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Salud, dinero y amor, una frase de sabiduría popular que integra y resume en gran parte nuestras metas y sueños. Vibrar en prosperidad, éxito, abundancia, gozar de buena salud y tener buenas relaciones son unos grandes motivadores. Sin embargo, su logro demanda disciplina, enfoque, consistencia y muchas más habilidades que se logran solamente con una mente clara, pausada y tranquila.

Foto de: Wesley Tingey.

Es por esto, que en este articulo he decidido escribir sobre el poder del yoga, y cómo esta práctica física y espiritual nos ayuda a alcanzar estas metas al tener equilibrio y unidad dentro de nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.

Entendiendo un poco su origen, vemos que la palabra ‘Yoga’ proviene de una raíz sánscrita muy antigua que significa conectar, unir; especialmente el cuerpo, el corazón y el espíritu. Los orígenes del yoga se remontan a la civilización del valle del Indo, que existió alrededor del 3.300 al 1300 a.C. en lo que hoy es Pakistán y el Noroeste de la India. En esta civilización existió una profunda conexión espiritual con la naturaleza, había un profundo conocimiento del cuerpo humano y una gran conexión con la mente y el espíritu, ya que creían en el concepto de ‘armonía’, esta práctica se realizaba para ayudar a los seres humanos a atravesar el sufrimiento y encontrar la unidad, la alegría y finalmente la paz del cuerpo y del alma.

Cómo esta práctica física y espiritual nos ayuda a alcanzar estas metas al tener equilibrio y unidad dentro de nosotros mismos.

El desarrollo de los sistemas de yoga clásicos se puede atribuir al sabio Patañjali, quien compiló los Yoga Sutras alrededor del siglo II a.C. Los Yoga Sutras son una colección de aforismos que describen las ocho ramas del yoga que proporcionan un marco integral para el crecimiento espiritual y la autorrealización.

A finales del siglo XIX, el líder espiritual Swami Vivekananda apoyó en la integración del yoga al mundo occidental, dedicó su vida a difundir las enseñanzas de esta práctica. En la actualidad, el yoga se ha hecho popular en diferentes países y en muchas ocasiones no se dimensionan los beneficios espirituales, pero si se evidencian los aportes a la salud y al bienestar. El impacto en la salud mental y física ha resultado notorio cuando se practica con regularidad. La doctora Teresa Simarro-Patón de la Universidad de Jaén ha realizado un trabajo riguroso en el que recogen una serie de estudios en los que se refleja los efectos del yoga en el bienestar subjetivo y la felicidad, así como en el estrés, ansiedad y depresión.

El yoga fomenta la atención plena y la autoconciencia, lo que le permite identificar y abordar las causas fundamentales de su depresión. Según un estudio realizado por Ronald C. Kessler, sociólogo y profesor en el Harvard Medical School de Massachusetts, la práctica habitual del yoga disminuye el estado de ansiedad. A través de técnicas de respiración específicas conocidas como pranayama (Es una respiración en la que se obstruyen las fosas nasales con los dedos, primero una y luego otra, se inspira por la derecha, se retiene y luego se exhala por la izquierda, y después en dirección contraria), el yoga nos enseña a respirar lenta y profundamente, llenando los pulmones de oxígeno fresco y liberando energía estancada. La respiración profunda no sólo aumenta el flujo de oxígeno al cerebro y los músculos, sino que también ayuda a calmar la mente y reducir la ansiedad. Al incorporar estas técnicas de respiración en tu práctica de yoga, se nota una mejora en la capacidad pulmonar general y una mayor sensación de calma y claridad.

 

Foto de: Dave Contreras en Unsplash.

La práctica también puede ayudar a estimular el sistema inmunológico, haciéndolo menos susceptible a infecciones y enfermedades. Los movimientos del yoga estimulan el sistema linfático, además, ciertas posturas de yoga, ayudan a mejorar la circulación sanguínea y estimular la glándula del timo, que desempeña un papel vital en el sistema inmunológico. Adicionalmente la práctica de yoga estimula la producción de endorfinas, también conocidas como hormonas del ‘bienestar’.

El yoga nos enseña a respirar lenta y profundamente, llenando los pulmones de oxígeno fresco y liberando energía estancada.

Entre las variedades de yoga encontramos algunos como:

  • Bikram yoga a menudo denominado yoga caliente, se practica en una habitación climatizada con temperaturas que oscilan entre 95 y 108 grados Fahrenheit. Consta de una secuencia fija de 26 posturas y dos ejercicios de respiración, esta técnica permite estiramientos profundos y una gran desintoxicación a través del sudor. Esta técnica promueve la salud cardiovascular y mejora la flexibilidad.
  • Ashtanga yoga, realiza una sincronización de la respiración con una serie progresiva de posturas, generando calor interno y desintoxicando el cuerpo desarrollando fuerza, resistencia y flexibilidad, promoviendo claridad mental y la autodisciplina.
  • Kundalini yoga, una práctica espiritual y meditativa que se centra en despertar la energía latente dentro del cuerpo combinando posturas físicas, ejercicios de respiración, cantos y meditación, a menudo implican movimientos repetitivos y técnicas de respiración rápida, para desbloquear energías y elevar la energía Kundalini desde la base de la columna.

Es así como en nuestras agendas agitadas, el espacio para practicas yoga podría verse como un espacio para el crecimiento y el balance.  Una hora que debe ser vista como un potencializador del ser y un facilitador de metas. Un espacio para fortalecer la atención plena y una opción para cultivar la paz y armonía, dejando de lado charlas internas innecesarias y creando un espacio interior tranquilo, centrado y pacífico.

 

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