarrollar un producto específico, es abrevar en las patentes como fuente de información tecnológica. Para ello utilizan los bancos de datos de patentes disponibles, sean públicos o privados, los que hasta la fecha albergan más de 90 millones de documentos.
Una vez que se ha encontrado cuál es el estado de la técnica más próximo del producto a desarrollar, los inventores analizarán las características de las invenciones que lo integran a los efectos de determinar el punto exacto hasta donde ha avanzado la tecnología pertinente. Como decía alguien que sabía un poco sobre patentes e invenciones, Thomas Alva Edison: “Yo empiezo donde se quedó el último.¨
En la práctica, esta afirmación significa que detectarán las limitaciones, falencias o problemas de la técnica que aún no han sido resueltos por la tecnología más reciente. A partir de ese punto específico, los inventores avanzarán incorporando nuevas mejoras tendientes a resolver estos problemas, agregando así un nuevo grano de arena en el desarrollo científico.
Con esta premisa, podríamos afirmar que cada publicación de un documento de patente podría constituir virtualmente la base de innovaciones técnicas de otros inventores por venir, ya que sin la publicación de las solicitudes de patente, los inventores y el público en general no tendrían ninguna posibilidad de conseguir información sobre los nuevos avances tecnológicos.
Los países desarrollados, generadores de la tecnología que luego consumirán tanto ellos como el resto de los países del mundo (los que deberán pagarán los respectivos royalties a los propietarios de los derechos exclusivos) entienden que la información al público es una de las principales tareas que debe desempeñar una oficina de propiedad industrial. Como muestra, basta esta experiencia personal: En 2001 tuve el privilegio de asistir a un curso de entrenamiento para técnicos Sudamericanos en la CIPO (Oficina de Patentes de Canadá) que me marcaría para siempre, en la que brindó una exposición el Sr. William MacDougall, jefe del Dpto. de Información Tecnológica Canadiense por muchos años. El experto nos contó que hacía unos pocos años, el Dpto. a su cargo recaudaba unos 3 millones de dólares anuales en concepto de expedición de copias en papel de documentos de patente. El procedimiento era el siguiente: la oficina disponía de dos bases de datos de documentos de patente; una muy básica y pública accesible desde Internet y la segunda muy completa, pero solo accesible desde la CIPO, de modo que los técnicos que deseaban utilizarla debían trasladarse hasta la Oficina de Patentes y realizar allí mismo la búsqueda en una serie de PCs que tenían conectadas en línea a la base de datos principal. El usuario, luego de horas de trabajo realizando búsquedas de patentes, imprimía los documentos relevantes que encontraba y abonaba luego 15 centavos por cada página impresa. Ese servicio recaudaba 3 millones de dólares anuales y representaba un ingreso nada desdeñable para la CIPO.
El Sr. MacDougall nos contó entonces los logros de su gestión: luego de mucho trabajo y esfuerzo, habían logrado fusionar ambas bases de datos en una sola y poderosa base, la que estaba disponible en Internet en forma gratuita, eliminando el viejo servicio pago de búsqueda e impresión de documentos in situ. El Sr. MacDougall terminó de decir esto y se quedó callado, como esperando alguna pregunta. Mis compañeros se miraron entre ellos, pero nadie emitió sonido alguno. Yo trabajaba por aquél entonces en el INPI, donde los brutales recortes presupuestarios hacían que a veces no hubiera ni papel para sacar fotocopias o imprimir los exámenes de solicitudes de patente (recordemos, estamos hablando del año 2001), cuando no pude evitarlo y levanté la mano para preguntarle al expositor donde estaba el negocio, si se perdían 3 millones de dólares anuales a causa de los cambios introducidos por su gestión. Ese fue el término que utilicé, negocio. El Sr. MacDougall me miró fijo, se acercó hasta mí y señalándome con su dedo índice me interpeló: ¨¿Sabe Ud. donde está el negocio? El negocio está en que a partir de ahora la información de patentes está disponible en forma gratuita para todos los inventores, abogados, empresarios, científicos, técnicos en patentes, estudiantes y profesionales de Canadá. Eso contribuirá sin dudas a que el conocimiento se incremente en nuestro país y que por ende pueda haber más investigación y desarrollo, que seguramente se traducirá en más patentes presentadas por solicitantes locales que podrán expandir nuestra industria exportando sus productos patentados, favoreciendo así no solo al crecimiento del país sino también al Sistema de Propiedad Intelectual en su conjunto. Nuestra misión no es recaudar dinero, para eso están los impuestos que todos pagamos. Nuestra misión es diseminar la información de patentes en la sociedad¨.
El Sr. MacDougall bajó su dedo inquisitorio y todas las miradas esta vez se posaron sobre mí. No abundaré en detalle sobre los comentarios posteriores de mis colegas sudamericanos sobre mi poco feliz intervención. Se los podrán imaginar. Lo importante es que el mensaje fue muy claro y caló hondo en mí. Creo que el Sr. MacDougall hoy se sentiría feliz de saber que aquel joven reprendido está escribiendo este artículo y enseña su materia en diferentes maestrías de PI en Argentina y países vecinos.
Lo que hizo Canadá ya lo habían hecho los países líderes primero y muchos otros lo hicieron después en mayor o menor medida. Lo que surge claramente entonces es que en los últimos 10 o 15 años se ha producido este cambio de paradigma, no solo porque las principales oficinas de propiedad industrial se replantearon su rol y comenzaron a tener una participación muy activa en la difusión del conocimiento, sino que además han tenido que destinar grandes recursos a esta tarea de divulgación a través de sus bases de datos en virtud del exponencial crecimiento de las publicaciones de patentes. Se calcula que se agregan cerca de 2 millones de publicaciones de patentes por año. Pensemos, por ejemplo, que un solo país, como China, duplicó sus publicaciones en apenas dos años, pasando a publicar más de 650.000 solicitudes solo en 2012. Y la tendencia sigue en crecimiento. Esta segunda función entonces, ha pasado a tener hoy igual importancia que la tarea de concesión de patentes, marcas y modelos industriales.
Las referidas bases de datos electrónicas, muchas de ellas gratuitas, conforman sistemas de información de primer nivel que evolucionan y se mejoran en forma permanente, a través de las cuales se pueden monitorear tendencias, capturar información técnica, iniciar una transferencia de tecnología, obtener datos de inventores o titulares de patentes para obtener una licencia, trazar estadísticas y conocer hacia qué dirección apunta el avance de la tecnología en un campo técnico específico, entre muchos otros usos.
No dejemos de pensar que sin lugar a dudas, el conocimiento es actualmente uno de los principales productos de las economías nacionales. Si tenemos en cuenta que durante la primera mitad del siglo XX, dos tercios de los productos que se comercializaban a nivel mundial eran commodities y solo el tercio restante correspondía a productos manufacturados, y que en la actualidad esa proporción se ha invertido, constituyendo los productos tecnológicos derivados del conocimiento dos tercios del comercio global, llegaremos a concluir que la afirmación anterior no resulta exagerada. Esto quizás pueda explicar el lugar que ocupa nuestro país en el contexto mundial del comercio, donde en 100 años no nos hemos movido de nuestra posición de exportador de granos, en contraposición a otras naciones, como Finlandia, por ejemplo, que supo entender el cambio de paradigma y se posicionó en el mapa de la innovación de la mano de Nokia, empresa que a principios de siglo XX comercializaba papel y caucho, para pasar a producir cables y finalmente a liderar el mercado de la telefonía móvil en los años ’90 y a principios del corriente siglo. Al momento de escribir este artículo, Nokia estaba siendo adquirida por Microsoft.
Si entonces el conocimiento de una nación es fundamental para su desarrollo, no será menos importante el uso que haga de los medios que proveen y potencian día a día tal conocimiento.
3. Uso específico de las patentes como fuente de conocimiento
Si tenemos en cuenta que dado el requisito de novedad absoluta, vigente en la mayoría de legislaciones de patentes del mundo, una invención no debe ser conocida previamente si se desea protegerla a través del sistema de patentes, concluiremos entonces que sería deseable para los inventores conocer a la perfección el estado de la técnica del campo en el que se están moviendo.
Suena lógico, pero muchas veces por desconocimiento, los grupos de investigación y desarrollo no consultan las bases de datos de patentes.
Cuando no hay información sobre el estado de la técnica, el riesgo de que se desarrolle el mismo producto por segunda vez es muy grande. Según un estudio realizado por la Oficina de Patentes de Gran Bretaña, se malgastan por año en todo el mundo 20 mil millones de dólares reinventando cosas que ya existen. Esto constituye casi un pecado mortal en Argentina, donde las pymes innovadoras, jóvenes empresarios e inventores particulares deben sortear obstáculos presupuestarios, financieros, impositivos y gremiales, entre muchos otros, para poder lograr desarrollar la innovación. Sin embargo, la falta de difusión es tal, que la gran mayoría se lanza a solucionar un problema técnico contratando profesionales, gastando dinero en matrices y en experimentación, sin siquiera detenerse a pensar si no podría existir la posibilidad de que alguien ya lo haya hecho antes. Si ese alguien existe y además tiene la patente en vigencia, entonces habrá una infracción, lo que podría derivar en una acción judicial por parte del titular del derecho, con las graves consecuencias que esto podría acarrear para el inventor desprevenido. Si por el contrario, no hay una patente en vigencia en el país pero la invención ya existe y el problema técnico ya está resuelto en el estado de la técnica, habrán perdido dinero igual reinventando algo que ya se conoce y cuyo contenido y enseñanzas están disponibles gratis en la web. Eso es asi porque la supuesta innovación ya era conocida, al haber sido divulgada por una publicación de patente solicitada en algún otro país por quien fue el primer inventor en desarrollar dicha innovación.
La gente se sorprende ante las malas noticias que a veces me toca transmitir, ya que están convencidos que el producto “no existe, no lo vi en ningún lado”. Sus testimonios son honestos, claro. El problema es que solo han mirado en el mercado que ellos bien dominan, es decir, en los productos que están disponibles en el rubro al que se dedican, pero jamás pensaron en consultar una base de datos de patentes mundial. Es lógico pensar que, frente a un mismo problema técnico a resolver, diferentes personas en el mundo lleguen a la misma solución o al menos a soluciones similares o equivalentes. El que se queda con la protección que otorga la patente es el primero que la solicita. Esto se conoce mundialmente como el principio de “first to file”.
Otra lamentable situación que veo en forma cotidiana en mi quehacer profesional se da cuando el inventor realmente había desarrollado una invención patentable y él mismo la echa a perder al darla a conocer. Numerosos clientes se acercan a hacer consultas sobre cómo proteger sus “innovaciones” solo cuando detectan que terceros los están copiando. Para ese momento, tardío por cierto, ya han transitado todo el proceso de investigación y desarrollo, el producto está terminado y comercializándose hace meses o incluso años, lo que destruye la novedad de una posible solicitud de patente de invención que podrían haber presentado en su debido momento (antes de poner el producto en el mercado).
Surge entonces que una tarea especial de las oficinas nacionales encargadas del examen de las patentes sería prestar asistencia a las pequeñas y medianas empresas y eliminar este obstáculo a la innovación, difundiendo el uso de las patentes como fuente de conocimiento y sensibilizando a la sociedad acerca de las ventajas de esta herramienta. Por consiguiente, los servicios de información altamente calificados de las oficinas nacionales de propiedad industrial son de gran importancia, sobre todo en los países dominados por las pequeñas y medianas empresas.
El Ing. Guillermo Vispo, de amplia experiencia en el INPI, dirige el Departamento de Información Tecnológica de la citada institución. Consultado acerca del uso que la sociedad hace del servicio que se ofrece, entiende que “en los últimos años se ha dado un fenómeno particular en lo que respecta a las búsquedas de patentes solicitadas. Si bien la cantidad de pedidos se ha mantenido estable, lo que ha variado significativamente es laparticularidad de las búsquedas requeridas. Hasta hace unos años, la mayoría de las consultas referían a cuestiones puntuales de trámite, de titularidad o vigencia de tal o cuál patente, cantidad de patentes de una empresa determinada, encontrar en nuestro país una patente equivalente a otra extranjera, etc. En cambio ahora la mayor parte de las búsquedas solicitadas al Departamento de Información Tecnológica son temáticas, de factura más compleja y que requieren un mayor grado de conocimiento y manejo de las bases de datos para arribar a los resultados deseados.Nuestro desafío en este momento es ofrecer un servicio con valor agregado, como por ejemplo minería de datos o publicaciones específicas”.
El comentario del Ing. Vispo debe interpretarse a la luz de un hecho no menor: a medida que la base de datos electrónica del INPI se hizo pública y cada vez más accesible a los usuarios en los últimos años, estos comenzaron gradualmente a desarrollar habilidades de manejo y de búsquedas de datos que podían obtener por ellos mismos on line, dejando solamente en manos del INPI aquellas búsquedas complejas que solo personal altamente capacitado en esta técnica podría realizar.
Todo parece indicar que mi amigo, el Sr. MacDougall, estaba en lo correcto. Aunque no era el único predicador del buen uso de las patentes como fuente de conocimiento.
Una verdadera estrella en el firmamento de la Información Tecnológica es el Ing. José Luis Herce Vigil. De origen mexicano, el Ing. Vigil pasó 25 años de su vida recorriendo el mundo entero como especialista de información en materia de patentes de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), dictando cursos, seminarios y talleres en más de 95 países, en 6 idiomas distintos. En varias de esas ocasiones, le escuché decir al Ing. Herce Vigil que “hay disponibles 90 millones de patentes en las bases públicas y hoy con una computadora con acceso a Internet una persona puede obtener un conocimiento que por su costo le sería imposible asumir”. Por esta razón, concluye que “La información contenida en las patentes es más importante que las patentes mismas”. ¿Porqué dice esto el Ing. Herce Vigil?
4. Información contenida en las patentes: qué se puede hacer con ella
Dado que la información técnica contenida en los documentos de patente es pública, sus enseñanzas pueden usarse libremente en tareas de investigación y desarrollo. Más aún, si una invención no está patentada en el país del usuario (lo cuál sería muy probable, dado que las estadísticas muestran que sólo una pequeña proporción de las invenciones está protegida en la mayoría de los países en desarrollo), dicha invención podría comercializarse en dicho país sin tener que pagar regalías o establecer licencias con el inventor real extranjero, siempre que los resultados de dicha utilización industrial no vayan a exportarse a un país en donde la invención esté protegida por una patente. Recordemos siempre la validez territorial de las patentes.
Una estadística de la OMPI dice que el 80% del conocimiento universal está contenido en los documentos de patente, afirmación que constituye una muy buena razón para consultarlos. Esto se desprende no solamente del gran número de patentes, sino del hecho de que abarcan todos los sectores de la tecnología, sencillos o complejos, desde un clip para sujetar papeles hasta una usina termonuclear.
La OMPI afirma, a través de sus publicaciones sobre Información Tecnológica, que “los documentos de patente suelen contener información que no se divulga en otro tipo de bibliografía. Por ello, no es acertado creer que la información contenida en los documentos de patente le llegará a uno por otros conductos. Una investigación llevada a cabo por la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos de América indica que no menos de un 70% de la tecnología divulgada en los documentos de patente de los Estados Unidos de América desde 1967 hasta 1972 no ha aparecido en bibliografía distinta de la de patentes.”
No puedo más que coincidir absolutamente con esta posición. Más aún, la información de patentes que llega al gran público a través de los periódicos o multimedios en Argentina, a menudo es incorrecta y tiende a confundir, por propio desconocimiento del periodismo, las distintas formas de protección legal del sistema de la PI, como patentes, marcas o derechos de autor. Vale este ejemplo, aparecido en numerosos periódicos de todo el mundo, luego de la disputa de la final del campeonato mundial de fútbol en Alemania 2006, en donde se confunde groseramente las patentes con los derechos de autor.
Otro artículo más reciente, publicado el 27 de abril de este año en el Suplemento iECO del diario Clarín, titulado “Las grandes maniobras de la industria farmacéutica”, hablaba erróneamente sobre “la expiración de numerosas marcas que caen en el dominio público”, cuando en realidad se refería a patentes próximas a expirar, permitiendo a otros laboratorios comercializar libremente las drogas como medicamentos genéricos.
Al contrario de esta clase de artículos que desinforman, los documentos de patente divulgan la información tecnológica al describir las invenciones conforme a los requisitos de la legislación sobre patentes aplicable a cada país, indicando la novedad de lo propuesto en contraposición al estado de la técnica más próximo. Así, estos documentos son fuentes de información no solamente sobre lo nuevo (la invención que se pretende patentar), sino también sobre lo que ya se conoce (el estado de la técnica, invenciones anteriores).
Los documentos de patente en general tienen una estructura bastante uniforme. A través de los años se han tratado de armonizar las publicaciones de los distintos países mediante la aplicación de ciertas normas y el uso de códigos de aceptación universal. Esto le permite a una persona habituada a consultar documentos de patentes comprender y recabar datos precisos como fechas o nombres, aún sin entender el idioma de publicación del documento que está viendo. En definitiva, esta estructura uniforme de los documentos de patente hace que su lectura resulte más sencilla, una vez que uno se familiariza con la forma en que se presenta la información.
Veamos a continuación una primera página típica de una publicación de solicitud de patente.
Esta es una publicación de solicitud de patente estadounidense, de las muchas que tiene Apple, con Steve Jobs como inventor. Es la publicación de la solicitud en trámite, antes de que fuera concedida la patente.
Si tuviéramos que clasificar los distintos tipos de información que surgen de los documentos de patente como el que se muestra, podríamos enumerar los siguientes como los principales:
Información técnica: surge de la descripción y los dibujos de la invención. A partir de la misma, se logra comprender como funciona una invención, qué partes la componen y cómo se interrelacionan para conformar un objeto de invención novedoso e inventivo;
Información jurídica: surge de las reivindicaciones, las que delimitan el alcance de la patente; es decir, hasta dónde llega el derecho exclusivo vigente. Otra información muy valiosa es la situación jurídica de una patente: si está vigente, cuándo expira, si ha sido abandonada, si está en instancias de un proceso de apelación, etc.;
Información comercial: nombre y dirección del inventor, datos la empresa solicitante, la fecha de presentación de la solicitud, la fecha en que se publicó, el país de origen de la prioridad, número y fecha de presentación de dicha prioridad, etc. Tomemos como ejemplo que, como parte de un plan estratégico, una gran empresa de alta tecnología está evaluando adquirir una pequeña empresa de la especialidad, basada en la gran cantidad de patentes que ha presentado en un corto lapso. Consultando quienes han sido los inventores de esas patentes, se puede saber si esos profesionales aún siguen trabajando para la empresa o no. Pensemos que en una sociedad del conocimiento como en la que estamos viviendo, el valor de la pequeña empresa como generadora de investigación y desarrollo (I+D), podría cambiar dramáticamente si resultara que las personas que han producido esas patentes ya no trabajaran más en la misma y se hubieran pasado a otra firma de la competencia.
Podemos agregar además, que toda esta información, especialmente la bibliográfica, se presenta acompañada por una serie de códigos de convención universal, que ayudan a comprender mejor estas publicaciones. Algunos de estos códigos son los símbolos de clasificación internacional de patentes (CIP) (mantienen los archivos de búsqueda organizados y normalizados para todo el mundo, de acuerdo con el campo de la tecnología a que se refiere su contenido); códigos de tipo de documento (distinguen los distintos tipos de publicación); códigos de países (dos letras correspondientes a cada país) y códigos INID (“Identificación numérica internacionalmente acordada en materia de datos bibliográficos”) (dos números que identifican los distintos elementos de los datos bibliográficos), entre otros.
Estos códigos son particularmente útiles cuando el usuario consulta una publicación de patente en un idioma que no domina. Conociendo los códigos principales, el usuario podría diferenciar datos de fechas, tales como fecha de prioridad, fecha de presentación y fecha de publicación, sin temor a cometer errores.
En cuanto a qué se puede hacer con esta información y para qué podría servir, la lista sugerida por la OMPI en sus publicaciones es larga, pero podríamos resumirla como sigue:
. Para conocer sobre los eventuales derechos de propiedad industrial en el país (validez, titularidad, etc.), particularmente para evitar las infracciones a un derecho en vigencia;
· Para tener conocimientos sobre el estado de la técnica en una tecnología específica a fin de estar al tanto de los últimos adelantos tecnológicos, evitando así la duplicación inútil de iniciativas de investigación y desarrollo;
· Para evaluar los requisitos de patentabilidad de las propias invenciones con el fin de solicitar un derecho de propiedad industrial a nivel nacional o internacional;
· Para evaluar una tecnología específica e identificar a los posibles licenciantes;
· En el mismo sentido que el punto anterior, orientar adecuadamente las decisiones de explotación: concesión de licencias, alianzas tecnológicas, fusiones y adquisiciones;
· Al contrario de los dos puntos anteriores, explotar la tecnología de solicitudes de patentes que no hayan sido concedidas y de patentes que no sean válidas en determinados países o que ya no estén vigentes;
· Para identificar tecnologías alternativas y sus fuentes (países, empresas, inventores);
· Para mejorar un producto o procedimiento existente o desarrollar nuevos productos o procedimientos;
· Para solucionar un problema técnico específico;
· Para evaluar un enfoque técnico determinado a fin de saber si éste ya ha sido probado anteriormente y si vale la pena seguir aplicándolo o si va a dar lugar a una duplicación inútil del esfuerzo de investigación;
· Para vigilar las actividades de los competidores tanto en el país propio como en el extranjero. A esto se le llama Vigilancia Tecnológica;
· Para determinar las principales tendencias en determinados campos técnicos de interés público, por ejemplo, aquellos que guardan relación con la salud o el medio ambiente. A partir de estos datos, un gobierno determinado podría sustentar la planificación de políticas.
Surge de este listado resumido, que la información de patentes es un recurso importantísimo, no solo para los investigadores e inventores, sino también para los científicos y emprendedores, para las empresas y los profesionales del ámbito de las patentes donde sea que desarrollen su actividad, sea en compañías multinacionales, pymes, instituciones de investigación y desarrollo, instituciones gubernamentales, universidades, bibliotecas virtuales, estudios jurídicos especialistas en PI, etc.
Un aspecto que no mencioné en el listado y que no suele tenerse muy en cuenta es el costado histórico de las patentes. No solo se puede trazar una clara línea temporal para estudiar la evolución de una tecnología específica a través de las publicaciones de patentes, sino que también es posible entender cuáles eran las necesidades de la sociedad en una determinada época. Por ejemplo, la patente Argentina n° 99, otorgada en 1873 a Louis Vignan, protege un “ómnibus ametrallador”. La invención en realidad podría haberse llamado “máquina mata-indios”, ya que de eso se trata. El inventor revela la estructura de una carroza de la época pero blindada, a la que se le ha montado en su techo un trípode, sobre el cual se dispone una ametralladora capaz de girar 360°, disparando metralla en forma continua sobre un posible malón agresor. Al momento de describir el problema técnico a resolver y la novedosa solución adoptada, el Sr. Vignan especifica que “las expediciones militares y científicas al desierto, tendrán en mi invento el más poderoso auxiliar y el problema de la defensa de nuestras dilatadas fronteras queda con él sumamente simplificado y casi me atrevo a decir, resuelto”. Por las dudas, el inventor prevé en el “carruage” blindado, un compartimiento con capacidad para seis camas para “heridos o enfermos”. Notable.
Documentos históricos de este tipo se encuentran en el INPI a disposición de quien quiera consultarlos. Se puede encontrar inclusive manuscritos originales con la firma de Sarmiento como presidente de la Nación otorgando el derecho exclusivo al solicitante, Nicolás Avellaneda y Carlos Pellegrini como subsecretario de Hacienda, todos juntos en una misma página de la patente 36, de mayo de 1870. O los dibujos originales de la lamparita eléctrica con la firma de puño y letra de Edison en la patente 290, datada en 1892.
Difícilmente puedan hallarse en otros ámbitos documentos históricos tan valiosos como los citados.
Patente AR n° 36 (1870) Patente AR n° 290 (1892)
5. Del pasado hacia el futuro
En lo que respecta al futuro próximo de las patentes como fuente de información tecnológica, los que trabajamos diariamente en este campo vemos que por un lado, la masificación de la información y la proliferación de diferentes bases de datos públicas accesibles por Internet han facilitado el acceso a los documentos. Pero por otra parte, la explosión industrial de los países asiáticos, reflejada en la enorme cantidad de solicitudes de patentes presentadas y publicadas año tras año en forma creciente, podría redundar en un exceso de información técnica que sature los sistemas de documentos, donde se tornaría cada vez más engorroso realizar una búsqueda de antecedentes y obtener los resultados deseados en un tiempo razonable.
El Ing. Pablo Paz es uno de los expertos más prominentes con que cuenta nuestro país en la materia que nos ocupa. Con más de dos décadas de experiencia y actualmente colaborando con OMPI en la formación de técnicos de patentes de países en desarrollo, el Ing. Paz opina que “la incorporación a las bases de datos de más de 2 millones de documentos de patentes al año, ya pronto a alcanzar los 100 millones, el fuerte incremento anual de patentes de origen chino, y el desarrollo de economías asiáticas (70% de la información tecnológica relevante proviene hoy de países asiáticos), producirá una problemática particular en las oficinas occidentales de patentes al momento de evaluar la patentabilidad de invenciones, como así también de las empresas que previo al lanzamiento de un producto consultan derechos de terceros a fin de evitar conflictos futuros. Dicha problemática estará relacionada con la recuperación de documentación relevante, dado el idioma y con la cantidad de patentes a evaluar. Una importante solución al problema de búsquedas en documentos asiáticos, parcialmente resuelto con motores automáticos de traducción al inglés y aún de baja calidad, es la herramienta CLIR de la base Patentscope de OMPI, la cual permite realizar búsquedas en el propio documento original asiático (chino, japonés, coreano, ruso, entre otros). Sin duda herramientas como CLIR serán a futuro, el motor de obtención de información relevante. Otra mejora de procesos que se observa a futuro, es del tipo de la herramienta “Prior Art Finder” del buscador Google Patents, en donde un software trabaja con las palabras contenidas en un documento de interés, su frecuencia de uso, con proximidades entre palabras, y a partir de dicho análisis busca documentos de patentes, científicos, libros, y web que se relacionan con el mismo. Estamos aquí observando un proceso de búsqueda totalmente automatizado, en donde solo ingresando una descripción de la invención, se entregan en forma casi instantánea, documentos relevantes a esta y sin limitación en cuanto a idiomas ni cantidad de documentos analizados.“
6. Conclusiones
Más allá de los desafíos tecnológicos que se puedan plantear en un futuro cercano con relación a una posible superpoblación de patentes en Internet, lo que surge claramente es que el Sistema de Patentes a nivel mundial seguirá creciendo y teniendo cada vez más llegada a la sociedad. Los países ricos son aquellos que han sabido aprovechar las ventajas del Sistema y las han utilizado a su provecho.
En nuestro país, a pesar del avance del conocimiento y la posibilidad, gracias a las nuevas tecnologías, de acceder al mismo en forma inmediata, el uso de las patentes como fuente de información relevante para la competitividad de las organizaciones argentinas, públicas o privadas, sigue siendo por demás insuficiente, por lo que entiendo que debería difundirse mucho más. Estoy seguro que Argentina tendría que seguir las enseñanzas del Sr. MacDougall y redoblar sus esfuerzos tendientes a diseminar la información de patentes para su uso por parte de nuestra riquísima variedad de científicos, investigadores, universitarios y profesionales todas las ramas, que han demostrado su alto grado de capacitación aquí y en cualquier parte del mundo donde les toca actuar. Leo en los diarios noticias muy habituales sobre argentinos involucrados o directamente liderando grandes descubrimientos o avances en campos técnicos tan variados como la física, geología, electrónica, paleontología, medicina y biología, entre tantos otros. Será cuestión de acercarlos un poco más al universo de las patentes y sensibilizarlos acerca de sus múltiples usos y ventajas. Por ahí está el negocio.
Bibliografía consultada
MacDougall, William. Survey of international best practices in intellectual property information dissemination. World Patent Information, 25(1) 2003, 11-17.http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0172219002000844 (solo resumen).
Herce Vigil, José Luis. La documentación de patentes como fuente de información tecnológica. En Métodos modernos de información de patentes y cooperación regional. 1992. [sl]: OMPI. [16 p
Paz, Pablo. Las pymes y la Propiedad Industrial. Centro de Investigación, Desarrollo, Innovación y Diseño en Ingeniería (CIDIDI). http://laboratorios.fi.uba.ar/cididi/webcididi/notastecnicas_pdf/Pymes_y…
Paz, Pablo. Vigilancia Tecnológica al alcance de toda pyme. Revista Nueva Feria Argentina. 2012 http://laboratorios.fi.uba.ar/cididi/webcididi/notastecnicas_pdf/feria.pdf
Enríquez, Juan. Conferencia“Los imperios del futuro serán los imperios de la mente”, Centro de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller. Universidad de HARVARD. Octubre 2002.
Algunas bases de datos públicas
INPI: https://portaltramites.inpi.gob.ar/Docs/index/IndexPatentes.asp
ESP@CENET: http://ep.espacenet.com
INVENES: http://invenes.oepm.es
LATIPAT: http://lp.espacenet.com
PATENTSCOPE: http://www.wipo.int/pctdb/en/search-adv.jsp
USPTO – Oficina de patentes de Estados Unidos: http://patft.uspto.gov/
GOOGLE PATENTS: http://www.google.com/patents
Links de interés
Guía de Oficinas de Propiedad Industrial: http://www.wipo.int/directory/es/urls.jsp
Lista incompleta de bases de datos de patentes: http://www.wipo.int/patentscope/es/search/national_databases.html
Lista completa de códigos de países: http://www.wipo.int/standards/es/pdf/03-03-01.pdf#codes
Lista completa de códigos INID: http://www.wipo.int/standards/es/pdf/03-09-01.pdf#INID
Clasificación Internacional de Patentes (IPC): http://www.wipo.int/classifications/ipc/es/
Referencias del autor: Es Arquitecto y nació en Buenos Aires, Argentina. Se inició en la Propiedad Industrial como examinador de patentes en el INPI a comienzos de 1993. Ha brindado numerosos cursos, conferencias y talleres relacionados con patentes y modelos industriales en Universidades e Instituciones Públicas y privadas de Buenos Aires, Mendoza, Ushuaia, Uruguay y Paraguay. Es profesor de la Maestría en Propiedad Intelectual de la Universidad Austral desde 2008 y en la Maestría en Gestión de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación de la Universidad de Gral. Sarmiento desde 2005. Forma parte del staff de Obligado & Cía. como técnico en patentes desde 2003.
Citar: elDial DC1CFF
Publicado el: 24/06/2014
copyright © 2012 editorial albrematica – Tucumán 1440 (1050) – Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina www.eldial.com
Comentarios