Aludir a un argumento moralista o de salud para decir que «eso no se debe hacer» ha mostrado ser insuficiente, pues al final la decisión es personal.
Un argumento que favorezca el cumplimiento de la ley en este caso, y en este país donde las leyes son acomodadas al beneficio propio, tampoco tiene suficiente fuerza. Más aún cuando existen países donde es legal, destruyendo el fundamento de la necesidad de tener una ley prohibitiva en beneficio de los ciudadanos.
Lo que finalmente me convence para decir No con punto final es que no quiero darle ni un peso al negocio del narcotráfico. Me remordería la conciencia pensar que ese peso que yo doy por comprar una droga va a auspiciar el negocio de la muerte, el negocio que acaba con la naturaleza, el negocio del desplazamiento y la desolación.
Un rato de euforia o tranquilidad suprema a un costo tan alto para mi país no vale la pena. Y me sorprende ver a gente que lucha por los derechos humanos, por defender nuestro ¿estado de derecho¿, por la ¿paz y la amistad¿ (creyendo que son muy Rastas al consumir marihuana), y amantes de la naturaleza, consumir drogas. Auspiciando un negocio que ataca directamente eso que tanto defienden.
Mientras las drogas sean un negocio ilícito, la guerra en este país difícilmente se va a acabar. Sé muy bien que la demanda no sólo es interna y que hay un mercado externo infinito por abastecer al que poco le importará que aquí nos estemos matando, literalmente, por satisfacerlos. A nosotros sí nos debería importar.
Pero la legalización está lejos. Hay muchos que se están beneficiando con esta guerra y no parece que las intenciones son acabar con la fiebre y no con la enfermedad, así que dadas las condiciones, si consumimos droga damos plata a los asesinos que quieren acabar con nuestro país.
Mi No es con punto final. ¿Y usted? ¿Va a financiar el narcotráfico?
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