“El liderazgo es una habilidad personal que permite a los individuos que la han desarrollado, conducir y dirigir a otros, responsable y libremente, al logro de sus fines individuales o colectivos” (J Yarce)
El concepto empieza por entender el término como una habilidad que puede desarrollarse y que está centrada en el principio de responsabilidad.
“El liderazgo no es popularidad, ni rango, ni privilegio. Es ante todo responsabilidad” (P. Drucker).
En este sentido, el líder se hace, como lo propone el INSTITUTO LATINOAMERICANO DE LIDERAZGO, ILL., en el excelente libro que sobre el tema plantea Jorge Yarce.
Por tanto, la sociedad y las instituciones todas tienen la obligación de promover el liderazgo de sus funcionarios en cada uno de los campos de acción, en la medida en que, formados en sus oficios, deben catalizar la gestión en función de los objetivos organizacionales planteados, con responsabilidad y honestidad.
Si se pretenden desarrollar sociedades sostenibles y duraderas en el tiempo, el líder que a ellas interesa es ajeno a todo lo que tiene que ver con: despotismo, autoritarismo, terrorismo (de cualquier tipo, aun el organizacional y académico), intimidación y, en general, cualquier tipo de antivalor propio de personalidades a quienes equivocadamente la sociedad considera como tales y que son fácilmente distinguibles.
Nada tiene que ver, entonces, con LIDERAZGO, la personalidad deformada de quienes imponen su autoridad por medios ilícitos para forzar las voluntades de sus colaboradores, subalternos o gobernados.
Ellos NO SON LÍDERES, son simplemente engendros deformados de una sociedad que los mantuvo y promovió, a costa de su propia libertad, por la inteligencia que desplegaron para manejar las circunstancias en su propio beneficio, sin considerar el bien común.
Es por esto que debemos tratar el término LIDERAZGO asociado al concepto de responsabilidad que propone P. Drucker y, por ser esta virtud propia de los procesos de aprendizaje de los individuos dentro de la sociedad, es que podemos considerar que el LIDER se hace.
Se hace desde la cuna, con la influencia de un hogar pleno de virtudes. Se hace en la escuela y en la universidad, con la educación recibida y las habilidades desarrolladas que, más tarde, en la vida en sociedad, le serán reconocidas, de manera que nazca la confianza de quienes dependan de él para dirigirlos a los fines nobles que libremente se propongan.
Aunque la persona puede ser LIDER de sus propios procesos de desarrollo personal, por medio de una estrategia de calidad personal, el LIDERAZGO, como tal, atañe a una relación sistémica de quien el grupo identifica como líder y quienes tienen la disposición de aceptar su orientación y guía. Este es el reto a lograr.
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