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  • Los accionistas o propietarios de las empresas tienen grandes retos que se determinan por los compromisos que deben cumplir consigo mismos, para lograr el rédito de sus propias inversiones, y  con los grupos sociales a los cuales se deben. Aquellos que identificamos técnicamente, como los Stakeholders (Helén Anderson, “Mergers, Acquisitions, and Stakeholders: The Critical Role of Stakeholders”). Estos, son entendidos como las personas y/o comunidades que tienen relación directa o indirecta con la empresa.

Stakeholders Directos

A este grupo pertenecen, además de los mismos accionistas que, por tener derechos y deberes con la empresa, son parte integral del mismo: los empleados, los clientes, los proveedores de bienes tangibles y no tangibles, así como los bancos y prestadores de otros tipos de servicios.

Otro stakeholder a considerar, que participa directamente del concurso de derechos y deberes con relación a la empresa, es el Estado. Sus derechos son obvios y se expresan en los decretos y ordenanzas que rigen la conducta de las empresas pero, al igual que todos los stakeholders directos, tiene también deberes, orientados a asegurar el ambiente económico y social adecuado para el progreso y desarrollo de la comunidad de empresarios que conforman cada uno de los sectores de la economía y de esta en su conjunto.

Stakeholders Indirectos

Ahora bien, hay que tener presente el protagonismo que está tomando la participación de diferentes miembros de la comunidad, que si bien se caracterizan por no tener obligaciones directas con las empresas, distintas de comportamientos éticos como el respeto, la solidaridad y la convivencia; si tienen, cada día, más derechos que, por la misma presión de las comunidades ante todos los estamentos del Estado, aumentan su nivel de relevancia. Dentro de ellos, se encuentran: comunidades de vecinos, gremios, competidores, organizaciones que producen bienes y productos sustitutos, comunidades religiosas, políticas, sociales, culturales, deportivas, etc., que pueden ver amenazados sus intereses, por la gestión y las decisiones de los empresarios. Ellas cuentan, cada vez más, con un sin número de entidades gubernamentales y no gubernamentales que tiene mucho peso en las decisiones del Estado y sobre los medios de opinión. Por lo que son un factor muy importante a tener en cuenta por los accionistas, para asegurar el control del sus inversiones

El conocimiento de estos aspectos es parte esencial de las habilidades que deben tener los accionistas y propietarios, con el fin de poder determinar estrategias de inversión y desinversión, según el comportamiento de estos actores, directos e indirectos que, así como pueden presentar buenas oportunidades, también pueden significar amenazas a considerar en el proceso de proyección de los negocios.

Aporte de capital

Existe otro factor determinante dentro de las habilidades a considerar por parte de quién es un propietario o accionista de una empresa. Me refiero ahora a la determinación justa de capital a invertir (Christofer Agar, “Capital investment and Financing”), que va a depender de dos aspectos fundamentales: la toma de poder de gestión dentro de la misma o la conveniencia de capitalizar, en función de apalancar financieramente procesos de innovación y desarrollo a cambio de un dividendo y/o la valorización de la acción.

En el caso de las decisiones relativas a la toma de poder, es importante considerar aspectos como las decisiones de tipo estratégico que determinan la conveniencia de orientar la organización en función de las oportunidades de crecimiento que se puedan identificar para poder tomar decisiones importantes sobre participación, destino de las utilidades y correspondiente determinación de las estrategias clave de gestión. Dentro de este concepto de la toma de poder, se da la consideración de inversionistas que, independientemente de los aspectos anotados, encuentran una oportunidad de integración con otras empresas de su propiedad, para beneficio de estas o de la misma empresa en que se invierte, teniendo en cuenta las sinergias que se puedan presentan entre ellas.

Las decisiones relacionadas con el apalancamiento financiero. Dependen de las oportunidades estratégicas que la organización identifica en el mercado y del costo del capital. Hecha tal evaluación, el accionista puede tomar objetivamente su decisión. Este es el caso de aquellos inversionistas que, independientemente de las consideraciones de poder, se lucran con los rendimientos de las acciones o con las oportunidades de valorización de las mismas en el mediano y largo plazo. Estas son operaciones especulativas válidas en que son especialistas entidades como las bancas de inversión, los capitales ángeles, etc.

Misión y Visión

Po rúltimo, el accionista que tiene el poder (mayoría accionaria) o es propietario de la totalidad de la empresa, tiene otra obligación determinante relacionada con la supervivencia  la organización. Me refiero a la determinación de la Misión (qué empresa quiere tener) y la Visión (cómo quiere que sea esa empresa) (Fred R David, “Conceptos de Administración Estratégica”).

Este es el mandado de los accionistas a los administradores y es una actividad indelegable, si no quiere que el negocio caiga en manos de terceros o se desvié de los propósitos que el propietario determina de su inversión.

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