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Estamos cerca de entrar en una gran recesión. El excesivo endeudamiento de los gobiernos, las múltiples burbujas y las bajísimas tasas de interés ayudan a explicar lo que se nos viene encima.

Crisis económica

El 10 de abril de 1912 zarpó de Southampton el transatlántico Royal Mail Ship Titanic, con destino a Nueva York. El 13 de abril se recibieron los primeros informes de avistamiento de bloques de hielo, pero fueron percibidos como anuncios de rutina; incluso el capitán del barco minimizó los riesgos. Ya conocemos el desenlace de aquel fatídico 14 de abril: el Titanic se fue al fondo del océano Atlántico.

Pues bien, en este momento la economía mundial parece ese majestuoso barco: incomprensible y, de alguna forma, imponente; sin embargo, a pesar de su tamaño y en contra de algunas creencias, es extremadamente frágil, como la misma especie que la creó. Para adentrarme en la analogía quiero abordar cuatro aspectos: los orígenes, la deuda, las burbujas y el dinero.

1. Antecedentes que dan luces

Buscar las causas de una situación es un ejercicio bastante complejo porque interfieren diferentes variables. Aun así, desde mi punto de vista existen hechos relevantes que explican la situación actual. Por un lado, en 1971 se eliminó la conversión del dólar de Estados Unidos a oro, dando a la Reserva Federal la libertad para emitir dinero a diestra y siniestra (limitada por presiones inflacionarias principalmente). Y, por otro, en los años 80 se comenzaron a privatizar las empresas estatales junto con la promoción del endeudamiento, además de la consolidación de una visión económica (neoliberalismo). Así mismo, en varios países y, especialmente, en Estados Unidos, se desreguló el sistema financiero generando un crecimiento exponencial del sector.

2. Los gobiernos ‘tiraron la casa por la ventana’

Las menores tasas de interés de los bancos centrales y las reducciones de impuestos en la actualidad conducen a una mayor emisión de deuda de los gobiernos. Recordemos que la capacidad de pagar los créditos depende del tamaño de la obligación. Piense en el préstamo de una casa: si la deuda es de $80 millones y la vivienda tiene un valor de $100 millones, el porcentaje de endeudamiento es de 80%. Si la deuda llega a crecer y sobrepasa los $100 millones, existe una alta posibilidad de incumplir el pago del crédito. Una historia similar ocurre con la deuda emitida por los países como proporción del PIB.

De toda la deuda mundial gubernamental, el 67% fue emitida por Estados Unidos, Japón, China, Italia y Francia. De los anteriores, a excepción de China y Francia, se tiene un escenario de riesgo de no pago porque los créditos sobrepasan la producción de la economía.

3. Burbujas y más burbujas

Las mayores deudas no se reflejan únicamente en los gobiernos, sino en las familias e inversionistas que pueden comprar una mayor cantidad de bienes. Una burbuja se produce cuando el precio de un activo aumenta considerablemente y en poco tiempo pierde buena parte de su valor. Las burbujas pueden generarse por alta demanda; por ejemplo, si hay más dinero y más facilidades de endeudamiento, las personas compran más automóviles, acciones y viviendas, lo cual aumenta los precios.

En cuanto a las empresas, un índice accionario muy importante es el Dow Jones, el cual representa las 30 acciones de referencia en Estados Unidos. Entre marzo de 2009 y febrero de 2019 los precios de algunas acciones mostraron incrementos comparables con la burbuja del 2000; por ejemplo Boeing (1170%) y The Home Depot (680%).

Por otro lado, se debe destacar las burbujas inmobiliarias en Estados Unidos y China, en el primer caso el precio de las viviendas se encuentra más arriba en comparación al punto más alto antes de la crisis de 2008. Una posible explicación de las burbujas se encuentra en el comportamiento de los Bancos Centrales.

4. Los bancos centrales regalan dinero

Los bancos centrales tienen la facultad de crear dinero y controlar las tasas de interés de los préstamos que realizan a los bancos. En la crisis de 2008, los bancos centrales de Australia, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Unión Europea, China y Japón redujeron drásticamente sus tasas de interés. Esto derivó en préstamos más económicos a los bancos, los cuales aprovecharon para comprar más deuda del gobierno y de esta forma, los gobiernos tiraron la casa por la ventana.

Las bajas tasas de interés y la mayor cantidad de dinero brindaron una oportunidad de mayor endeudamiento a los especuladores (podían demandar más activos). Para reforzar la idea, compare el crecimiento de los activos de la Reserva Federal de Estados Unidos de US$ 1 billón en 2009 a US$ 4,8 billones 2018, un aumento del 380% que podría estar relacionado con la valorización de algunas acciones en Estados Unidos. La Reserva Federal, siendo consciente del problema, comenzó a recoger el dinero que había emitido después de la crisis de 2008 (se encuentra vendiendo títulos que tenía en sus balances y ha comenzado a subir levemente las tasas de interés).

 

¿Qué aprendimos?

Se olvida la historia y por eso tendemos  a repetir los mismos errores. La crisis de 1929 fue generada por la excesiva especulación que condujo a la creación de grandes burbujas en los mercados accionarios. En esa época, y en respuesta a la crisis, los gobiernos regularon fuertemente la economía y la población entró en un cambio de paradigma político; por ejemplo, comenzaron a florecer regímenes totalitarios y se produjeron grandes conflictos bélicos. En la década de los 70 sufrimos de amnesia y resucitamos las medidas económicas que llevaron a la catástrofe de 1929, y ahora estamos ante un escenario bajo el cual el sistema financiero y los gobiernos se han vuelto la piedra angular de nuestra vida (en parte porque todo se soluciona con más deuda, más dinero y menores tasas de interés). Y esto solo me lleva a preguntarme: ¿Cómo impactaría una crisis de estas proporciones a Colombia?

Vale la pena recordar que a finales del 29 la economía colombiana sorteó la crisis debido a la menor producción de café en Brasil, la mayor demanda de oro, la importancia de la economía agrícola (caficultura), el bajo peso de las exportaciones y la devaluación del peso colombiano. En cuanto a la recesión de 2008, en septiembre de ese año y hasta finales de 2009 el Banco de la República redujo las tasas de interés del 9,5% al 3,5%. De 2008 a 2009 la economía tuvo resultados mixtos: mientras los servicios públicos, la construcción, el sector financiero y el comercio rebotaron (sintieron el impacto pero se recuperaron), la agricultura casi se nos va, la industria cambió para siempre y la minería fue el único sector que no sintió la caída.

La coyuntura muestra circunstancias diferentes a 1929. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos era prestamista de todos, pero ahora le debe a todo el mundo. Alemania sostiene financieramente a Europa, cuando antes buscaba la vía militar. A diferencia de las crisis anteriores, las soluciones de siempre no van a funcionar, en parte porque todos aplicamos la misma receta y nos quedamos sin ingredientes. ¿Estamos preparados para los cambios económicos, políticos, culturales y demográficos que se nos vienen? ¿Estamos preparados para sobrevivir al hundimiento del Titanic o siquiera estamos viendo el iceberg?

 

Camilo Vargas
Profesor Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas
Universidad Ean

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