Por Maria José Prieto, Investigadora Junior. RADDAR CKG
Contemple un escenario sin público, sin audiencia, sin producción y sin artista. Un espacio diseñado para multitudes obligado a cerrar sus puertas y aplazar fechas. El mundo del entretenimiento y cultura sufrió los efectos de la pandemia, dejando miles de aficionados con boletas guardadas, revendidas y con la incertidumbre de volver a compartir más allá de los dos metros de distancia.
Durante el aislamiento, los hogares buscaban espacios alternativos de ocio y diversión en medio de la virtualidad, en donde el 68,9% de la población de más de 12 años vio videos y el 50,2% leyó libros, mientras que solo el 33% asistió a cine y el 20,6% a conciertos, según los datos obtenidos en la encuesta de consumo cultural 2020 del DANE. Todo esto en línea con una baja participación en ferias, teatros, fiestas, carnavales y parques, lo cual permitió un aumento en el porcentaje de personas que consumían televisión (89,3%), música grabada (46,9%), e internet (76%). Las personas de 12 años y más, iban en búsqueda de videos, música, revistas y videojuegos a pesar de los esfuerzos por ofrecer un acceso virtual a exposiciones de arte, obras de teatro, conciertos y demás actividades culturales que intentaban adaptarse.
Tras más de un año en medio de cuarentenas, incertidumbre y desconfianza, el gobierno anuncia una reapertura gradual, aflorando las esperanzas de volver a la normalidad, a pesar, de que todos reconocían lo difícil que sería. El gobierno y el comercio impulsaron el proceso de reactivación, dejando ver el interés por recuperar lo perdido. Aun así, el sector de cultura y entretenimiento seguía tras bambalinas esperando su entrada en el espectáculo de la presencialidad.
Y como no hay mal que dure cien años, el pico de contagios ceso ante el avanzado proceso de vacunación, permitiendo el aumento en el aforo de eventos y reviviendo el mundo del ocio y el entretenimiento. De modo que, para los últimos meses del 2021 el colombiano pudo gritar dentro de la tribuna en un estadio, asistir a un sinfín de ferias de moda, emprendimiento, carros, y demás que habían sido aplazadas un año atrás. Las ferias típicas de cada municipio revivieron en los colombianos las ganas de salir y disfrutar la temporada de fin de año, no sin antes presentar su carnet de vacunación y cumplir con los protocolos de bioseguridad.
Sí en el 2021 los hogares gastaron 47,7 billones de pesos en la canasta de entretenimiento con una variación en términos de dinero del 7,94% con respecto al año anterior, y en términos de cantidad de bienes y servicios adquiridos por los hogares del 6,06%, se espera que para este nuevo año el crecimiento sea mucho mayor, superando el nivel de gasto que se tenía previo a la pandemia. Con lo cual, se requiere un mayor control y logística en la organización de dichos eventos teniendo en cuenta un nuevo pico de contagios, así como la alta percepción de inseguridad en las distintas ciudades.
Aunque el consumo virtual de actividades de ocio mantiene una buena dinámica entre los colombianos, el anhelo por vivir experiencias únicas supera las expectativas para este nuevo año. De hecho, las buenas noticias para los amantes de la música, no se hicieron esperar. A lo largo del 2022 Colombia recibirá artistas de talla nacional e internacional, y presenciará nuevamente eventos deportivos de todo el interés de los colombianos, incentivando no solo el gasto en la canasta de entretenimiento sino también en hotelería, turismo e incluso comidas por fuera del hogar.
La compra de entradas no se ha hecho esperar sin importar cuan cerca o lejos se encuentre la fecha del evento. Fenómenos como la nueva gira de Bad Bunny no se hacen ajenos a un consumidor lleno de expectativas de compartir los mejores momentos junto a sus artistas favoritos, en donde la venta de 40.370 boletas en menos de 24 horas y agotadas en tiempo récord, no solo demuestra una mayor inclinación a gastar en aquello que no pudieron en medio de la pandemia, sino también el sacrificio que harán los colombianos al no comprar en otras canastas por asistir a las actividades de cultura y entretenimiento que se esperan para el 2022.
Es aquí donde surge una pregunta que se deberían hacer todas las empresas sin distinción de grupo de consumo, ¿Qué están haciendo para que el consumidor designe mayor parte de su gasto a su producto o servicio, y no a otro?
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