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Todo empezó con demoras en la llegada al laburo por protestas en las troncales. Esta vez no era de arroceros (la cual estaba por otros lares), sino de “carroceros”, por decirlo así: de los trabajadores del Metro, de las carrozas del metro. Sí, sonó rebuscado el juego de palabras pero ajá (se me pegó el acento de Medusa, perdón). Sí, mientras iba por la avenida Caracas con calle 76, todo se detuvo pero ajá, tuve que bajarme y el resto es historia. Entre protestas, miedos, canjes de emociones y demás, ayer los Tes se subieron de tasa, motivando stops, pero al final volvieron a bajar, como en el Kingda Ka de Six Flags, igualito. Los tasa fija subieron 2.7 puntos y los UVRs 3.38 puntos; ya saben que excluyo a los UVRs del 2025 porque en mayo morirán, y cualquier medio cambio en precio produce cambios infinitamente grandes en tasa por lo cual no es muy relevante mencionarlo. Todo continuó, hubo delicioso salmón casero de almuerzo y luego reuniones de algoritmos con algo de ritmo. Siempre hay algo de ritmo interno, así uno no lo manifieste, no hay que manifestarlo, no hay necesidad. Hay algo que quería mencionar también: la bajada del Bitcoin: ahora está en 82.190 dólares, esto es un dato altísimo comparado con hace año (67.000 usd). Sin embargo llegó a estar por encima de 100.000 usd hace poco. Quién sabe, tal vez la confianza hacia las criptos se mermó un poco, tal vez había paroxismo, no sé, lo que sí sé es que preguntarle a un financiero tradicional sobre los criptoactivos es como preguntarle a un médico tradicional, de los de siempre, sobre la medicina alternativa. La reacción es de escepticismo, de incomodidad, de mirar como para otro lado, de responder “sí, pues es algo que existe, no lo puedo negar, pero no tiene su soporte científico” y de cambiar el tema abruptamente. De rascarse el cuello y alzar la ceja. Aquí sigo, mañana ni idea.

mi IG @kemistrye

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