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En fin, paso de estar en modo SEN a modo Zen, luego de haber visto ayer a Andrés Cepeda y al tiburón (el de Proyecto Uno) en el Aval Music Party. El grillero y los besos usados. Siempre este es un momento mágico, pero anoche aún más, porque había gente de las demás entidades, no solo Corfi. Es la oportunidad de saludar al duro de los cierres, a la niña de Inversiones, a la señora del club de lectura, al jefe, al más jefe, a la jefe de los jefes e incluso al jefe dj de hace veinte años; el muchacho dotado de sensiblería que aprovecha las letras de Cepeda para abrazar a la muchacha, el tiburón, el grillero, el amigo de Porve, el duro de Tecnología, el de los chicharrones de impuestos, la secre, el duro en finanzas cuánticas, la muchacha de los pagos, de las confirmaciones, los de habilidades duras y habilidades blandas, el cucho que lleva varios años (ese tipo soy yo), el nené practicante, los jóvenes, los viejos; el Teams y el outlook se vuelve real. Se vuelve personas. El contador, el contador de historias . Y pues todos son los mismos seres humanos buscando ahí vivir y ser felices en una vida, a veces larga y a veces corta. Todos somos Aval.

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