Según la evolución de los datos macroeconómicos que hemos analizado en blogs anteriores, los mercados emergentes son los que mejor librados van a salir de la crisis financiera global que surgió en Estados Unidos mediante el estallido de la burbuja hipotecaria.
Sin embargo, es muy cierto lo que hace unos días dijo el Ministro de Hacienda: “A Colombia ya la tocó la crisis”, dado que es imposible ocultar que nuestra economía ha presentado menor crecimiento, la volatilidad del dólar ha hecho que vivamos épocas de revaluación y luego de devaluación y adicional a esto, las desvalorizaciones en el mercado de valores no están lejanas de la crisis que vive Wall Street.
En esta época, los inversionistas prefieren asegurar su dinero, bien sea comprando activos tangibles que muy seguramente no van a desaparecer de la noche a la mañana, como si pasó con las inversiones que muchos agentes tenían en entidades que ahora están en bancarrota, o refugiándose en activos como el dólar, el yen, el oro y los bonos del Tesoro, calificados como libres de riesgo. Este comportamiento se puede analizar mediante el índice VIX, el cual determina la riesgo de los agentes, dado que ha pasado de un promedio histórico de 29 ptos, a niveles máximos históricos de 80,6 ptos en el transcurso de la semana.
Esta aversión al riesgo de los inversionistas también se refleja en el Riesgo País de Colombia, dado que el EMBI (Emerging Markets Bond Index) después de ubicarse en niveles mínimos de 156 ptos en el primer semestre del año, se ha incrementado a 710 ptos en el mes de octubre, debido a que la percepción de los agentes ante un contagio de la crisis en el sector real colombiano, cada vez es más intensa. Cabe anotar que este no es un fenómeno exclusivo a Colombia y se ha visto en todos los paises emergentes. El EMBI global que promedia esta medida para todos los mercados emergentes del mundo ha subido de niveles cercanos a 160 puntos básicos en el primer semestre del año a 776 el día de ayer.
Entrando un poco más en detalle en el mercado de valores colombiano, los resultados no son muy alentadores, sobre todo para las acciones y para el comportamiento del peso.
En lo corrido del año el Índice General de la Bolsa de Colombia – IGBC ha presentado una caída de 41,34% hasta el menor nivel intraday (6.460 ptos), llegando a valores que no se observaban desde la crisis del año 2006. Las cinco acciones que más han caído en lo corrido del año son Tablemac (62,62%), Valorem (51,67%), Éxito (52,22%), Fabricato (47,44%) y Paz del Río (45,21%), mientras que tan solo la acción de la Bolsa Nacional Agropecuaria y Coltejer ha sido las acciones que se han valorizado en 101,79% y 5,44% respectivamente.
Sin embargo, a pesar las caídas tan significativas que presenta el mercado de valores colombiano, haciendo un análisis comparativo países de América Latina, la magnitud no es tan profunda como parece.
Realizando un ranking entre las bolsas de la región, la Bolsa de Valores de Colombia ocupa uno de los primeros puestos, al presentar menores desvalorizaciones en lo corrido del año, después del mercado de Chile, quien ocupa el primer lugar con una caída de 34,25% a su menor nivel intraday en el mes de octubre (Gráfica 3). Mientras que las mayores caídas las tienen Perú y Argentina, presentando este ultimo mercado una fuerte desvalorización después de la propuesta hecha por el Gobierno de nacionalizar los fondos de pensiones.
De hecho, la caída de Colombia está en línea con el desempeño de los índices de Estados Unidos, los cuales han presentado una desaceleración de 42% en promedio. Esto significa que si bien hay buenos soportes macroeconómicos para que los mercados emergentes no entren en una recesión, éstas economías no están totalmente blindadas, ya que las pérdidas del mercado de valores han sido mayores a las presentas en los mercados realmente afectados.
Otro aspecto que se ha contagiado por la crisis financiera, es el relacionado con el peso colombiano, el cual ha mostrado dos facetas totalmente opuestas (Gráfica 4).
En el primer semestre del año, el peso se revaluó cerca del 19%, llegando a niveles mínimos de 1.652 pesos, que no se observaban desde el año de 1999. Los argumentos que sustentaron este comportamiento fueron básicamente dos: i) la debilidad del dólar en el mercado internacional y ii) la entrada de capitales a través de la inversión extranjera directa.
Posteriormente el cambio de tendencia fue drástico, dado que se paso de una revaluación a una devaluación del peso de 17% en lo corrido del año y a una devaluación del 43% desde su menor nivel hasta la fecha. Las razones son básicamente la fortaleza del dólar como refugio de los inversionistas y las turbulencias financieras que cada vez son más inciertas y llena de temores que apuntan a una recesión global.
Haciendo el mismo análisis comparativo con las economías de América Latina, se pueden observar las mismas dos facetas de revaluación y devaluación de cada una de las monedas con respecto al dólar. Si bien el cambio de tendencia de las monedas se presenta en distintos momentos del año, el rezago no es tan amplio.
Teniendo en cuenta el comportamiento de las monedas en lo corrido del año, el real brasilero es el más devaluado con un incremento de 43%, seguido del peso chileno con el 37,09% y del peso mexicanos con una devaluación de 31,4% desde enero del presente año.
Es de resaltar que en estos momentos, la devaluación de las monedas de los mercados emergentes es una buena noticia para los exportadores, sobre todo cuando el precio de las materias primas ha venido cayendo constantemente. Sin embargo, no es del todo cierto que la devaluación del peso compensa la caída en los precios de los commodities, dado que a muchas empresas exportadoras se les incrementan los gastos, cuando estos son importados. Igualmente, hay evidencia de que tanto en Colombia como en otros países de la región se están reduciendo las líneas de financiamiento al comercio que se otrorgaban desde el exterior. Esto puede evitar que los sectores exportadores puedan explotar los períodos de ingresos altos asociados a un peso más débil, a raíz de que ven limitadas las posibilidades de acceso al capital necesario para financiar su operación.
Comentarios finales
Los indicadores del sector financiero Colombiano estén en la mayoría de los casos por encima del promedio de América Latina, y los resultados financieros de las compañías colombianas no han sido despreciables al tercer trimestre del año, dado que han generado muy buenas utilidades.
Sin embargo, precisamente las turbulencias financieras, que si han contagiado totalmente al mercado de valores, pueden afectar esos buenos resultados que han sido rescatados por los expertos y han sido usados como una voz de aliento a los agentes y a los inversionistas extranjeros para que no pierdan la confianza en nuestra economía.
Es cierto que no estamos en las peores condiciones y que muy probablemente vamos a salir bien librados, pero también es cierto que el impacto de la crisis en los indicadores económicos y financieros de nuestra economía es muy rezagado. El mercado de valores se ha visto seriamente afectado, sin embargo en términos comparativos es un mercado relativamente pequeño. El grueso de los problemas financieros puede venir por el lado del alza en las tasas de interés que se asocia al incremento en el riesgo país. Mayores tasas de interés y menor disponibilidad de crédito, en particular el asociado a líneas de crédito comercial proveniente del exterior, podrán causar un impacto sobre la actividad productiva.
Por esta razón no está de más que mantengamos la prudencia y aumentemos las provisiones a posibles hechos, que si bien pueden transmitirse tarde, también pueden transmitirse con más fuerza. Afortunadamente el sistema financiero se encuentra relativamente fuerte y cada vez más parecen surgir alternativas para cubrir el crédito comercial a los exportadores provenientes de las agencias multilaterales. Es importante que el crédito pueda continuar circulando para mantener la dinámica de la economía en estos momentos difíciles a nivel mundial.
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