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Proponernos cambios para un nuevo año, debe trascender del plano personal al empresarial. Colombia mantendrá su lugar durante el 2011 como un destino privilegiado para la inversión nacional y extranjera. Podremos aprovechar de la mejor manera posible todas las oportunidades empresariales derivadas de esta situación, siempre y cuando implementemos cambios importantes en nuestros esquemas gerenciales.

 

Trabajar exclusivamente en el tema de rentabilidad y productividad no será  suficiente, si no ponemos especial interés en el liderazgo gerencial que manejamos en nuestras empresas.

 

La actitud predomina sobre la aptitud. Podemos contar con personal muy bien preparado, pero no podemos olvidar que cualquier negocio o proyecto siempre saldrá adelante si se cuenta con un equipo de trabajo  comprometido y motivado, para lo cual es necesario que los colaboradores se sientan siempre respetados y valorados.

 

La suerte no existe, sencillamente es el momento en el que coinciden la preparación, el esfuerzo, el trabajo y las oportunidades. En un mundo empresarial cada vez más voraz y competitivo, la planeación y la estrategia son importantes, pero acompañadas de innovación, flexibilidad y de una constante disposición al cambio.

 

La cultura empresarial de una compañía es normalmente el reflejo de la personalidad de sus líderes. No podemos confundir la amistad personal con el favoritismo laboral. En las empresas familiares debemos también tener presente que la empresa no tiene obligaciones con la familia. Por el contrario, son sus miembros los que tienen obligaciones con la compañía. La profesionalización y capacidad tecnológica de las nuevas generaciones es fundamental para prolongar el ciclo de vida empresarial, pero siempre mostrando un gran respeto por la experiencia y conocimiento de sus fundadores o generaciones que los anteceden.

 

Una empresa es un conjunto de personas que a su vez hacen parte de una sociedad. En ese orden de ideas, la riqueza generada por la empresa se debe compartir no solo con sus colaboradores, sino también con la sociedad. La responsabilidad social empresarial (RSE), la cual se define como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas, debe de adoptarse como un compromiso moral de todo empresario. Cuando la riqueza generada por una compañía se concentra de modo inequitativo, esta situación genera mayores desigualdades, aumenta la pobreza, frena el desarrollo económico y atenta contra el desarrollo sostenible del país.   

 

 

Hermann Stangl

www.stangl.com.co

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