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EEUU nunca ha tenido que enfrentar una guerra mundial en su propio territorio. Su afán expansionista se ha proyectado al sur de Norteamérica con la apropiación de las tierras colonizadas por españoles y franceses, pero las fuerzas opositoras a tales invasiones no fueron lo suficientemente fuertes ni estaban preparadas para evitar semejante invasión post colonialista.

Su presencia en el Caribe y en el Pacífico también se ha hecho sentir con la anexión de territorios como Puerto Rico y Hawai. Sin dejar de tener presente que ha pretendido también influir, de manera bélica, en Vietnam y otros territorios de Oriente.

Otra manera de la cual se ha valido EE.UU. para influir en los países de Europa Occidental ha sido el tratado de defensa de la OTAN. Todas estas formas de intervención, han permitido que la cultura del pueblo norteamericano se haya impuesto de manera significativa en occidente y, ahora, en los límites de oriente y occidente, donde se acomoda un imperio que, históricamente, ha tenido un papel protagónico muy importante, a punto de parecer un país inexpugnable, como lo percibió Napoleón en sus épocas y el Nazismo con sus frustradas pretensiones de invasión en territorio ruso.

Estamos ahora en un momento de tensión fronteriza que empieza a activar las intenciones bélicas de EEUU y Rusia como dos ejes de poder que se muestran los dientes listos para atacar. Pero, los países seguidores de las dos potencias, empiezan a asumir posiciones que amplían el campo de acción de la disputa más allá del territorio ucraniano y el este de Europa. Rusia, ahora, cuenta con el declarado apoyo de China y esta cuenta con justificaciones para involucrar el lejano oriente con su disputa por Taiwan, en una región donde se encuentra un pequeño país manejado por un dictador irresponsable y lleno de prepotencia que ha sabido burlarse de los acuerdos con EEUU en la época de Trump. Corea del Norte tiene un poder nuclear importante con armamento dispuesto a ser utilizado y con misiles de corto alcance que pueden tocar puntos estratégicos para Occidente en Extremo Oriente como Corea del Sur y Japón.

El escenario lo completan los países de Oriente Medio, donde Israel, rodeado de enemigos más afines a los Rusos que, con los interese de Irán y su poder nuclear, podrían jugar a favor de buena parte de los países árabes que, si bien tienen relaciones económicas importantes con EEUU, su cultura puede tener más peso a la hora de decidir. El contexto político – religioso del Islam puede determinar la posición a adoptar.

Dentro de este escenario de conflicto internacional generalizado, la inminencia de una tercera guerra mundial, puede estar germinando.

Lo que tiene que considerar ahora EEUU es que estos conflictos, considerando los avances de la tecnología nuclear, ponen a Rusia, su directo contrincante, en posición de hacer sentir, en las grandes ciudades del moderno imperio, el eminente peligro de vivir en su territorio los bombarderos de que fueron víctimas, en la Segunda Guerra Mundial, Berlín, Paris y Londres. Con una pequeña diferencia: estos bombarderos serían con ojivas nucleares plantadas en misiles teledirigidos que tardarían menos de media hora en estallar en las calles de las grandes ciudades del gran imperio.

Nuevamente los Hunos atacan a occidente, pero su batalla ya no es contra Roma; es contra Washington.

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