La era de la tecnología llegó con una nueva forma de entender el mercado, no ya solo por lo que implicaba el comercio online sino también por cómo comenzó a enfocarse la creación de los dispositivos tecnológicos que, a día de hoy, forman parte intrínseca de nuestra vida. No me cabe duda de que habrás escuchado el término obsolescencia programada en más de una ocasión, pero es probable que no tengas muy claro en qué consiste, aunque lo hayas vivido a menudo. Como bien explica su propio nombre, la obsolescencia programada hace referencia a cómo la mayoría de nuestros dispositivos tecnológicos, como los ordenadores, las tablets o los móviles, cuentan con una fecha de caducidad prácticamente programada. No sería de extrañar que tu móvil dejase de funcionar correctamente a los dos o tres años de uso, si no antes.
La obsolescencia programada es la forma que tiene el mercado tecnológico de consumir cada cierto tiempo. Está claro que comprar productos de este tipo no es algo que hagamos todos los días, ya que suponen un desembolso económico considerable. Una persona de a pie, por norma general, compra un ordenador cada cuatro o cinco años, y un móvil cada dos o tres. Sin embargo, aunque pensemos lo contrario, esto lo hacemos precisamente porque las empresas lo quieren así. Por supuesto, la gente que puede permitírselo suele cambiar su móvil por el modelo nuevo en cuanto este sale, cosa que sucede cada seis meses, aproximadamente. Y, aun así, al resto tampoco le quedan muchas opciones, ya que más pronto que tarde sus dispositivos móviles acaban teniendo fallos pequeños pero molestos, como una pantalla táctil menos efectiva o una batería que comienza a consumir más energía de repente.
No obstante, existen otros motivos por los cuales debemos luchar contra esta práctica. La lucha contra la obsolescencia programada no comienza por nuestra situación, sino por la situación del planeta, y es algo que debemos tener muy presente. Además de suponer un gasto económico considerable, algo que no todo el mundo puede permitirse, el hecho de que los dispositivos de estas características estén prácticamente programados para fallar y obligar al consumo implica que cada año producimos toneladas de basura tecnológica, algo que le está costando más caro al planeta de lo que le está costando a nuestro bolsillo.
Cómo nos afecta la obsolescencia programada y qué podemos hacer al respecto
La obsolescencia programada es un problema a nivel mundial, pero, curiosamente, es uno de los pocos que parece afectarnos de la manera lo suficientemente directa como para hacer algo al respecto. No cabe duda de que la tecnología avanza a pasos agigantados, y pocos con los meses del año en los que las compañías no presentan alguna innovación tecnológica en sus dispositivos. Este mercado está tan bien pensado que no somos pocos los que caemos en la tentación de cambiar nuestro móvil por uno de último modelo, pero rara vez nos dejan elección. Nuestros dispositivos se fabrican con un defecto intencionado que acorta considerablemente su vida útil, lo que significa que, aunque no queramos, probablemente nos veamos obligados a comprar otro producto para sustituir uno que, hasta hacía apenas unos meses, parecía nuevo.
Aunque parece una buena estrategia por parte de la empresa, se trata de algo que nos perjudica a muchos más niveles de los que creemos. Se ha demostrado que, hasta la fecha, cada año se llegan a generar más de cincuenta millones de toneladas de basura electrónica. La mayoría de las personas se libran de sus dispositivos obsoletos de manera descontrolada, por lo que estos residuos acaban en vertederos a todo lo largo del mundo, lo que desfavorece notoriamente la calidad de vida de la flora y de la fauna de esos lugares. Debido a esto, el hecho de que esta práctica suponga el modelo de negocio más extendido del sector tecnológico supone no solo un alto coste para nosotros, sino también para el planeta.
Aquí tienes el por qué debemos luchar contra la obsolescencia programada, y, como ves, no nos faltan los motivos. Sin embargo, ¿qué es exactamente lo que puedes hacer tú?
Son muchas las cosas que puedes hacer para mejorar esta situación. Lo mejor que puedes hacer, sin ir más lejos, es no renunciar a tus dispositivos a la primera de cambio. Si tu ordenador o tu móvil comienzan a fallar, llévalos a una tienda especializada para consultar la correspondiente reparación. Es probable que reparar el móvil te salga más barato que comprar uno nuevo, y aunque han conseguido vendernos necesidades que realmente no tenemos, te aseguro que tu móvil te aporta todo lo que necesitas en un dispositivo de esas características. Por otro lado, si tu dispositivo se ha estropeado definitivamente, puedes tratar de sacarle provecho de otra forma, o puedes informarte sobre los puntos más ecológicos para retirar residuos electrónicos, en lugar de limitarte a tirarlo a la basura orgánica, ya que de ese modo contribuirías a ampliar la contaminación del planeta.
Por otro lado, está claro que nuestras pequeñas acciones no son más que un granito de arena en la enorme playa que controlan las compañías de estas características. Afortunadamente, los gobiernos y las ONG ya han dado el paso de regular la obsolescencia programada, poniendo límites a las empresas. A día de hoy, los productos deben incluir una vida útil más larga, y, de hecho, las empresas que recurran a la creación de dispositivos sin esta práctica pueden disfrutar de beneficios fiscales gracias a la ecología de su decisión.
Cambiar el mundo no está en la mano de una sola persona, pero parte de ese cambio sí radica en las tuyas. Toma consciencia de los residuos que tú mismo generas en el planeta, y hazte responsable de ellos. Es la única manera de mejorar, ligeramente, la situación moribunda de nuestro planeta.
Los gobiernos de todo el mundo deberían obligar a los fabricantes de celulares que cuando un cliente necesite cambiar su dispositivo reciban el anterior como parte de pago, este método no lo han tenido en cuenta.
Califica:
interesante
Califica: