Fratelli Tutti, la encíclica que el Papa define como una encíclica social, fue publicada el 3 de octubre de 2020. En ella se reflexiona sobre cuestiones propias de nuestro tiempo a la luz no solo de la creencia cristiana, sino de la creencia en el ser humano. Los temas tratados son diversos: Estado, guerras, migrantes, medios de comunicación, racismo, trata de personas, avances tecnológicos, derechos humanos, medio ambiente, globalización, mercado, propiedad privada, empleo, hambre, redes sociales, individualismo, las instituciones y su papel en la vida de los demás. Y por supuesto, la pobreza y la exclusión social.
Pero al poner el acento en las cuestiones políticas y económicas nos muestra que como sociedad no estamos respondiendo al llamado de construir el bien común. En lo político, resalta que las nuevas formas de egoísmo, las ideologías enmascaradas de intereses nacionales, la democracia, libertad, justicia y unidad se han convertido en instrumentos de dominación y de destrucción del otro. En lo económico, indica que el bien común está siendo instrumentalizado, se ha fomentado un consumo sin límites y en ese modelo el afán de ganancias no duda en despreciar los derechos fundamentales de las personas. La economía se ha convertido en una continua declamación de libertad… a la que realmente pocos acceden.
En cuanto a los pobres —que es lo que aquí nos ocupa y preocupa—, aparecen como los descartados, los no útiles para los sectores que quieren vivir sin límites; dejan de ser personas en su valor intrínseco, primario, y así es que nos hacemos insensibles a cualquier forma de despilfarro. Son invisibles. Para aquellos que pudieran hacer algo por ellos no existen porque no están dentro de sus intereses. Y el Papa Francisco lo resume en que si alguien no tiene lo suficiente para vivir con dignidad se debe a que otro se lo está quedando. Y añade, párrafos adelante: “debería obsesionarnos que en cualquier lugar haya personas y pueblos que no desarrollen su potencial y su belleza propia a causa de la pobreza o de otros límites estructurales. Porque eso termina empobreciéndonos a todos”.
Críticas a la encíclica, muchas; concretas, ninguna.
El objetivo se dirige a resolver todos los problemas humanos, los obstáculos, las diferencias, a partir de la fraternidad, el diálogo, la dignidad, la cultura del encuentro y la amistad social. En sus 97 páginas se encuentran reflexiones que tocan los corazones no solo de los cristianos, sino de todos los que viven con el compromiso cotidiano de que el otro tenga bienestar material, político, ambiental y tantos otros. La reflexión aquí hecha se encamina a encontrar en las páginas de Fratelli Tutti la invitación a que la ayuda a ese otro no se quede en palabras, pues estas dicen una cosa, pero las acciones muestran otra. Es necesario que nuestras comunidades realmente lo sean en virtud de nuestros esfuerzos para levantar al caído: solo así el bien será común (y auténtico). Para el Papa Francisco, la vida subsiste cuando hay un vínculo, una existencia volcada hacia y con el otro, cuando lo acompañamos en el recorrido de su vida y le disponemos todo para que pueda dar lo mejor de sí; no solo en la búsqueda de bienes materiales, sino de las cosas bellas, sublimes y edificantes.
El reto es asumir nuevas perspectivas y propuestas para crear una sociedad basada en la fraternidad, de plena ciudadanía, en la que la pobreza sea superada a partir del trabajo no exclusivamente para ganar el pan, sino también como forma de crecimiento personal, de expresión propia: el trabajo como medio para participar en el perfeccionamiento del mundo interior y en el de los otros. El ejercicio de pensar en esta superación está enmarcado en la caridad, pero más en la decisión y valentía de encontrar caminos que lo hagan realmente posible. Y la ciencia económica tiene aquí un papel fundamental desde los acérrimos libertarios hasta los felices mamertos, para crear políticas con los pobres.
No hay nada de malo en alzar la voz para pedir al ser humano fraternidad, caridad y amor hacia el más desprotegido, por invitar a la ciencia económica a dar propuestas alternas al neoliberalismo y al populismo. Es fácil todos los días encontrar estadísticas con números de pobres, son millones, y tal vez no nos alcance la imaginación para contar y para conocer sus privaciones: Fratelli Tutti nos los pone ante nuestros ojos y también en nuestro corazón.
Los esfuerzos por dejar atrás la pobreza y buscar el bien del otro, por ser quien es, constituyen una misión de toda la sociedad; es la misma sociedad la que debe reaccionar frente a sus propias inequidades, porque el silencio de todos es inaceptable, nos hace cómplices, al igual que la indiferencia templada y cómoda de no pensar, de no sentirnos en el otro, en el pobre.
Catalina Chacón Mejía
Profesora Facultad de Economía. USTA – Bucaramanga.
Nathalia Ramírez Chaparro
Egresada Facultad de Economía. USTA – Bucaramanga.
Estudiante Maestría en estudios de Desarrollo, Major en Política Social – International Institute of Social Sciences, Erasmus University Rotterdam-
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