En un buen porcentaje se registra que… El más cercano es la última prioridad en la lista cuando se trata de atender una obligación.
Muchos nos hemos llevado la sorpresa y hemos aprendido la lección con sangre o con llanto.
Una vez un amigo me compartió su tristeza porque su hermano querido le debía un dinero desde hacía más de un año y no le pagaba ni le daba esperanza y en cambio le cumplía a los bancos y a otros prestamistas sin falta y a tiempo, compraba automóvil nuevo, hacia viajes al exterior y grandes fiestas, pero de cumplirle al hermano…Nada.
Una amiga era muy cercana al gerente administrativo de una empresa y por esa condición su amigo el gerente abusaba de la cercanía para asignar su escritorio o su computador a otras personas cuando ella no estaba y a veces cuando ella llegaba a trabajar le tocaba esperar a que le desocuparan el puesto. El gerente no hacia eso sino con ella porque los demás no le admitían algo así.
Será que ser amigos o hermanos o familiares significa «estas autorizado para abusar de mi o tenerme en ultima prioridad?”
Será que tener cercanía es como tener un letrero en la frente que dice «Soy bobo…Aprovéchate de mí».
Yo he escuchado expresiones como «Hágale tranquilo que esa no protesta…Ella es buena persona…»
«Déjelo para después que él sabrá entender la demora…»
«Dale adelante que ella te respaldará sin importar lo que sea»
«Frescos que él es un tipo buena gente…»
Será que se cumple el dicho callejero o popular que dice «porque te quiero… te aporreo»
Se produce una nueva frase para estos casos «Tu eres la última prioridad en mi vida, porque te tengo confianza».
Creo que la gran sorpresa en estos casos es que el ayudar a alguna persona querida o cercana es considerado un acto voluntario y si no lo han pedido lo es mucho mas, de tal manera que en el momento que uno dice «yo te ayudé en el pasado y ahora espero la reciprocidad» la respuesta puede ser que la persona que ayudamos considera que no tiene deuda moral con nosotros porque ella no la pidió y si lo hizo la ayuda fue una acto voluntario nuestro.
Como si en silencio nos dijeran «si me ayudaste fue porque quisiste…Podías haber dicho que no…Ahora no te quejes…Nadie te obligó».
Más moderno diríamos «ayúdame que nunca te ayudaré» porque cuando te pido algo espero que me des una mano pero no me pidas nada porque conmigo no debes contar…La relación es en una vía…Te uso a mi gusto y… Para de contar.
En las oficinas ocurre con buena frecuencia lo que les he compartido. El compañerismo no es siempre recíproco, aunque algunas veces si opera el «Hoy por ti y mañana por mí», como en los turnos médicos en los hospitales.
Bueno, no por estos comentarios y reflexiones debemos dejar de ayudar a alguien.
Se puede o se debe ayudar sin esperar nada a cambio.
Hay que tener en cuenta que va a haber ocasiones en las que aparte de no darte las gracias por una ayuda, la condición puede llegar a perjudicarte (Efecto contrario) y si uno sabe eso no le dolerá ni le molestará.
Una vez le ayudé a conseguir un empleo a una persona que llevaba meses sin conseguir trabajo y no había pasado el primer año de su vinculación cuando recibí una llamada de su parte indicando que se sentía incómoda en el trabajo y que eso era mi culpa por habérselo conseguido…Luego decía que esperaba que le consiguiera otro trabajo para corregir mi error…
La gente algunas veces es así y eso sorprende…
Otra vez una persona me llamó y me preguntó si podía enviarme su hoja de vida porque quería cambiar de empleo. Yo le contesté que no conocía donde pudieran estar buscando o necesitando alguien de su perfil pero que con gusto si sabía algo le informaría y acepte que mandara la hoja de vida. Pasadas dos semanas la persona me llamó a preguntarme que había hecho con su hoja de vida y como le dije que no tenía idea de oportunidades para ella, me insultó y me dijo que para qué le había recibido la hoja de vida si le iba a hacer perder el esfuerzo y el tiempo de imprimirla y hacérmela llegar(Debo aclarar que no soy un caza talentos o head hunter).
La moraleja aquí es que si uno acepto una responsabilidad, así sea voluntariamente, hay que cumplir y ponerle el pecho a lo que surja o suceda.
Se aprende todos los días…Hay que saber decir «si» o decir «no» con valentía así sea para ayudar voluntariamente a alguien.
Si se dice «si» hay que saber bien a qué y a quien. Si se dice «no» hay que lograr que suene agradable y casi lograr que nos agradezcan la negativa para quedar bien y no generar enemigos o resentimientos.
También hay que aprender a hacerse respetar y finalmente dar reversa a las condiciones permisivas o abiertas que hemos dejado, autorizado o permitido al dar inocentemente un «si».
Les dejo estas reflexiones… Sé que Ustedes ya tienen en mente otras igual o más interesantes de las cuales seguro podemos aprender.
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