A Amanda Alzate se le corta la voz y le salen unas cuantas lágrimas cada vez que se acuerda del día en que pensó dejarlo todo y viajar a Estados Unidos sin despedirse de sus dos hijas y familiares cercanos. No podía más, estaba en ceros.
Ahí morirían los tantos años de esfuerzo y lucha para sostener a Berhlan, una empresa quindiana establecida legalmente en 1999 y dedicada a la fabricación y comercialización de productos de aseo, lavandería y cosméticos amigables con el medio ambiente.
“Un día ya no tenía nada. Estaba entregando la mercancía que me quedaba a un proveedor para pagarle. Curiosamente, nunca había tenido tiempo para las actividades de mis hijas y ese día fui con Natalia, mi hija menor, a odontología. Mientras ella estaba en la consulta yo llamaba a mi cuñada Bertha Cecilia a decirle que en ocho días me iba a ir para Estados Unidos. Nadie se iba a dar cuenta porque no me iba a despedir”, dice Amanda, rememorando aquellos días con la certeza de que no tenía el corazón para hacerlo y se puso de acuerdo con su esposo en cómo iban a planear todo.
Su hija mayor, Marcela, ya estaba en la universidad, Natalia, la menor, seguía en el colegio. Pensó en irse a lavar platos, limpiar casas, cuidar adultos mayores… lo que resultara, para poder brindarles a sus dos hijas una educación de calidad y un mejor futuro. Eso fue en un momento en que pensaba que su vida como emprendedora había terminado.
Sin embargo, la vida le tenía a un ángel de la guarda que le ayudaría a pasar el reto más grande que estaba viviendo su empresa y su familia. Irse significaba cerrar su empresa y separarse de sus dos hijas y su esposo Hernán. Al colgar la llamada con su cuñada, Álvaro Pío, uno de las tantas personas que fueron testigos del esfuerzo de Amanda por emprender, la llamó. Él sería el primer guía en el camino de Berhlan.
Álvaro Pío se había dado cuenta de la situación crítica de Amanda y le estaba ofreciendo que tomara en arriendo el local de su hija, en el centro de la ciudad, en una zona bastante transitada. Ella se negaba a hacer cualquier tipo de negocio porque en realidad no tenía nada.
“Le dije a don Álvaro que no podía aceptar el local que me estaba ofreciendo, que me iba para Estados Unidos. Que estaba quebrada. Que no tenía con qué pagarle el arriendo. Él insistía en que habláramos y yo insistía en que no, que ya me iba a ir de viaje. Don Álvaro me persistió tanto que terminó convenciéndome de que nos reuniéramos”, dice Amanda.
Caminó con su hija hasta el local de don Álvaro, donde la estaba esperando. Amanda le decía de una y otra manera que estaba quebrada, que no tenía dinero para cumplir con las obligaciones de arrendamiento. No obstante, el ángel trataba de llegar a un acuerdo para que la empresa de Amanda fuera como el ave fénix y brotara de las cenizas.
Amanda le dijo que solo podría pagarle 600 mil pesos de arriendo, una propuesta descarada según ella, buscando que no le insistiera más. Álvaro Pío, sin ningún reparo los aceptó y le entregó las llaves. Ahí comenzó otro capítulo en el libro de la historia de Berhlan.
BERHLAN: EL RESURGIMIENTO DE UN SUEÑO
Si bien las dificultades en un emprendedor son permanentes, en este caso particular fueron 13 años de constante cambio, riesgo, persistencia y entrega, desde 1999 hasta 2012 pasaron, como se dice coloquialmente, las verdes y las maduras. El primer paso fue el local en el centro de Armenia que su ángel les había brindado a un bajo costo de arrendamiento.
Amanda llamó a todo el mundo para que le ayudaran a lavar y a limpiar el lugar que le estaba dando un nuevo aire a su empresa de aseo. Volver a empezar no fue nada fácil. La unión familiar y las ganas de seguir adelante fueron los factores claves.
“El primer día que abrimos vendimos 18 mil pesos. Para mí fue lo máximo, eran 18 mil pesos en efectivo, flujo de caja. Mi papá fue al local y me dijo: Mija, usted aquí va a salir a delante”, recuerda Amanda.
Las palabras de su padre se convirtieron en sentencia divina, fueron premonitorias.
La historia completa de Berhlan la van a encontrar en el libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras – Eje Cafetero -, que salió al mercado este mes de diciembre.
Y les anexo esta noticia bastante reciente de la empresa: Con una inversión superior a los $15.000 millones de pesos, abrió el mes pasado una moderna planta de producción en Galapa, Atlántico, que generará 150 empleos directos y servirá para atender el mercado de la Costa Caribe.
De acuerdo con Liliana Marcela Berrío, gerente estratégica de la compañía, “la planta de Barranquilla servirá a su vez como centro de producción para las exportaciones a los mercados de Centro América y el Caribe, así como al mercado norteamericano”.
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Y acá les dejo con este video, mi conversación con Amanda para nuestro programa de televisión Negocios en Tu Mundo: