Divegráficas renovó equipos y cambió sede en plena pandemia
Si el año anterior fue bueno, se creció de manera segura y constante, es lógico proyectar el que sigue de manera positiva. Así que si el 2019 dio buenas utilidades, endeudarse para conseguir una máquina costosa que se pagaría solita durante el siguiente año según los números, era una buena idea. ¿Pandemia? ¿Qué es eso? ¿Con qué se come? ¿Eso no está en China? Estas preguntas nos fueron comunes antes de celebrar el año nuevo y sin embargo, para marzo, nos estábamos encerrando aterrorizados, porque el virus corría libre por nuestras calles.
Este es parte del equipo de Divegráficas, una empresa de Medellín del sector de artes gráficas. Foto cortesía.
«En este negocio de las artes gráficas es necesaria la constante inversión, porque la tecnología avanza rápidamente y se necesitan nuevos equipos. Como en 2019 tuvimos muy buena producción, en diciembre nos metimos en una deuda grande, con una importación que se terminaría de pagar entre enero y marzo», recuerda Diego Velásquez, gerente y fundador de Divegráficas.
Lo que en la calle se conoce comúnmente como «litografías», en realidad es un pequeño universo que se sectoriza por diversas especialidades. Divegráficas se dedica a la impresión editorial y de material publicomercial, es decir, su fuerte es la tirada de libros, periódicos y revistas, otras empresas, por ejemplo, se especializan en la impresión de tarjetas y volantes, otras a la impresión en plásticos, también hay quienes se dedican a imprimir en telas, cerámicas, madera, en fin.
«En este gremio la mayoría de las empresas han mutado para el sector de empaque de alimentos y la flexografía, que es un mercado muy boyante, porque dejaron de creer en el sector editorial, pero nosotros no quisimos hacerlo, somos fieles a nuestro ADN», cuenta Liliana Alarcón, coordinadora comercial y creativa.
Y fieles a su causa entraron a uno de los momentos más difíciles que ha tenido un sector que de por sí, ya se sentía golpeado por la digitalización de la lectura, y vieron además, cómo sus colegas que se habían pasado a la corriente de impresión de empaques de alimentos, por el contrario, aumentaban su producción; la pandemia, les trajo una bonanza.
«Si amamos esto y somos buenos, entonces seguimos»
«Cuando llegó la pandemia, obviamente nos sorprendió, pero en el marco de nuestros valores, nosotros nos propusimos reinventarnos y enfrentar una época que sería de aguante», comenta Liliana.
Con proyectos de inversión importantes y con el negocio cerrado, fue que se inició este capítulo difícil, sin embargo la esperanza y la confianza nunca se perdieron, al contrario, con más pasión se enfrentó, en especial cuando empezaron a llegar llamados importantes para prender las máquinas y ponerlas a rodar.
«Nosotros cerramos unos treinta y cinco días, hasta que la gobernación y la alcaldía nos pidieron la impresión de un material educativo en torno a los cuidados y manejo de la pandemia, y con esto nos dieron los permisos para trabajar», comenta Diego.
Esta fue una época en la que aquellos dedicados a las artes gráficas, tuvieron que adaptarse a muchos cambios para poder sobrevivir, y en Divegráficas sintieron un llamado especial a centrarse en su verdadera pasión y a aferrarse al motor que los mueve desde lo profundo de alma.
«Los principales motivadores del hombre son: el miedo, porque lo obliga a moverse, y el otro es el placer, ese que te invita a disfrutar lo que haces, y entonces lo que decidimos hacer en esta pandemia, fue girar desde el placer. Yo creo que las empresas que cerraron en esta época, lo hicieron por miedo», señala Liliana.
Las batallas se ganan si se pelea hombro a hombro
Cada quien enfrenta las situaciones a su manera, y obedece a sus instintos, la educación y a lo que tiene en su corazón para reaccionar ante una amenaza. Así pues, que muchas empresas cuando se vieron en la situación obligada de cerrar por la cuarentena, su primera reacción fue la de bajar gastos operativos y esto implicó que muchas personas perdieran su trabajo, Divegráficas optó por conservar lo más intacto posible a su equipo.
«Nuestro equipo está conformado por unas veinte personas. En época normal tenemos un alto promedio de trabajo por horas extras, así que en lo único que se vieron afectados, fue en que no tuvieron ingresos por este concepto, porque no había demanda de trabajo para esto, pero nunca contemplamos la idea de despedir a nadie, como hicieron otros colegas», asegura Diego.
En estas circunstancias muchas empresas tuvieron que tomar difíciles decisiones, sacrificar empleos, o les pidieron a los empleados que renunciaran a parte de sus sueldos si querían seguir trabajando con ellos. Sí, hubo necesidad de hacer muchos sacrificios, pero la diferencia está en quién o qué sería lo que se arriesgaría.
«Nosotros tuvimos diferentes reuniones con los inversionistas, proveedores y coequiperos y les hicimos saber que si en algún caso nos tocaba vender el carro o hipotecar el apartamento, lo íbamos a hacer. Teníamos claro que esto lo soportábamos juntos», recuerda Liliana.
Los primeros meses fueron extremadamente duros, y pusieron a prueba estas promesas, que se mantuvieron firmes hasta el límite más extremo. «Esto lo enfrentamos vendiendo menos del 50% de lo que hicimos el año anterior, pero fuimos fieles a nuestro ADN», asegura Diego.
Este fragmento corresponde a la historia de Divegráficas en el libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras -Versión Pandemia-, que acaba de salir al mercado. Es un libro con principios, valores, buenas prácticas y mucho aprendizaje para los emprendedores. Los interesados en adquirirlo lo pueden solicitar en este link de la Librería Nacional.
El libro es de mi autoría con Vianette Monsalve y acompañados de un equipo de producción, redacción y diseño apasionado por contar buenas historias: Andrés Toro Carvalho, James Alzate, Daniel Sierra y Johan Paniagua (diseño), a quienes agradezco su dedicación para sacar un libro muy potente y cargado de inspiración.
Comentarios