Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

En el mundo de la agricultura la sanidad de los cultivos es tan vital como la salud humana. Así como nosotros necesitamos una combinación de medicamentos, buena alimentación y ejercicio para mantenernos saludables, las plantas también requieren un tratamiento integral que combine diferentes enfoques para prosperar. Esta analogía es crucial para entender cómo los productos de síntesis química y los bioinsumos trabajan juntos para proteger y mejorar nuestros cultivos.

Imaginemos a un agrónomo como un médico de plantas. Al igual que un médico prescribe medicamentos químicos, suplementos naturales y cambios en el estilo de vida; un buen agrónomo utiliza una combinación de productos de síntesis química y bioinsumos para abordar los desafíos fitosanitarios. Esta combinación no es excluyente sino complementaria y es esencial para lograr cultivos sanos, inocuos y productivos.

Es un error común creer que los bioinsumos por sí solos pueden resolver todos los problemas fitosanitarios. Aunque son una herramienta valiosa, no sustituyen a los productos de síntesis química. Ambos tipos de insumos tienen roles específicos y vitales en el manejo integrado de cultivos. Dependiendo del tipo de plaga, enfermedad o maleza, y considerando la diversidad de Colombia por su agricultura tropical, se requiere un enfoque flexible y multifacético.

Un claro ejemplo de las consecuencias de no integrar estos enfoques lo vemos en Sri Lanka, donde la prohibición de productos de síntesis química llevó a una drástica disminución en las cosechas y la productividad agrícola. Países como Brasil han implementado políticas inteligentes que combinan bioinsumos y productos de síntesis química, demostrando aumentos significativos en la productividad y calidad de sus cosechas.

En Brasil, el cultivo de la soya ha sido un ejemplo destacado de los beneficios del manejo integrado. La combinación de bioinsumos y productos de síntesis química ha llevado a un aumento del rendimiento del 20 %, es decir, un aumento del volumen de producción de 3 toneladas por hectárea a 3,6 toneladas por hectárea. Económicamente, esto significó un incremento de valor para los agricultores, pasando de ingresos de $1.200 USD por hectárea a $1.440 USD por hectárea.

Estos resultados muestran que un enfoque equilibrado y científico es la clave para materializar el potencial agrícola de Colombia.

La sanidad de los cultivos requiere un tratamiento integral. Los productos de síntesis química y los bioinsumos no son excluyentes, sino complementarios. Es vital que adoptemos este enfoque integral para materializar el potencial agrícola de nuestro país. Vamos por la apuesta del manejo integrado de los cultivos, es fundamental y necesario.

Nos vemos pronto.

Compartir post