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En las empresas, como en el fútbol, siempre hay oportunidad de recuperarse de un fracaso.

Todo depende del carácter de quienes lideran la organización, su capacidad de resilencia y, otra vez, como siempre, de la bendita creatividad de los actores.

Duele perder un partido y, mucho más, un mundial, pero cuando más alto es el reto que se enfrenta, si se pierde, más se aprende.

Entender esto y aprovecharlo, adecuadamente, para alcanzar futuros triunfos, exige mucha humildad.

Es un yunque en que el espíritu se forja y se fortalece, para poder vencer la soberbia que nubla el pensamiento y entristece, por momentos.

Tremendo peligro es el de la tristeza. Es la antesala de la depresión. Si no se supera rápidamente, ensombrece el horizonte y nubla todo el panorama. Puede llevar a perder la confianza en sí mismo. Lleva a las personas a sentirse impotentes ante la adversidad.

Si todo ello sucede, la posibilidad de levantarse nuevamente, se dificulta, y se corre el riesgo de que el fracaso haga sentir frustrada a la persona.

El tema, entonces, es cómo superar esa tristeza que, sin bien limpia el corazón, en principio, a la larga, si no se lucha contra ella, destruye.

Hay que tener la seguridad que produce una adecuada preparación mental y espiritual, de que los aprendizajes, que de una mala experiencia se derivan, empiezan por entender que la vida continua mientras no nos llegue la muerte, que, los cristianos, consideramos como la victoria final, cuando se ha sabido santificar el trabajo aprendiendo a amar a Dios y a los demás, como a nosotros mismos.

La vida está llena de muchas tristezas que se presentan, con mayor frecuencia, después de los fracasos.

Hay que tener presente que, mientras más bajo se haya caído, mayor espacio habrá para volver a levantarse. Pero, ello no se nota, mientras no se haya superado la tristeza y, menos aún, si esta se transforma en depresión.

Hay que comprender, que no se es la única persona que ha pasado por semejantes dificultades, ni estas, son las más grandes e insuperables.

¡Hay que mirar alrededor!

¡Cuánta gente se supera y empieza de nuevo todos los días! ¡Cuántos han pasado por situaciones más complejas!

Es urgente que la tristeza se supere rápido. Como decían san Josemaria. “La tristeza es aliada del enemigo”

Hay que repasar, con objetividad, cada una de las que, a nuestro juicio, fueron las causas del fracaso.

Hay que observar las circunstancias que lo rodearon; dándoles el peso específico a cada una de las tuvieron que ver con el resultado, sacando conclusiones. Conclusiones, que permitan aprender de los errores, para no repetirlos en circunstancias similares y poner manos a la obra, para volver a levantarse, lo más pronto posible.

Primero, hay que pensar, de dónde agarrarse. Hay que construir sobre cimientos sólidos. Hay que edificar sobre la roca.

Segundo, mirar alrededor. Siempre hay alguien dispuesto a ayudar, pero, hay que darle confianza a quien nos puede dar la mano.

Algo se le podrá aportar. Hay que empezar por brindar amistad y cariño, para lograr su aprecio.

Ganar amigos, en esta fase, es muy importante. Es muy probable que no sean aquellos que lo fueron cuando la situación era distinta. Algunos estarán viviendo situaciones similares e igualmente difíciles. Pero no hay que olvidar que, la unión, hace la fuerza. No hay por qué preocuparse si los viejos amigos ya no aparecen. Seguramente, no lo eran tanto.

Ahora, a llenarse de esperanza.

Hay que volver a soñar, pero soñar en grande. Ha llegado la hora de invitar a los nuevos amigos a participar de los sueños. Hay que animarlos a compartir el rumbo y a soñar en grande.

La esperanza, es clave para alcanzar la preparación intelectual y espiritual necesaria para iniciar y disfrutar el proceso de la recuperación.

Ahora bien, aquí va un testimonio que puede ayudar. Invito a los interesados a leer la primera de estas columnas que tuve la oportunidad de escribir en mi blog de Portafolio, producto de una experiencia personal que tiene que ver con este tema

“ME ATACÓ EL CÁNCER. ¡GRACIAS A DIOS!”

Si se animan, continúen con las siguientes. Sé que podrán ayudar.

 

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