Ya inició nuestra maratón de pago de impuestos en un año que no ‘pinta’ nada bien en materia económica. Así que es tiempo de parar, replantear la estrategia para el bolsillo y de ser prudentes con los gastos.
A propósito del cierre de los primeros meses del año y del vencimiento del predial, con descuento, en la mayoría de los municipios del país las personas naturales ya empiezan a sentir los primeros síntomas de un flujo de caja ajustado. Es en este momento cuando debemos tener conciencia de que un año no solo está lleno de eventos familiares y sociales, también lo está de fechas importantes para la planeación financiera.
Y es que las sorpresas no dejan de estar a la orden del día. Por ejemplo, a pesar de que ya se ha estabilizado el valor catastral de los inmuebles, aún persisten los reclamos a nivel nacional por las alzas aparentemente injustificadas en el valor del impuesto, fenómeno que se presenta.
“No podemos olvidar que un año no solo está lleno de eventos sociales, también lo está de fechas importantes para la planeación financiera”.
Este es el primer gran golpe a las finanzas, puesto que genera incertidumbre con relación al origen de los recursos con los cuales se realizará el pago. Y no habremos de salir de este, cuando llega el segundo: el pago del impuesto de vehículo.
Luego, a partir de agosto, se vence el plazo de presentación de la declaración de renta y, con ello, el pago del respectivo impuesto. Las normas son claras, pero no conocidas. Por ejemplo, el año pasado la norma del impuesto a la renta cambió, lo cual propició que más de uno se fuera de espaldas al ver el monto a pagar. Para este año no se espera la misma sorpresa, pero en 2020 debemos prepararnos para un nuevo ajuste.
Estas fechas, hasta hace unos pocos años, solo ponían a pensar a unos pocos, a aquellos que, por efecto de sus ingresos y su nivel de vida, debían asumir la carga impositiva antes mencionada. Pero ahora la base de personas que deben declarar renta se ha ampliado y el número de propietarios, bien sea de un bien inmueble o de un vehículo (incluidas las motos), ha aumentado considerablemente. Son los efectos del régimen impositivo que se ha venido endureciendo año tras año para las personas naturales.
“Es importante prepararnos, pues vivimos los efectos del régimen impositivo que se ha venido endureciendo año tras año para las personas naturales”.
Particularmente, este 2019 trae consigo retos para las finanzas personales que son mucho más exigentes. Para empezar, aquellos ‘afortunados’ que perciben un salario superior al salario mínimo mensual vigente, ya han visto cómo su capacidad de compra se reduce gracias a que su aumento salarial no llegó a lo esperado, en parte porque los presupuestos de las empresas se hacen al finalizar el año, con datos proyectados y en algunos casos especulados, y el aumento del salario mínimo solo se fija a finales de diciembre, generando con ello una brecha que pudo haber llegado a los tres puntos de diferencia entre la inflación real de 2018 y el aumento del mínimo.
A pesar de que, en el papel, dichos aumentos buscaban mantener el poder adquisitivo, hoy no es tan claro que ese efecto sea una realidad hacia el final del año en curso. Para hacer unas cuentas muy sencillas, muchos de los gastos aumentaron el 6% y otros lo están haciendo por encima de las proyecciones; en marzo, para no ir más allá, se superó el cálculo en el aumento de la inflación que en 2018 fue de 0,23% y este año alcanzó el 0,43%
Así las cosas, un análisis juicioso de nuestra situación particular no sobra. No es época de derrochar, puesto que las condiciones de la economía no son favorables; por el contrario, nos están dando avisos de prudencia. ¡No olvidemos que este 2019 es un año difícil de roer!
Omar Alonso Patiño
Director Departamento de Gestión y Organizaciones
Profesor pregrado en Administración de Empresas
Universidad EAN
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