El ritmo de nuestro tiempo: de cara a la cuarta revolución industrial
Romper la escandalosa barrera de los 30 kilómetros por hora cambió rápidamente la forma de transitar el mundo en el siglo XIX. El cambio que trajo el ferrocarril y la velocidad con la que lo hizo marcó la nueva concepción del tiempo humano en la era industrial. En pleno siglo XIX, Rossini, el gran músico y compositor, no logró adaptarse al cambio y la velocidad de las giras impulsadas por este medio de transporte, cosa que el joven Giacomo Meyerbeer si consiguió, como lo señaló el historiador Oscar Figes, al cambiar el ritmo y velocidad de la ópera sincronizada con la del tren.
Así como los notables cambios del siglo XIX cada época histórica parte de una serie de procesos políticos, económicos y sociales que lleva aparejada una retórica que mueve los aires de su tiempo. Los discursos tienen el poder de crear mundos posibles y crean presiones para las personas que deben ser hijos de su tiempo, para no quedarse rápidamente atrás como Rossini.
La Economía ha tenido un importante papel al respecto. Los términos usados por los paradigmas dominantes han logrado filtrarse en nuestras vidas y convertirse en norma. Como lo mencionó Keynes[1], los hombres prácticos creen que no tienen alguna influencia intelectual y, en general, resultan esclavos de algún economista muerto.[2]
Elon Musk, Steve Jobs, Bill Gates, entre otros representantes contemporáneos del nuevo tiempo han servido de referentes prácticos para establecer modos representativos de vivir. Este discurso de la hiperproductividad se relaciona con horas de sueño reducidas, aumento en las horas de trabajo y aprovechamiento de tiempos muertos, situación que se aceleró con la pandemia.
Resulta paradójico que estos discursos que hablan de rapidez y productividad contrastan con los largos tiempos de espera en el bienestar que parecen prolongarse en nuevas generaciones nacidas después de la década de los ochenta. Esta generación ha sido arrastrada por los artificios discursivos de este nuevo tiempo, por la magia de las palabras del mito del mercado autorregulado, mito que fácilmente los hace renunciar a posibilidades que soñaron sus padres, quienes posiblemente gozaron de los últimos coletazos del estado de bienestar, época en la que tener casa, carro y beca era una expectativa que se repetía como mantra, una aspiración posible.
Quizá estas expectativas se han reducido. El crecimiento de modelos como la economía colaborativa proponen un nuevo discurso del despojo, de la no acumulación, del compartir para renunciar a la propiedad porque se impone el minimalismo, por no llamarlo precariedad. Es la época de los roomates, del carro compartido, de las aplicaciones para encontrar lugares locales de turismo, etc. Discurso que muestra un mundo amable y sostenible.
En el tiempo que vivimos habita la contradicción. Aprovechar y optimizar el tiempo mientras las nuevas generaciones retrasan más su ingreso al mundo laboral y al bienestar. Es el tiempo de la espera para encontrar un mejor trabajo. Esperar para ascender y no ser despedido, esperar mientras se paga el crédito educativo y la hipoteca. Esperar, aunque no se pueda parar, este es el ritmo de nuestro tiempo.
Así como Rossini lo dejó el tren de su tiempo, los jóvenes del siglo XXI tendrán que abandonar los sueños y relatos viejos que no pertenecen a la retórico de estos nuevos tiempos. La lógica del bienestar de este siglo se ha reducido a tener acceso: plataformas de video o música, viajes, equipos electrónicos, etc. que en todo caso no durarán más que el tiempo de espera, que se renueva constantemente con la rapidez de la invención.
En esta nueva era marcada por los impactos del COVID-19, la crisis sobre la demanda de trabajo marcará un nuevo ritmo. Algunos autores hablan de cambios, quizá hacia un consumo sustentable, más amigable con el medio ambiente, además de un giro hacia lo esencial, hacia lo necesario, aunque sea por lo menos en discurso. Habrá que ver como se incorporan los nuevos paradigmas en este nuevo tiempo al que Klaus Schab llama cuarta revolución industrial.
Por: Carlos Alfonso Laverde Rodriguez* – Docente Facutlad de Economía – Bogotá
*carloslaverder@usantotomas.edu.co
Referencias bibliográficas
Cherif, Reda., Enhger, Marc., Hasanov Fuad. (2020). “Crouching Beliefs, Hidden Biases: The Rise and Fall of Growth Narratives”. IMF Working paper, WP/20/28. Disponible en: https://www.imf.org/
Figes, Orlando. (2020). Los europeos: Tres vidas y el nacimiento de la cultura cosmopolita. Madrid: Taurus.
Keynes, John. (2013). The general theory of employment, interest, and money. Cambridge University Press. P.383
Schab, K. (2016). La cuarta revolución industrial. Editorial Debate
[1] Keynes, J. (2013). The general theory of employment, interest, and money. Cambridge University Press. P.383
[2] Al respecto Cherif, Engher y Hasanov (2020) han mostrado como desde finales de la década de los setenta han aparecido diversas narrativas sobre el crecimiento económico que encajan con un periodo de dominio teórico del crecimiento económico. Así, por ejemplo, las políticas del consenso de Washington lograron impulsar términos como la privatización o la liberalización, caso contrario de las épocas más recientes en las que aparecen términos más dispares como productividad y desigualdad.
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