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Es menester, es asaz importante, reconocer los logros. Acorde con eso, va una gran felicitación al departamento de Investigaciones Económicas de aquí, de la casa, de Corfi. Ganaron medallas de oro, plata y bronce en unos premios de la Bolsa y de Fedesarrollo. Excelente. Luego de las loas, dispóngome a relatar eventos coyunturales de índole crematística. Fue publicado el PIB de EEUU acorde a lo esperado (2.3% anualizado), con un aumento del consumo personal un poco más alto que lo esperado (4.2% > 4.1%). Y hubo más peticiones de desempleo (242.000 > 221.000). Datos buenos y malos un mismo día. Y sí, cada día salen datos y declaraciones: estos últimos días, por algunos comentarios que hizo una entidad, el índice Colcap de la Bolsa detuvo el crecimiento que llevaba; ese es el poder de una declaración, los verdaderos influencers. Vamos más bien con cultura, esa que me inunda y que respiro: ando disfrutando mucho un libro, “El mundo, mi selva”, de Rose Macaulay, una escritora británica que nació en 1881 y murió en 1958. Es una belleza, además la edición de la editorial Minúscula es una delicia, es hermoso. Importa siempre la editorial y saber quién es el traductor: Ana Belén Fletes. Como no tengo más espacio, solo les dejo la nota introductoria: “El mundo, mi selva, sus cuevas, mi hogar, sus ruinas cubiertas de maleza, un jardín por el que vagar, sus barrancos y sus simas, mi castillo y mi tumba”. Sí, esto que vivimos es un castillo, una selva, el hogar, la tumba. La cima o la sima. Aquí estamos, aquí estoy, inundado de cultura, de Fitzgerald, de Proust. La embriaguez de la cultura, aunque sea por hoy y maña no sepamos nada, así mañana solo seamos un recuerdo.

( IG @kemistrye )

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