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En los últimos días he tenido que asistir con frecuencia a una sucursal bancaria de Medellín en la que he sido atendido por Catalina, una cálida y amable mujer de unos 25 años de edad que ejerce como informadora de servicios de aquella sucursal.
 
Por el cargo que ejerce, Catalina es la primera cara y los primeros ojos que ven los clientes que entran a la sucursal a solicitar información. Catalina es invidente y presta un servicio impecable, de los mejores que he recibido. No necesita ser vidente para ver las necesidades de los clientes y lo hace mucho mejor que algunos que cuentan con el sentido de la visión.
 
Catalina es un ejemplo del caso de varios colombianos que se han visto beneficiados por las políticas de inclusión laboral que han venido implementando algunas compañías del sector privado de la economía colombiana, y que comenzaron a ser impulsadas por el desarrollo de ciertas estrategias realizadas por el antiguo Ministerio de la Protección Social.
 
Dentro de la iniciativas más relevantes se encuentra el Programa Empresarial de Promoción Laboral para Personas con discapacidad “Pacto de Productividad”; una iniciativa promovida y financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, el SENA y dos fundaciones más. Este programa tiene como principal objetivo mejorar las oportunidades de empleo para la personas con discapacidad, contribuyendo a su inclusión económica y social.
 
Los beneficios de este tipo de inclusión no son exclusivos para las personas con discapacidad, las empresas mejoran su posicionamiento corporativo frente a los diferentes grupos de interés; se enriquece el clima organizacional, dado que los empleados con discapacidad se convierten en ejemplo de vida y motivación para los demás compañeros y adicionalmente obtienen importantes beneficios tributarios y administrativos que el Estado colombiano otorga en desarrollo de la Ley 361 de 1997.
 
Gracias a la Inclusión Laboral, Catalina se puede desarrollar como profesional, elevar su calidad de vida y aportar a la dinamización económica del país, ya que en la medida en que una persona con discapacidad trabaje, sale del sistema de subsidios y optimiza los recursos del Estado.
 
La invitación es entonces a que más actores del sector privado se unan a estas iniciativas de inclusión y permitan la realización de sueños de más colombianos, que por sus condiciones físicas se encuentran excluidos del sistema laboral.
 
Twitter: @jdcorreac

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