Aunque Latinoamérica vivió un salto digital enorme en 2020, todavía falta ajustar las nuevas redes a los desafíos de ciberseguridad más recientes.
Arley Brogiato, SonicWall
2020 fue el año en que la economía digital se aceleró, especialmente en Latinoamérica. También fue un período en el que las amenazas digitales fueron más enfocadas y efectivas.
Por ejemplo, Brasil sufrió más de 69 millones de ataques y pasó a ocupar el tristemente célebre sexto lugar en el ranking mundial de países más afectados por ransomware. Esto, según el Informe de Amenazas 2020 de SonicWall.
Dice el reporte que además, el volumen de ataques de malware diseñados especialmente para dispositivos de Internet de las Cosas (IoT) aumentó en 50%.
El daño que causará este tipo de malware puede ser alto en los próximos años, pues, tendremos 50 mil millones de sensores IoT conectados para 2020, según predice Frost & Sullivan.
Es que las ganancias aportadas por la expansión de la infraestructura digital latinoamericana tienen un lado oscuro: puede haber un desajuste entre la implementación de las nuevas redes y la solución a los desafíos de seguridad en estos entornos.
“Los múltiples ataques que hemos visto en nuestro mercado muestran el resultado de esta desconexión”, asegura Arley Brogiato, Director de Ventas de SonicWall para América Latina y el Caribe.
Para este ejecutivo, es fundamental entrar al 2021 con una nueva perspectiva: “diseñar e implementar entornos digitales que ya nacen seguros, y que se sigan actualizando a lo largo de su ciclo de vida. La sostenibilidad de la economía digital en nuestra región depende de esto”.
En este contexto, los tres grandes ejes de la transformación digital en 2021 serán:
La madurez digital será más importante que nunca
Vivir la transformación digital ya no será suficiente en 2021; será fundamental que las empresas busquen evolucionar en su madurez digital.
Miremos más en profundidad. Según el MIT Sloan Management Review, la madurez digital es el proceso mediante el cual la organización en su conjunto aprende a responder adecuadamente a las demandas de la economía digital.
Esto significa que toda empresa que busca la madurez digital está, de hecho, luchando por diferenciarse en sus verticales a través de la innovación digital.
Precisamente, una encuesta realizada por el MIT en 2016 a 3.700 CEOs de 131 países demostró que el 80% de las empresas más maduras se destacan por ver y gestionar el riesgo, por su agilidad en los procesos y por la colaboración entre equipos heterogéneos.
Nada de esto sería posible sin sumar, al paraguas de la madurez digital, acciones que aumenten la madurez de la ciberseguridad de esta organización. Esto implica rediseñar procesos.
Las leyes de privacidad de datos llegaron para quedarse
En todo el mundo, las leyes de privacidad de datos han demostrado ser una respuesta poderosa y efectiva a la monetización de datos.
“La información sobre las personas es un tesoro codiciado por los delincuentes digitales, que venden bases de datos llenas de detalles sobre clientes, empleados y colaboradores en la dark web”, prosigue Brogiato
Normas como la Ley General de Protección de Datos (LGDP) y otras legislaciones en diferentes etapas en países como Chile, Argentina, Colombia y México con la Ley Federal de Protección de Datos en Posesión de Particulares (LDPPP), castigan a las empresas que no protegen esta información y sufren ataques y filtraciones.
“Esta realidad está transformando el rostro del mercado”, asegura el directivo de SonicWall.
La pandemia y las nuevas leyes
La adhesión a las mejores prácticas de seguridad de la información avanzará, en 2021 a las áreas de negocio de las empresas usuarias.
Es así como los directores de seguridad (CISOs, su sigla en inglés) dedicarán parte de su tiempo a comunicar conceptos críticos de seguridad a su organización.
“La base de este posicionamiento es un Análisis de Riesgos muy bien hecho, capaz de señalar las vulnerabilidades de la empresa en todos los entornos digitales (nubes on-premise, computación de borde, teletrabajo e IoT entre otras tecnologías) y construir casos de negocio que muestren el impacto de este riesgo”, enfatiza Brogiato.
2020 fue año que trajo lecciones para todos. La economía latinoamericana sufrió los giros y vueltas de la pandemia, pero también saltó a una nueva etapa.
“Es fundamental que los avances logrados se consoliden, resguarden de ataques y sirvan de base a los cambios que vendrán”, finalizó Brogiato. “La prosperidad digital de nuestra región depende de ello”.
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