Al primero que le escuché hablar sobre Punta Faro fue al conferencista y experto en servicio Iván Mazo, fundador de la Escuela de la Riqueza. Me lo definió como un paraíso en forma de isla. Y la verdad es que el calificativo fue muy justo porque, con seguridad, es uno de los sitios más lindos de la geografía colombiana.
Pero más allá de esa sobredosis de belleza natural, lo que me cautivó en grado superior fue ver cómo un proyecto turístico productivo turístico tiene una alta incidencia para mejorar la calidad de vida de las personas que viven en la isla Múcura, una de las 10 que conforman el Archipiélago de San Bernardo, a dos horas de Cartagena en lancha, y muy cerca de Santa Cruz del Islote, de la que se dice que es la isla más densamente poblada del planeta (según Wikipedia).
Tuve la oportunidad de hacer un recorrido a pie dentro de la isla, desde el hotel hasta una pequeña población que hace parte de la misma y pude notar ciudadanos felices porque tienen en el hotel una fuente de sustento.
Me quedó claro que es filosofía de esa empresa velar por el crecimiento formativo de los empleados mediante cursos coordinados con el Sena y conferencistas de altísimo nivel e internos, de tal manera que exista una propia cantera de recursos humanos, especialmente con los habitantes del Islote y Rincón del Caracol (Chupundú). Y esa formación se nota en el excelente servicio de cada persona empleada del hotel, a la que se le nota su sentido de pertenencia.
Un documento que me compartió Alejandro Alzate, el gerente comercial de Punta Faro, explica que, debido a la ubicación geográfica del archipiélago de San Bernardo, considerada una zona de difícil acceso, el hotel tiene retos importantes como la generación y el suministro de todos los insumos necesarios para el funcionamiento y operación de la infraestructura hotelera en la isla.
Por eso en el recorrido encontré que el hotel es responsable de la generación de fluido eléctrico a través de generadores diesel y también tiene los equipos de tecnología para hacer posible una compleja producción de agua potable en plantas desalinizadoras de osmosis inversa. También tienen una planta de tratamiento de aguas residuales y otra de alta tecnología para aguas jabonosas .
También me enteré de que aprovechan la condensación de las aguas provenientes de los aires acondicionados para usarlos en la jardinería.
Esas prácticas dan cuenta de unos emprendedores turísticos que quieren y cuidan el planeta, disminuyendo el impacto ambiental que genera la actividad turística en la zona. Buen ejemplo que deben seguir muchos ejecutivos de la industria hotelera.
Alejandro se siente muy satisfecho cuando cuenta que “la visión de Punta Faro y todo su equipo es trabajar conjuntamente con todos los actores, tales como los entes de control, entidades ambientales, comunidad y empresas privadas para constituirse como un eje de progreso, respetando el entorno y favoreciendo el desarrollo social económico y cultural de la región, a través de proyectos de desarrollo sostenible que garanticen un mejor futuro para todas las generaciones por venir en el archipiélago de San Bernardo”.
Pero no son solo los directivos del hotel. La comunidad propia y aledaña a Punta Faro está consciente y seriamente comprometida con la conservación y cuidado del medio ambiente en forma meticulosa y exigente. Es por ello que, además de lo antes mencionado, procuran usar productos biodegradables de marcas reconocidas y naturales.
Agrega Alejandro que “hoy por hoy nos hemos constituido en la principal fuente de trabajo del área y es nuestro mayor orgullo depender de la fuerza laboral de la región”.
Tal como reza en uno de sus “Mandatos de servicio”: Toda acción y decisión debe causar el menor impacto ambiental en la región y contribuir al desarrollo económico y social.
Algo de la historia
El documento que recibí de Alejandro cuenta que el hotel fue fundado por el emprendimiento de una familia antioqueña a comienzos del nuevo milenio.
“La familia había adquirido el predio en el año 1992 como parte de un negocio de propiedad raíz. El predio fue sitio de reunión familiar durante varios años aunque este no contaba con la infraestructura ni las comodidades de las cual goza el complejo en la actualidad. Es aquí donde se siembran los primeros pinos de desarrollo y oportunidad ya que poco a poco se comienzan las relaciones con los isleños, quienes veían en los propietarios fuentes nuevas de empleo y comercio distintas a la tradicional pesca la cual habría sido su principal fuente de ingresos en los últimos 100 años”, añade.
A mediados de los 90, la Isla Múcura entró en un litigio de clarificación de propiedad ante el estado colombiano. Actualmente está a punto de salir el fallo de última instancia en el Consejo de Estado, ante una acción de revisión. Los propietarios del hotel y la comunidad están a la espera de una resolución definitiva de este tema.
Dicen estos emprendedores que “muchas propiedades de las Islas de San Bernardo, están en esta misma situación de clarificación de propiedad”.
Así que la comunidad espera ese fallo, del que es considerado uno de los tesoros naturales más hermosos del Caribe Colombiano, todo un paraíso para el disfrute de turistas nacionales e internacionales.
Y lo mejor de todo es su alto sentido de responsabilidad social. Gracias por el buen ejemplo.
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