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“Dice el necio en su corazón:
«No hay Dios».
Se han corrompido, han obrado actos abominables.
No hay quien haga el bien.” (Salmo. 14)

https://books.apple.com/co/book/sagrada-biblia/id1155492312

Estamos hoy aquí: ustedes leyendo este artículo y yo escribiendo.

Sabemos que existimos, como lo expresaba Descartes, porque, mientras hacemos estas actividades, pensamos. Además, porque pensamos, es que somos conscientes de que existimos. “Pienso, luego éxito.”

https://youtube.com/shorts/g3JIcA9OSQ4?feature=shared

Si logramos superar esta primera cuestión existencial, ahora, deberíamos averiguar quiénes somos y para qué existimos.

Somos nosotros y, en cada caso particular, tenemos un yo que tiene capacidad de conocer y nos ha descubierto. Eso ya nos permite asegurar que existimos. Por tanto, podemos analizarnos, porque nos conocemos; y ese conocimiento, nos ha dado la primera información de que disponemos: ¡existimos!

Pero ¿qué más existe con nosotros? Pues todo lo que, en primera instancia, conocemos por nuestros sentidos: vemos, tocamos, escuchamos, olemos, saboreamos, etc. Este conjunuto de apreciaciones sensoriales nos inducen a pensar y concluir que tenemos medios para ampliar el conocimiento de nuestra existencia y darnos cuenta de que compartimos este privilegio con muchas personas, anímales, cosas y fenómenos que existen con nosotros. En el caso de las personas y los anímales, ellas son conscientes de que existen y que nosotros existimos, pues toman actitudes de relación con cada uno de nosotros. En el caso de las cosas y los fenómenos que se suceden a nuestro alrededor no tenemos elementos de juicio suficientes que nos permitan concluir que esa consciencia existe en ellos.

Pero, si llegamos a estar de acuerdo con lo hasta ahora expuesto, debemos adentrarnos en el aspecto de ¿para qué existimos?

Habría que pensar, entonces, si la pregunta tiene sentido y si cada uno de nosotros tiene esa inquietud. También parece evidente que tal pregunta no se la hace mucha gente. Si observamos cómo vive cada uno, lo que hace y lo que se propone hacer. Pero, ello no implica que, quienes nos la planteamos, no dejemos de buscar la respuesta. Es con ellos con quienes quiero compartir estos pensamientos.

https://youtu.be/CZsr2NhzJzM?feature=shared

Desde los principios de la filosofía clásica griega, esta pregunta ha estado presente como medio para empezar a explorar todos los fenómenos existentes. Ello se resume en el concepto, generalmente aceptado, de que cada causa tiene su efecto. En nuestro caso, desde el concepto primario y elemental de la evolucion natural, somo el efecto de una cantidad anterior de causas que, a su vez, han producido su efecto hasta llegar a nosotros y las cosas que nos rodean.

Pero, también nos cuestionamos si las cosas, como efectos, tienen su razón de ser en este mundo y si ellas están ligadas a que las causas producen los efectos por el azar o porque hay un propósito detrás de cada una de ellas.

Cada dos átomos de hidrógeno unidos a uno de oxígeno producen agua; y tanto cada una de sus partes, como el resultado de su unión, son esenciales para la vida de las personas, los anímales y las especies vegetales.

Esto nos induce a pensar en las causas, los efectos y el propósito.

Una montaña se forma por la acumulación de cedimientos, minerales y orgánicos, de diferentes especies y formas, articuladas en el tiempo, de manera tal que forman la montaña. Un cuerpo orgánico deja de existir y se descompone en diversos elementos que permiten formar nuevas vidas o fenómenos inertes que constituyen parte del paisaje y de la evolución de la tierra y el universo, formando parte de un todo que no alcanzamos a contemplar plenamente, ni comprender.

Todo lo anterior, nos anima a pensar en que, detrás de todo esto, hay un propósito; ya que las probabilidades de que tales fenómenos y sus causas se den por azar son prácticamente inexistentes. Cosa en la que la mayoría de los científicos coinciden. Todo este universo en que estamos inmersos tiene una probabilidad tan baja para darse como resultado del azar, que no podemos menos que inferir que existe un propósito detrás de la sucesión de causas y efectos que lo conforman.

Es lo que conocemos como un proceso, que suele ser objeto de estudio e investigación científica de quienes se dedican a ello. Generalmente, profesionales destacados de diversas ciencias del saber que han dejado en sus estudios la impronta de su investigación reconocida por universidades, colegas e institutos de investigación científica generalmente reconocidas.

https://youtu.be/aafbe6PSGM8?feature=shared

Pero, el propósito, implica un acto inteligente por medio del cual la causa es capaz de lograr su efecto. Si no fuera así, las leyes naturales, no se darían, pues todo sería un caos incapaz de lograr un orden que, de esa forma, por esas leyes que la rigen, ordenan las acciones que interrelacionan las causas con los efectos para mantener el orden que se aprecia al descubrir las leyes naturales que lo rigen.

Al gran ordenador de todo esto es al quien llamamos Dios. Nuestra pequeñez y limitaciones no nos permiten comprenderlo ni conocerlo plenamente. Pues es un ente superior infinitemente perfecto, capaz de todas estas cosas que alcanzamos a conocer, mas otras muchas más grandes que por el orden por Él establecido no alcanzamos a entender.

Un balde de agua no puede contener más líquido del que es capaz de contener. Una molécula no comprende la estructura molecular de la cual hace parte y así en el orden de todas las circunstancias, cosas y seres que nos rodean.

Para quien quiere profundizar en estos temas lo animo a que lea, a profundidad y con mucha calma, la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino.

https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=1&d=9951_9555_230&txt_coord=230,0,0_230,2,27


Jairo A Trujillo Amaya
https://www.jataconsulting.org




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