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Me encanta cuando alguien se esmera en hacer algo interesante y se mete en la empresa de tratar de explicar algún concepto a los demás. Algo técnico volverlo amigable, ameno. Digerible. Diría yo que ese es el objetivo de la vida en finanzas, eso dice la junta directiva, pero esta vez quiero hablar de un libro de Macroeconomía llamado “El equilibrio de todos nosotros”, del profesor Camilo Vargas.

Creo firmemente en que se puede explicar la robótica, las tasas de interés, la cirugía bariátrica, los lenguajes de programación o los algoritmos, incluso los logaritmos, de una forma amigable, siempre se puede. Y lo que hace el autor en este libro es explicar cómo es la microeconomía, ese coco que vieron en la universidad quienes estudiaron algo parecido a Economía. Para saber qué es la microeconomía, pensemos en el dueño de un negocio que tiene que vender botellas de leche, entonces él debe mirar sus costos, debe analizar si de pronto la quiere vender azucarada, agregarle choco listo, eso cuánto le cuesta de más (costo marginal), qué demanda tendría, qué impacto tendrá si le baja 300 pesos al vaso. Todo eso. En verdad muy interesante y mis más sinceras felicitaciones. Aprendí, repasé y lo mejor de todo: aprehendí. Excelente, Camilo.

Por otro lado, algo que me está encantando y embrujando en mi labor de lectura es “El tiempo recobrado” de Marcel Proust; ahí ando y llevo 40 hojas pero no he podido inmiscuirme en la trama, además precisamente por eso, porque no hay trama. Es una ristra de monólogos interiores y debo poner mucha atención para no desfallecer. Lo que sí tengo claro es que lo debo terminar, todo libro se debe terminar, no sabemos qué deparará el final. Puede ser que quede loco y desarmado, como por ejemplo con el final de “El Amante Japonés”, puede ser que encuentre una hermosa frase al final, algún poema, como en Match-ball. Pueden pasar mil cosas, ahí seguiré. Lo que sí les tengo es una frase hermosa que agarré de ahí, del gran Marcel:

Es sobre la guerra y lo podemos extrapolar para los asuntos aparentemente interesantes, de esos que hablan en los noticieros: “Abajo del todo, los tontos de remate, los entregados pura y simplemente al placer, no se preocupaban de que hubiera habido la guerra, pero, arriba del todo, los que se habían organizado una vida interior ambiente prestaban poca atención a la importancia de los acontecimientos”. Y sí, para asuntos como la guerra, las noticias, los debates y la actualidad, si estás demasiado abajo no notarás nada. Lo bueno es que si estás demasiado arriba tampoco lo notarás.

 

 

Y sí, ese es el equilibrio de todos nosotros.

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