En el departamento de matemáticas de la universidad se decía que hay dos formas de crear conocimiento. Una es hacia los lados, y esta consistía en tomar algo que se usara para algún campo en específico y aplicarlo en otro. Un ejemplo claro es el uso de modelos de biología, química y física que hoy sirven para valorar instrumentos financieros como los derivados (ver: movimiento browniano). La otra es el ‘salto adelante’, la cual consiste en inventar algo.
Es evidente que esta última tiene un nivel de dificultad mucho mayor. La creatividad disruptiva no es gratis. Alejarse lo suficiente de algo conocido es sumamente complejo y su aprobación puede tardar bastante. No en vano muchos creadores prodigiosos han muerto sin ser reconocidos en vida por sus grandes invenciones, por sus creaciones que se adelantan a su tiempo.
El problema con estas dos visiones es que con la tecnología de la información en pleno esplendor, el proceso de creación, difusión y adaptación a nuevos ámbitos se da a una velocidad tal que es difícil saber qué tanto se está tomando de otras áreas, qué tanto es una novedad y qué tanto se está avanzando desde una idea previa. Lo cierto es que con cada día que pasa son más y más los avances que nos envuelven, al punto que sentimos que, al igual que los celulares y computadores, nuestra obsolescencia se ha acelerado y que pronto quedaremos rezagados por las nuevas generaciones.
Y en medio de todo esto surge ChatGPT. Un modelo programado para tener una interacción increíblemente avanzada con humanos, que ha asombrado el mundo, al punto que en sólo cinco días desde su lanzamiento ya rondaba el millón de usuarios y para enero superaba los cien millones. Es el crecimiento más sorprendente en cuanto a uso en la historia. Es tan alto su potencial, como su presente, que Microsoft ya invirtió $10 billones en su empresa (OpenAI). La idea es que muy pronto sea capaz de generar música, imágenes y videos con la misma facilidad que desarrolla textos.
Su uso generalizado, dada su increíble facilidad, ha hecho que las redes sociales hayan explotado en artículos relacionados. No se necesita ser un experto en tecnología para explorar sus increíbles funciones. La creatividad en cuanto a su aplicación ha llamado también la atención de muchos. De los primeros usos que sorprendieron fue su capacidad para generar códigos en diversos lenguajes como Python y VisualBasic (macros). Pero pronto otros usos han sido puestos a prueba como en el derecho, donde se ha usado para crear normativa o soportar argumentos técnicos. También lo están usando para crear libros (varios textos en coautoría con ChatGPT están próximos a salir al mercado).
Esta revolución ha llevado a preguntarnos entonces por el futuro y qué haremos luego. Hace algunos años se decía que con el tiempo sólo el arte quedaría reservado para los humanos, porque la tecnología se tomaría los demás ámbitos. Hoy, esa afirmación está llena de dudas. Softwares con capacidad para crear los más increíbles cuadros o canciones están avanzando a gran velocidad, al punto que cada vez es más difícil reconocer qué es y no humano. Pero sin ir más allá y dejar la filosofía para luego, junto al tema de gustos, los empleos actuales están siendo puestos bajo la lupa. Los administradores de portafolio tienen la enorme preocupación que pronto un chat los pueda dejar fuera de competencia, al no poder predecir con tanta eficacia eventos de mercado y sus movimientos contra una maquina que genera códigos de optimización en segundos y procesa TB (terabytes) de información en un parpadeo. No son los únicos, los profesores también están replanteando sus procesos de enseñanza, dado que es casi imposible saber qué es propio y qué no.
Estos son solo pequeños ejemplos de todo lo que está por cambiar. Pero lo más increíble es que ChatGPT no está solo. Pronto se vienen desarrollos semejantes por parte de las grandes empresas y países que están inmersos en esta carrera vertiginosa como Google, China y las más de 110 Startups que en años recientes han recaudado cerca de $3 billones para desarrollo de inteligencia artificial, por lo que podríamos solo estar ante el inicio de una nueva era. Una en la que tendremos que reinventarnos aún más rápido para no quedarnos atrás.
Mientras ChatGPT y sus competidores luchan por superar sus limitaciones actuales, tendremos que encontrar la forma de incorporar estas nuevas tecnologías en nuestro día a día y ver cómo podemos seguir marcando la diferencia. Por ahora es alentador saber qué este procesador de lenguaje natural (NLP, por sus siglas en inglés) ha logrado marcar una gran diferencia con lo que hasta ahora conocíamos gracias a la incorporación de retroalimentación humana. Tal vez la respuesta es aprender a convivir más entre iguales.
«The ChatGPT servers must be stuck in traffic… in the internet highway!»
ChatGPT
En cuanto a las limitaciones, que enuncié anteriormente, están enfocadas en que su eficiencia y aplicación es altamente dependiente de la ventana de entrenamiento al que ha sido expuesto y de la capacidad que tendrá a futuro para almacenar y procesar una cantidad ingente de datos y solicitudes. También está siendo analizada su capacidad para enfrentar sesgos que puedan generar problemas más adelante.
En suma, ChatGPT podría estar marcando un paso adelante en una carrera de muchos competidores, al generar una importante diferenciación con lo que se venía usando en chatbots. Esto ha generado que muchos estemos analizando su uso en nuestros trabajos y vida cotidiana, así como en las múltiples formas en que puede cambiar nuestra visión de nosotros mismos en temas como competitividad, producción, educación y ocio. Lo mejor es no quedarnos atrás y ser creativos para ver cómo le podemos sacar provecho.
¡Bienvenida la nueva era de Chats!
ChatGPT
https://openai.com/blog/chatgpt/
@joseluisalayon
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