Se inició el segundo periodo de Santos y sin duda los retos a que se enfrenta son de gran calado. Pese a que en las pasadas elecciones, en medio de una contienda que sacó a flote la polarización ideológica y política del país, la democracia le apostó a la terminación del conflicto armado por la vía negociada bajo el anhelo de terminar un conflicto armado de más de 60 años, los retos de Santos no se limitan al marco de la paz. Más allá del gran reto de reconstruir la gobernabilidad en medio de un país polarizado y con una fuerte oposición desde el congreso y de llevar a buen término las negociaciones con las FARC existen temas claves que demarcarán la agenda económica de los próximos cuatro años y que cobran vital importancia de cara no sólo al post- conflicto sino a las garantías para alcanzar un crecimiento sostenible, superando las brechas y rezagos existentes en temas claves para el desarrollo y efectuando las reformas que el país aún tiene pendientes.
La llamada “Prosperidad para Todos”, que es propender por un crecimiento sostenido que permita, de la mano de las eventuales ganancias de la paz y sus dividendos, empezar a superar estas brechas, se constituye quizás como el principal desafío de su nueva administración. Seis aspectos clave tendrá que encarar Santos II:
i) Consolidar la confianza inversionista será una de las tareas de la administración Santos II en medio de un panorama externo que en los próximos años verá una recomposición de los flujos de inversión a favor de las economías desarrolladas (en medio del mayor crecimiento de EE.UU y Europa), lo que podría venir aparejado de una disminución de la inversión hacia países emergente y en desarrollo. De una política fiscal sólida y de una mayor fortaleza externa dependerá que Colombia mantenga su atractivo inversor. En esta dirección, el Gobierno tendrá que garantizar una mayor estabilidad institucional y macroeconómica, dos grandes vehículos para el crecimiento sostenido.
ii) Continuar focalizando esfuerzos en políticas pro-empleo que permitan crear los cerca de 2.5 millones de empleos adicionales que el Gobierno se comprometió a crear en los próximos 4 años (frente a los cerca de 2.2 millones de empleos creados en el período 2010-2014). Los efectos de las reformas que han buscado disminuir los costos del trabajo (costos parafiscales) junto con la ley de primer empleo y que tuvieron sus efectos positivos en los últimos años, deberán complementarse con políticas focalizadas hacia la mayor formalidad del mercado laboral, un hecho que permitirá mantener el impulso al consumo y a la demanda interna.
iii) Superar los rezagos en infraestructura será el otro gran reto para que la demanda interna se mantenga sólida y en expansión y se superen los principales cuellos de botella en materia de competitividad. Pese a que las previsiones en materia de inversión en infraestructura para los próximos años lucen positivas en medio del ambicioso plan del Gobierno de superar los rezagos mediante los proyectos de infraestructura de Cuarta Generación (4G), un hecho que redundará en efectos económicos positivos, en los próximos años tendrá que dársele celeridad a los proyectos que faltan por adjudicar. Colombia ha sido uno de los países de la región con mayor rezago de inversión en infraestructura y el gran desafío del próximo Gobierno será superar esta brecha.
Este plan de inversión contempla inversiones por cerca de COP 47 billones (cerca de USD 24 billones), con lo cual la inversión en infraestructura, hoy alrededor del 1% del PIB, debería pasar a niveles de 3.0% del PIB en los próximos años.
iv) Diseñar una política agropecuaria estructural que permita comenzar a solventar los grandes problemas de inequidad, competitividad e ingresos en el sector agropecuario en un contexto en el que los tratados de libre comercio han comenzado a mostrar algunas de las falencias en la dinámica de competitividad interna. El Gobierno tiene aquí el reto de que las políticas de subsidios y la implementación de reformas microeconómicas para la competitividad al régimen arancelario se diseñen dentro de un marco de una política agropecuaria integral sin ánimo de deterioro y agravio a la estabilidad fiscal.
v) Darle celeridad a las reformas en salud y educación, dos temas neurálgicos para el país si queremos superar los rezagos frente a los estándares de países desarrollados, e incluso frente a algunos de la región. Redoblar esfuerzos en materia de salud y educación tendrá que ser una constante prioridad en el próximos cuatrienio.
vi) Redoblar esfuerzos en materia de vivienda. Lograr cumplir en el curso de los próximos años la meta de construir cerca de 1.2 millones de viviendas, aumentando en 300.00 el número de viviendas gratis será uno de sus grandes desafíos. Del logro de esta política, sumado a la iniciativa de la creación de un programa de compra de vivienda sin cuota inicial, dependerá que el déficit habitacional y de vivienda en el país se reduzca en los próximos años.
Pese a que la mejor posición de Colombia en la región (una posición destacada en la media en que la economía ha comenzado a dar visos diferenciadores frente al resto de países emergentes) continuaría respaldada por las políticas económicas ortodoxas que mantendría el Gobierno y que son conducentes a la estabilidad macroeconómica y fiscal, del cumplimento de estos grandes retos dependerá que los mercados mantengan la confianza en la estabilidad económica, política e institucional del país y de que se abone el terreno necesario si el país quiere ingresar al club de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), uno de los grandes anhelos de Santos I. No hacerlo significaría una apuesta del Gobierno por el atraso y la desigualdad…
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