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Los días de mi labor en GM llegaban a su final. La experiencia había sido extraordinaria. Haber pertenecido a una empresa que se clasificaba dentro de las más grandes del mundo, aquella de quien alguien llegó a decir que si GM estornudaba, a EEUU le daría gripa.

Gracias a ello, alcancé un conocimiento del mundo empresarial y político que solamente quien estaba vinculado a los órganos de decisión de una empresa de estas características podría alcanzar. Así haya sido, desde un país pequeño, como el nuestro, pero desde la perspectiva de la concepción global de los negocios, en un mundo que empezaba a abrirse a la internacionalización de los mercados en todas las naciones.

Los vehículos, como operación pionera en esta globalización, empezaban a ser un producto mundial, más que nacional, con operaciones de ensamblaje y manufactura de partes en cada uno de los continentes, de oriente a occidente.

Las noticias, también, en aquel mundo, ad portas de la globalización en Colombia, corrían las fronteras muy rápidamente y, los protagonistas, nos enterábamos de nuestro futuro, aún antes de poder nosotros conocerlo.

El tema, que circulaba en algunos medios, era que la gerencia de GM Trading Corp. se trasladaría a un punto geográfico más estratégico y que mi nombre estaba siendo propuesto para manejar una operación en otra parte del mundo.

La verdad, era que, si bien, el reto pintaba interesante, no me sentía preparado para ello; más cuando, dentro de las posibilidades que se barajaban, estaba Grecia. La imagen que yo tenía de ella era la que me había impresionado de una película que, hoy en día, es un hito de la historia del cine: “Sorba el Griego” con el legendario Anthony Quinn como protagonista.

Mis contactos con CARVAJAL se habían consolidado, aún más, desde mi posición en GM, pues pudimos hacer muchos negocios, entre ellos, la producción de los catálogos de un nuevo modelo de la marca Pontiac para Latinoamérica.

Fue así como, Alfredo Carvajal, me envió el mensaje de que había llegado la hora de vincularme a CARVAJAL, como gerente general de la compañía comercial y manufacturera más grande de la organización. Era la niña bonita de la holding, Carvajal Inversiones S.A, con operaciones de manufactura muy consolidadas en Mexico, Panamá, Ecuador, Chile y Colombia.

El negocio estaba posicionado muy bien en aquellos países y, sin tener posición dominante en los mercados, sus fortalezas tecnológicas y de comercialización, hacían que el negocio aportara de manera determinante al flujo de caja de CARVAJAL.

Era la oportunidad de trabajar en una organización que, como la Organización Corona, era modelo de perfección, por los aportes que estas dos empresas hacían al desarrollo del país y la concepción moderna de la gestión administrativa en cada una de ellas, que si bien eran diferentes, creaban un paradigma de gestión que otras anhelaban emular y que, en ellas, estaba avalado por sus extraordinarios resultados en la expansión internacional de los mercados y sus estados financieros.

El proceso de inducción a la organización estuvo a cargo de un buen amigo, Álvaro Cohen, entre tantos que había tenido la oportunidad de conocer, en mis relaciones anteriores con la organización. Su cargo era, a estas alturas, Vicepresidente Administrativo del grupo. Su temperamento cordial y su buen trato, era una característica evidente de la cultura centrada en el bienestar de la gente por la cual era muy reconocida CARVAJAL.

FESA, manejaba la comercialización y producción de formas continuas tipo estándar y especializadas para cada tipo de negocio, que eran el alimento que consumían los computadores ”mainframe” de la época que, a falta de una buena digitalización de pantalla, entregaban los resultados de los algoritmos que las programaban, en tiras extensas de papel, con gran cantidad de información que admirábamos los ejecutivos que empezábamos a utilizarlas, cada vez, con más asiduidad. Una vez usadas, las que no se archivaban, que eran la mayoría, muchas veces eran utilizadas com papel de envoltorio. Aún recuerdo la forma como me impresionó una vez que compré carne en una carnicería de barrio y me envolvieron la compra en ese papel.

FESA — Formas Eficientes S.A—, era, en aquellos momentos, la joya de CARVAJAL INVERSIONES S.A.

CARVAJAL, en aquella época, además de ser un modelo muy exitoso de gestión empresarial, empezaba a hacer, de cada una de sus divisiones originales, grupos empresariales internacionalIzados con manufactura y comercialización en múltiples países.

PUBLICAR, empezaba a manejar operaciones de edición y distribución de directorios telefónicos en varios países y, tal vez, su operación estrella era la operación de este negocio en São Paulo, Brasil.

El negocio de impresión de libros y cuadernos, conformaba el grupo empresarial de Norma,

Además, la edición, manufactura y comercialización de libros animados, se había posicionado como la empresa más grande del mundo en su tipo. Con operaciones aún en la China, donde los gringos apenas empezaban a imaginar operaciones comerciales con ese país.

Divisiones de comercialización de muebles para oficina y computadores, empezaban su posicionamiento en los diferentes mercados de Colombia y también presagiaban operaciones internacionales que brindarían extraordinarias oportunidades a la organización.

Todo esto estaba soportado por una infraestructura de servicio de ingeniería, metal mecánica, electrónica, de sistemas, de servicios financieros y administrativos que daban seguridad a la gestión y permitía aprovechar las sinergias, sobre las cuales se soportaban las diferentes marcas de la organización en sus respectivos mercados.

¿Cómo había llegado esta organización, en su tercera generación de familia, a fines de los 80s, a ser un grupo empresarial tan importante?

Esto lo trataremos en próximas entregas.

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