En esta Navidad, debemos aceptar que, cada uno de nosotros, es hijo de Dios.
Creado por Él, como persona única e irrepetible, para vivir en sociedad, con nuestras fortalezas, pero, también, con nuestras debilidades. Para que, con mucho amor, seamos expresión de solidaridad y cimiento importante para una segura y gratificante convivencia.
¡Feliz Navidad en familia!
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