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ECOPETROL, estaba, por aquellos días, secuestrado por un sindicato inconsciente de las urgencias nacionales, con un grupo de trabajadores manipulados por una dirigencia sindical desconectada de la realidad, que desconocía las reivindicaciones logradas con base en la extorsión a un Estado que había provocado un monopolio que, en un servicio público vital, no lograba deslindarse de las más absurdas pretensiones.

En un país en que la mayoría de los trabajadores ganaban un sueldo miserable. Estos trabajadores, tenían sueldos extraordinarios, con servicios médicos, alimentarios y de educación gratuita. Sus mercados, que hacían a costos subsidiados, contaban con raciones de carne y leche gratuita. Mientras los lideres sindicales eran adoctrinados en Rusia y Cuba para servir como fieles “perros de caza” a los intereses políticos y económicos de tales regímenes patrocinadores del terrorismo internacional, con el propósito de imponer sus pretensiones políticas de expansión ideológica en el mundo.

Era en medio de este ambiente desconocido para mi que iniciaba mis labores en ECOPETROL.

Mi vinculación obedecía a la intención del gobierno nacional de crear una organización distribuidora y comercializadora de combustibles que, impulsada desde ECOPETROL, no fuera parte de la compañía, con el fin de evitar que un servicio tan importante quedase, como hasta ahora sucedía, secuestrado por los intereses de un sindicato desbordado en sus pretensiones y con claros propósitos de utilizar el sector energético para sus intereses políticos que, como buenos marxistas, estaban dispuestos a utilizar bajo todas las formas de lucha, para tomarse el poder.

El servicio de distribución de combustibles estaba en manos de las multinacionales — ESSO, MÓVIL, TEXACO, Y SHELL—casi que exclusivamente.

Era una oportunidad importante para el país entrar en este lucrativo negocio y era necesario que fuera orientado con criterios de empresa privada, descontaminada del sindicato de ECOPETROL, de manera que los estándares de eficiencia y calidad determinaran su competitividad en el mercado.

ECOPETROL contaba con una organización de trasporte soportada por oleoductos que cubrían casi todo el occidente y centro del país, pero había zonas que no eran suficientemente lucrativas para el negocio de las multinacionales. Por lo que el servicio de suministro de combustibles estaba descuidado y no lograban un buen cubrimiento de los territorios.

ECOPETROL, para resolver este problema, a través de su división de oleoductos, transportaba gasolina a tales sitios y, de esta manera, suplía el déficit de suministro por parte de los distribuidores de las multinacionales que no se interesaban en abastecer estas zonas, considerando el margen tan bajo de comercialización establecido, que exigía altos volúmenes de venta para poder satisfacer los requerimientos de utilidad de tales compañías.

Las experiencias de ECOPETROL, abasteciendo estas zonas de bajo volumen de demanda, mostraban que, a pesar de todo, el negocio montado para abastecerlas era rentable y valía la pena para proponerlo a algunos emprendedores privados que, como las circunstancias lo exigían, lo manejaran con altos niveles de eficiencia.

La intención de la junta de ECOPETROL era que, sobre las experiencias tenidas con la división de oleoductos, se podría construir una compañía de capital mixto con mayoría privada, que dirigiera este reto empresarial con criterios de eficiencia propios de las compañías que tenían que participar de mercados altamente competidos.

Claramente ECOPETROL no tenia esta opción, por lo explicado inicialmente, pero su presencia en la nueva compañía, permitiría aprovechar toda una experiencia logística y de conocimiento del negocio que era estratégica para alcanzar los logros que se proponían.

Fue en estos términos que hablé inicialmente con la presidencia de ECOPETROL y con cada uno de los miembros de la junta. Dentro de ellos, había personalidades muy destacadas, del siglo pasado, que estaban vinculadas a la historia económica nacional, de manera importante. Recuerdo, con especial aprecio, además de Alfredo Carvajal Sinisterra, mi mentor en este proyecto, a Iván Duque Escobar, ministro de minas de la época, quien, a su vez, presidía la junta; Gabriel Turbay, fundador de ECOPETROL; Gilberto Arango Londoño, exministro de agricultura, expresidente de la Federación Nacional de Cafeteros y miembro de número de la Academia Colombiana de La Lengua.

El tema empezaba a hacerse muy complejo al ver que me estaba enfrentando a una circunstancia en la que se encontraban intereses de diferentes miembros de la junta con posiciones muy regionalistas, versus aquellos que tenían un horizonte más amplio de orden nacional. El primer grupo lo lideraba Gabriel Turbay que defendía toda una historia de liderazgo de Santander en los procesos de desarrollo del país en el sector petrolero. Y, el segundo grupo, estaba promovido por Iván Duque Escobar que, a su vez, presidía la junta de ECOPETROL, y Alfredo Carvajal en su función de presidente ejecutivo de la misma compañía.

Al final, primó el interés nacional sobre el regional y la junta me encargó ejecutar el proyecto de creación de la nueva compañía.

Lo primero que tuvimos que identificar era que había que respetar los intereses regionales de Santander, por lo que se consideraba necesario consolidar, como promotora de la idea, una empresa distribuidora de Santander que, por medio de la división de oleoductos, surtiera a Bucaramanga.

A esa empresa se le denominó Terpel (Terminal del Petróleo) Bucaramanga. Su gerente fue Rafael Perez Martinez. Posteriormente, se crearon Terpel Manizales y Terpel Antioquia, todas con capital de ECOPETROL.

A esa altura, estaban dadas las condiciones para empezar la consolidación por regiones de compañías de capital mixto con inversionistas privados que se vincularán al proceso y así nació Terpel Norte, gracias al impulso que le dio el grupo Santo Domingo, participando en el proyecto con su empresa Promigas que se constituyó en su primer accionista privado. Esta participación, permitió a Terpel Norte, ser pionero en el proceso de la distribución de gas vehicular en el país, lo que nos demostró que no estábamos equivocados. La inversión privada empezaba a dinamizar extraordinariamente el proyecto.

Así fue como se crearon otras compañías regionales con una rapidez extraordinaria, pues, otros empresarios regionales, querían dinamizar el crecimiento de sus regiones con proyectos como este. Nacieron: Terpel Sur, Terpel Occidente, y, finalmente, Terpel Sabana que, por el interés de los inversionistas de todo el país, se fundó con los aportes de ECOPETROL de sus instalaciones de Factativá y los aportes en capital de cada uno de los otros Terpeles de las diferentes regiones. Era el año 1986, cuando la Junta de ECOPETROL determina la creación de una organización nacional que integre todos los Terpeles, por lo que mi última gestión en tan extraordinario emprendimiento fue crear La Organización Terpel Nacional de la que fui su primer presidente y que se constituye, realmente, en el origen de la Organización Terpel que ya no contaría con la mayoría accionaria de ECOPETROL y que iniciaría una etapa de crecimiento acelerado que los emprendedores nacionales no pudieron sostener, por lo que su carácter nacional se tornaría en una multinacional que hoy es liderada por inversionistas chilenos que le han permitido sobrepasar las fronteras de Colombia, creando mucho empleo en nuestro país pero, a la vez, llevándola a ser una multinacional colombiana que, estoy seguro, ninguno de los que participamos en el origen de la realización de este sueño, llegamos a concebir.

Tengo que agradecer, muy especialmente, además de las personalidades de la junta directiva de ECOPETROL ya nombradas, a Enrique Amorocho, vicepresidente financiero de ECOPETROL y, posteriormente presidente de ECOPETROL, a quien, años más tarde, me encontraría en el campus la Universidad de La Sabana como colega docente; a Francisco Chona, vicepresidente de operaciones y, más tarde también Presidente de ECOPETROL, y a tantos ingenieros, economistas y abogados que sin saber yo nada del tema, me acompañaron, me enseñaron de sus oficios e hicieron posible la realización de este sueño extraordinario.

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