Cómo los vuelos de Satena están cambiando el rostro de las regiones apartadas
Con más de 1.7 millones de pasajeros en 2024, Satena impulsó un cambio significativo al conectar regiones rurales y apartadas de Colombia con el resto del país.
En muchas regiones apartadas de Colombia como Mitú o Bahía Solano, la conectividad solía ser un desafío insalvable. Durante años, estas comunidades dependieron de un vuelo semanal y enfrentaron largas travesías terrestres para acceder a servicios tan esenciales como la salud, la educación o el empleo.
Sin embargo, en los últimos años las cosas han cambiado. “En 2024, más de 1,2 millones de personas en regiones como Quibdó, Villavicencio o Apartadó, vieron una mejora en su calidad de vida simplemente por poder viajar más rápido”, me aseguró el Mayor General Oscar Zuluaga, presidente de Satena.
Al transportar 56,119 personas más que en 2023, “Satena no solo está transportando pasajeros, sino que está impulsando el acceso a mercados, médicos y empleos a esos rincones muchas veces olvidados”, asegura.
Es que —en un país tan diverso y vasto como Colombia— conectar las regiones más remotas con el resto del país —y del mundo— no es solo un reto logístico, “es en cierta forma un acto de responsabilidad social”, recalca el Mayor General Zuluaga. Es una narrativa que ha establecido Satena como parte de su razón de ser.
“El enfoque de Satena va más allá de la conectividad, contribuyendo directamente a la salud, la educación y el crecimiento económico”.
Al ser considerada por Satena como una ‘herramienta fundamental para el desarrollo’, la conectividad aérea entre ciudades intermedias y apartadas ha mejorado. Y mucho, pues esta aerolínea ya conecta 26 de los 32 departamentos del país, “llevando vida y oportunidades a las comunidades que históricamente habían estado fuera de alcance”, prosigue Zuluaga. “Este es solo el comienzo de un impacto que va más allá del aire; es un puente que acerca el progreso, la salud, la educación y la economía”.
CONECTIVIDAD = MAYORES OPORTUNIDADES
Sus palabras cobran sentido, especialmente al observar que más de 1,7 millones de personas viajaron en sus aeronaves durante 2024, muchas de ellas provenientes de lugares apartados y rurales que nunca imaginaron tener acceso directo a servicios aéreos que en las grandes ciudades son muy comunes.
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Este impacto ha sido crucial, especialmente para quienes tienen dificultades de acceso a servicios esenciales tales como la atención médica, la educación, e incluso las fuentes de trabajo.
«La conectividad no es solo sobre aviones y destinos; es también sobre oportunidades. Es un cambio de vida para las personas de las regiones más olvidadas de Colombia», apunta Zuluaga. «A través de nuestras rutas, no solo estamos acercando el país, sino también ofreciendo un futuro mejor, más equitativo y lleno de posibilidades.»
“El aumento del 12,7% en vuelos operados hacia nuevos destinos permitió un cambio estructural en la calidad de vida de muchas zonas rurales”.
RUTAS VITALES
Una de las estadísticas más sorprendentes es que el 12.7% de los vuelos operados por Satena en 2024 correspondieron a nuevas rutas. Muchas de estas nuevas conexiones vinculan zonas rurales con los centros urbanos más importantes del país. “Estas nuevas rutas fueron vitales no solo para generar flujo turístico, sino también para facilitar el acceso a productos, recursos y servicios que antes resultaban inalcanzables para esas comunidades”, explica Zuluaga.
En varios casos, pacientes de zonas remotas han podido ser trasladados en vuelos directos a centros médicos especializados. En ciudades como Quibdó o Tumaco —que históricamente han luchado con deficiencias en infraestructura de salud— la conectividad aérea ha sido literalmente vital.
Estas nuevas conectividades no solo mejoran la calidad de vida, sino que además revitalizar las economías locales a través de la dinamización de servicios de transporte, alojamiento y comercio.
“El esfuerzo de Satena ha reducido brechas sociales y creado oportunidades para millones de colombianos”.
La ruta más reciente en abrir —entre Villavicencio (VVC) y La Macarena (LMC)— ha demostrado ser un éxito por su alta demanda. “Este tipo de rutas están haciendo que lugares que antes parecían fuera del mapa tengan más relevancia y una presencia activa en el desarrollo social y económico de Colombia”, plantea el presidente de Satena.
Además, los nuevos hubs que SATENA está estableciendo en ciudades claves como Barranquilla, Bucaramanga, Riohacha y Cúcuta representan otro paso en su estrategia de alimentar su crecimiento.
“Los nuevos hubs son un paso estratégico que sienta las bases para un futuro de movilidad sostenible que conecte e integra a todas las regiones del país mediante una red aérea pensada para democratizar el acceso”, considera Zuluaga. “Un país conectado es un país que avanza. No se trata solo de tener más vuelos, sino de que esos vuelos lleguen a lugares donde realmente marque la diferencia”.
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