A 7 kilómetros de Villavicencio –por la vía a Puerto López-, hay un hotel que invita a dejar atrás la ciudad y conectarte con lo natural: MS Campestre La Potra.
Lyda León Camacho, gerente, Hotel MS La Potra (Foto Orlando Gómez Camacho).
¿Por qué nos gusta tanto el campo y en especial las llanuras colombianas? Es una pregunta que se hace una y otra vez la gerente del Hotel MS Campestre La Potra Lyda León Camacho, una administradora hotelera que tomó las riendas de esta propiedad a 7 kilómetros de Villavicencio en julio pasado. “Porque la conexión con la naturaleza empieza por tus pies y tus manos. Hasta descalzos podemos caminar”, asegura.
Resulta ser que esta tierra verde y fresca, tiene unas joyas naturales invaluables en Colombia, empezando por los caballos, siguiendo con el ganado y las aves y continuando con especies únicas como los micos, conejos, mariposas y pavos reales, entre muchos otros.
Precisamente, esas especies fueron las que me saludaron y revolotearon durante mi estancia en este hotel la semana pasada. “En la ciudad solo madrugamos para trabajar o ir a estudiar y no solemos prestar mucha atención al canto de las aves. ¿Y si acá madrugamos a escucharlas?”, vuelve a inquirir esta ejecutiva, que ha aperturado numerosas propiedades como el Hotel de la Ópera, el GHL Collection 93 (anteriormente Avia 93), el Sofitel Bogotá Victoria Regia, el Cabrera Imperial y el Casa Pestagua, entre otras.
De nuevo, la respuesta está servida, esta vez en la forma de un complejo hotelero que –a pesar de estar enclavado en un terreno de 30 hectáreas-, apenas tiene 29 habitaciones. Un concepto genial inspirado en la naturaleza y bautizado en honor a la estrecha relación que el hotel tiene con los caballos.
Ante este escenario es difícil no conmoverse. Trinos de carraos, mirlas y arrendajos se escuchan desde las habitaciones, algunas de ellas con vistas hacia una laguna repleta de patos que antecede a las caballerizas.
CRIADERO DE PASO FINO
Sus senderos pueden recorrerse a pie o utilizando el Dilitren, un carruaje de tres vagones impulsado por un tractor que te lleva llano adentro por casi dos kilómetros hasta un magnífico criadero de caballos de paso fino y alta escuela. De regreso, hay una casa en el árbol a 12 metros de altura que puede reservarse a una tarifa de COP300.000 por noche en temporada baja para 2 personas.
Para los caballistas, el MS Campestre La Potra se craneó una cabalgata ecoturística que puede durar entre 45 minutos y 2 horas e incluye un picnic al aire libre, al lado de la quebrada.
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A un costado de la finca hay una sorpresa: un salón de eventos nuevecito y completamente dotado de audiovisuales con capacidad para 250 personas, “Un lujo en medio de la llanura”, prosigue Lyda León, quien revela que su hotel es un típico anfitrión llanero: “Aquel hombre llanero adulto, padre de familia, dedicado al mercado equino que ha vivido toda su vida en el campo y le quiere enseñar a los citadinos cómo es vivir en medio de la naturaleza a través de sus costumbres.”
Bajo esta esencia de marca, el MS Campestre La Potra ha dispuesto sus servicios para atender cinco mercados claves: Corporativo, vacacional, pasadía, MICE (meetings, incentives, congress and exhibitions) e infantil.
HUÉSPED ACOMODADO
Casi todos llegan con su familia para desconectarse del día a día buscando actividades diferentes. “Se trata de un huésped de entre 30 y 60 años que ha decidido estar con su familia más tiempo”, propone León. “Él mismo es quien hace la reserva, planea las actividades en el hotel y se encarga del pago. Es una persona acomodada y financieramente estable”.
“Un huésped de entre 30 y 60 años que ha decidido estar con su familia más tiempo, es quien hace la reserva, planea las actividades y se encarga del pago. Es una persona acomodada y financieramente estable.
A veces este perfil prefiere hoteles de grandes cadenas internacionales, le replico a la gerente. Ante ello, argumenta que en los hoteles de cadena el huésped es un número más. “En un hotel independiente como este, se cuidan al detalle miles de factores para que la experiencia con la familia o los amigos sea realmente capaz de superar cualquier estándar. Si a esto le agregamos naturaleza, animales y cultura llanera, pues la ecuación está completa”.
Tal parece que lo está logrando. El voz-a-voz ha comenzado a regarse como pólvora en la vía a Puerto López, colmada fincas de recreo, parques, granjas y restaurantes, gracias al show equino gratuito de los domingos, donde jinetes y caballos se funden en pasajes, costados, arrodilladas, elevadas y saludos.
Esta actividad puede combinarse con un pasadía que incluye acceso a las piscinas, al restaurante y a las canchas de fútbol y voley playa.
En apenas dos peses, luego de su ingreso, Lyda León logró elevar la ocupación del 30% al 54% en promedio, todo un récord considerando que ya se van a cumplir tres meses del cierre de la Vía al Llano, lo cual ha golpeado fuertemente a la economía y especialmente a la industria turística.
Cambios en la comercialización, una mayor cercanía con la agencias y tour operadores, así como un programa de capacitación para los miembros de equipo han sido los factores de este repunte.
“De igual forma, un perfilamiento milimétrico del huésped, algo que definitivamente nos enfoca hacia un cliente exigente y que busca nuevas experiencias rodeado de naturaleza”, finaliza. “El verde renueva, inspira y recarga. ¿Se puede pedir más?”.
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