No solo a quienes figuran en Forbes y facturan millones de dólares se les puede llamar emprendedores. Si ha sentido el llamado, es hora de autoevaluarse y lanzarse.
Como una oleada de calor -la del clima, no la otra- a todo el mundo le da por hablar ahora de emprendimiento, de montar empresa, de independizarse, de crear la one-million-dollar start-up (léase así agringado), de ser su propio jefe (el todero), el empresario del año, el CEO (el duro) o co-founder (el socio), entre otras denominaciones o cargos. Como quieran, finalmente todo es válido cuando cada quien está buscando y actuando bajo su propio concepto de éxito, felicidad y realización. En mi experiencia, que incluye varios procesos de mentoring que hago con mis estudiantes, he concluido que el asunto es más una forma de estrategia, visión y actitud que de tamaño de empresa, facturación o cargo.
Ser emprendedor es la suma de muchas características internas más que externas (nada nuevo). En tiempos modernos, aún si no factura millones, ni sale en Forbes o es de sangre azul, usted es un emprendedor si encuentra que muchas de las siguientes características hacen parte de su inventario personal:
1. Compromiso y determinación
Podría citar las bancarrotas de Donald Trump y los miles y fallidos intentos de Alva Edison antes de encontrar la ‘luz’ al final del túnel. Realmente se requiere sacrificio personal, tiempo y lealtad con uno mismo. El único que no tiene derecho a abandonar el barco es el emprendedor. ¿Está dispuesto a hacerlo así le llegue el agua al cuello?
2. Coraje
“Hay que tener coraje o pantalones”, como se dice comúnmente para referirse a quien con valor, decisión y pasión afronta situaciones. Vale la pena entonces no perder de vista tres aspectos fundamentales: los principios y la fuerza moral; ser un experimentador nato, y no temerle al fracaso.
3. Liderazgo
Un emprendedor exitoso parte de la base de su experiencia y experticia, pero, sin duda, es su capacidad de influir en otros lo que lo distingue de la simple gerencia. Recuerde que es líder, no jefe. No compite, empodera. Sabe que hay mejores, pero él tiene la chispa. ¿Lo ven así a usted?
4. Obsesión por la oportunidad
¿Se ha dado cuenta de que los emprendedores más reconocidos siempre están pensando en qué hacer de nuevo? No dejan títere sin cabeza; ven una oportunidad y allá están. Y no tanto por el dinero o las apariencias. El credo pareciera ser: “Piensa en oportunidad primero, y en el dinero después” ¿Qué le obsesiona a usted? (en negocios, claro).
5. Tolerancia al riesgo e incertidumbre
Sin ser el típico apostador, un emprendedor sabe tomar riesgos calculados; sabe maximizar los resultados del “alto desempeño” (trabajo bajo presión con altos índices de estrés) y minimizar las emociones negativas de la frustración o el agotamiento.
6. Creatividad, confianza y adaptabilidad
Enfrentar el cambio es el pan de cada día para un emprendedor. Sabe que adaptarse y ser flexible es clave para responder con rapidez y efectividad a lo que venga, siempre que se mantenga la meta a la vista. No tener miedo al fracaso y su autoconfianza le da para ser recursivo y creativo y sacar de la crisis lo mejor. ¿Qué tanto se resiste y adapta a los cambios?
7. Motivación por sobresalir
No cabe duda de que hay algo de poder y ambición en el fondo de un emprendedor. Lo mueve internamente el deseo de competir y de asumir retos siendo consciente de sus debilidades y fortalezas, así como de las de sus competidores. Sabe bien qué puede hacer bien y qué no.
8. Inteligencia y estabilidad emocional
Sin duda es lo deseado. Esto no es innato, como muchas de las anteriores; requiere de trabajo, puesto que no se nace siendo inteligente emocionalmente, solo las experiencias y circunstancias de vida pulen al emprendedor que se sabe comunicar, relacionar, emocionar, empatizar, etc. Sabe concentrar su energía y cuidar su salud. No es invulnerable, pero reconoce su ser y se equilibra.
9. Resiliencia
Con altas dosis de perseverancia, disciplina, resiliencia, aprendizaje y amor, el verdadero emprendedor se forma. No es perfecto ni espera serlo. No quiere saberlo todo, solo rodearse de los mejores. No necesariamente persigue empresas, sino oportunidades. Es visionario y estratégico. No es de otro mundo, pero sí piensa diferente y es el que hace historia, su propia historia. De ahí que la resiliencia podría llegar a ser un factor crítico de éxito para cualquier emprendedor, independiente de los resultados.
¿Ha pensado en emprender?, ¿qué lo lleva a hacerlo?, ¿con cuáles de las características se identifica?, ¿cuáles podría trabajar y mejorar?, ¿y si falla?, ¿y si no?, ¿qué característica agregaría pensando en su marca personal?
Profesora del Instituto para el Emprendimiento Sostenible
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