Continuamos apoyándonos en los conceptos de lo que hemos llamado el “sentido cristiano de la administración” ( http://www.portafolio.co/opinion/blogs/carta-gerencia/el-sentido-cristiano-la-administracion ), como fuente de conocimiento para seguir encontrando elementos de información adecuados que nos permitan destacar las fortalezas necesarias de los individuos que asumen el reto de liderar organizaciones y que, por ello, requieren del respeto, aprecio y reconocimiento de quienes deciden seguirlos por el despliegue de sus virtudes. Esto hace que proyecten seguridad y confianza plena en quienes siguen sus pasos y respetan, por tal motivo, su conducción y guía.
“La justicia es principio fundamental de la existencia y coexistencia de los hombres, como asimismo de las comunidades humanas, de las sociedades y los pueblos”
(Juan Pablo II, Catequesis sobre las virtudes. 25 X de 1978)¨
El concepto de justicia se centra en el “principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde”
( http://www.oxforddictionaries.com/es/definicion/espanol/justicia )
La justicia responde al modo de actuar y de ser de aquella persona que sabe mantener un equilibrio permanente entre la forma como piensa y actúa respecto de sí mismo y los demás.
Algunos la relacionan con la igualdad, sin embargo, no estoy de acuerdo con ello; pues el justo entiende muy bien que todas las personas han sido creadas por Dios como individuos únicos e irrepetibles; por tanto, diferentes. Esto hace que, el concepto simplista de igualdad en el trato a las personas, desconociendo estas diferencias, se convierta en una acción discriminatoria y tremendamente injusta de quien exige las mismas condiciones a dos personas, morfológica e ideológicamente, distintas.
Debemos considerar que, la diferencia de las personas atiende, no solamente a su aspecto morfológico y, por tanto, físico. Es algo que trasciende este concepto y se centra más en el conjunto de valores de cada uno. En este orden de ideas, es producto de sus circunstancias de aprendizaje cultural a medida en que, el individuo, se va desarrollando. Estos valores, estéticos, musicales, arquitectónicos, históricos, sociales, familiares, etc., y, en general, culturales, nos hacen a cada uno, único e irrepetible.
El respeto a este carácter particular de cada persona o grupo social que comparte algunos de sus valores con los demás del grupo, es fundamento de convivencia social y, por tanto, elemento que cohesiona la organización a través del aporte individual al grupo en aquellas cosas en que cada uno, por sus individualidades y características, es apreciado y valorado.
El tema entonces es: equidad y no igualdad. Es la equidad lo que induce a las personas a dar al otro de acuerdo con su condición y estado correspondiente.
(https://www.youtube.com/watch?v=Xu9AEFhGRRk )
Esta relación de correspondencia, determinada por la equidad, tiene que ver con aquello que constituye la esencia de las personas. El deseo de ser feliz en medio de circunstancias que promuevan su libertad. Es un común denominador entre ellas. Forma parte de su esencia. Estimula el ansia por alcanzar la felicidad por medio de la libertad, para escoger los medios que le permitan lograrla de manera responsable.
(http://www.pursuit-of-happiness.org/history-of-happiness/john-locke/ )
Esta responsabilidad, no es una coartada al concepto de libertad que aquí proponemos.
La responsabilidad cobra sentido e importancia en cuanto que, por medio de ella, aseguramos nuestra libertad y la de los demás, en orden a alcanzar el máximo de felicidad posible.
Es, por tanto, responsable quien procura evitar los vicios en la medida en que es consciente de que, por esa vía, se puede perder la libertad y con ello la anhelada felicidad.
En la misma forma, somos responsables de la libertad de los demás y, por ello, debemos procurar sociedades con personas dispuestas a asegurar la responsabilidad del otro con su propia libertad; siendo conscientes que, esa plenitud, se logra en la medida en que trascendemos a Dios como expresión suprema de libertad y felicidad
Esta preocupación por el otro se manifiesta fundamentalmente en actos de solidaridad como expresión palpable de la caridad.
Pues bien, el gerente justo, se mueve en estos terrenos y con los criterios que la comunidad le reconoce en términos de justicia. Gracias a ello, goza de confianza entre los suyos, pues aprecia a cada uno de manera diferente de acuerdo a su estado y les facilita los medios para que, cada uno, se desarrolle y crezca dentro de la sociedad en función de sus propias y particularidades posibilidades. Así, las fortalezas de unos apoyan en sus debilidades a otros; y juntos, mancomunadamente, logran lo que de manera individual nunca alcanzarían.
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