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La reversa se limita a los autos y poca gente o instituciones la manejan, a pesar de ser un cambio vital y necesario para resolver las “sin salida”. Cuando hay que dar una reversa no saben ni cómo hacerla ni qué palanca mover en términos figurativos.

Por otro lado, la gente y las empresas saben perfectamente como iniciar una relación en forma fina y elegante pero muy pocas se preparan o saben cómo hacer una terminación de un vínculo de manera que se genere una buena reacción y quede la gente contenta, a pesar de haber acabado la relación. Es más, muchísimos nunca han pensado en las terminaciones y cuando les ocurren cometen tantos errores que generan conflictos como cicatrices…Imborrables e inolvidables.

La gente no se prepara para ninguno de los dos casos anteriores, que en últimas tienen que ver con terminar una relación.

Los abogados suelen dar unas pistas con un par de frases famosas al respecto de las finalizaciones y las reversas, “Las cosas se deshacen como se hacen” y “Es mejor un mal arreglo que un buen pleito”…Mi padre me enseño otra frase clave para esos casos “En cualquier caso entre saliendo” que invita a pensar en cómo vamos a terminar o vamos a devolvernos de haber entrado en una relación o una sociedad o un negocio o haber entrado en un auto o en un barco o en un edificio, es decir ¿Cómo salgo ileso en caso que se genere la necesidad?

Pongamos algunos casos variados para ayudar a la reflexión.

Al hijo de un amigo le embargaron la cuenta corriente por no pagar un comparendo de infracción de tránsito que no sabía que tenía a su nombre (porque fue de esas que colocan con las cámaras ocultas) y aunque pagó de inmediato el valor que era bien bajo, hacer quitar el embargo tardó varios meses, asunto que lo tuvo bloqueado financieramente en una condición que no tiene sentido. La reversa no se sabe usar y trae graves consecuencias.

A otro amigo le comunicaron que el IMEI de su fino celular había sido “gemeleado”, es decir que apareció otra persona que registró otra máquina con el mismo número y le bloquearon el servicio de tal manera que el celular quedó inservible. Aunque presentó la factura original de la compra del celular al operador de celulares y solicitó revesar la medida en 7 ocasiones, una cada mes, al cabo del octavo mes decidió dar por perdido el celular inservible y tuvo que comprar uno nuevo de buena calidad, adicional a otro barato que usó mientras pasaron los meses en los que no resolvieron la situación. Desde luego cambió de operador porque supieron suspender el servicio pero no dieron como volver a habilitarlo, por tratarse de una medida que se estableció para bloquear celulares robados que los deja inservibles para siempre. No dieron como dar reversa.

A una amiga que viajaba en un avión en primera clase con un traje fino de color blanco le derramó por accidente una copa de vino tinto una azafata y aunque le ayudaron en el baño a quitar la mancha y le regalaron tiquete de cortesía y otras cosas aparte de pedir disculpas, asunto que suavizó el incidente, mi amiga perdió el vestido para siempre. Las reversas no son fáciles.

Un amigo fue despedido de una institución con la famosa carta del “acido”…Ha sido necesario terminar la vinculación unilateralmente. Mi amigo no había hecho algo malo pero de pronto no simpatizaba con el jefe o estaba hecho para otra época o no estaba haciendo su trabajo como debiera, pero un buen manejo de la salida puede hacer que ese momento, que desde luego no es agradable, sea menos doloroso si el trato y la forma como se lleva a cabo es gentil, cordial y agradecida. Toda persona aporta algo bueno durante su vínculo con otra persona u con una organización y se puede resaltar esos aportes, dar las gracias y comunicar que es una pena haber tenido que llegar a terminar, pero así sucede, sin que haya mala fe de ninguna de las partes. El final puede arreglarse o adecuarse para que sea elegante y agradable, es un proceso perfectamente manejable, a pesar de ser un final. No por ser un final hay que hacer sentir a la persona mal o que no se le respeta o que no se le aprecia como ser humano o como profesional o como aliado. No se trata de buscar una “muerte sangrienta”, sino ver cómo lograr una “muerte bonita”.

Las reversas son difíciles siempre porque los arranques o los inicios son una luna de miel pero acabar una relación de negocios o una relación personal o institucional es un asunto retador porque muchas veces se parece a tratar de desarmar una bomba donde hay que saber la secuencia de los cables a cortar para que no nos explote en la mano, aparte de tener la valentía y la voluntad de echar para atrás las decisiones y los acuerdos. El final elegante está muy unido a este momento de la reversa porque es “a la salida se conoce al caballero” asunto de difícil manejo porque en los finales la gente se pone tensa o está malhumorada o no le interesa ser fino en el trato para mantener con altura la relación resultante, a pesar de las circunstancias. Muchas veces el sentimiento la gana a la razón y solo se quiere terminar para no volverse a ver, asunto que resulta como si se tratara de una reacción adolescente o inmadura y por demás emotiva.

Mi invitación es a planear esos momentos de la reversa o el final de un camino en una dirección dada y buscar obrar con madurez y muy cerebralmente para lograr un final elegante y grato en medio de lo difícil que es ese momento.

Hay que dejar las emociones en el congelador y tener en cuenta todo lo positivo que se vivió o se hizo, en vez de concentrase en los defectos y los errores o carencias.

Recomiendo guardar equilibrio entre lo bueno y lo malo, si es que se quiere hacer un análisis histórico que lleva a concluir la razón de la reversa y eso si procurar manejar la terminación con elegancia e incluso con gratitud, porque nadie cuerdo busca hacer a propósito mal las tareas para que todo se acabe. Finalizar o dar reversa es un acto natural que hay que aprender a manejar con la debida elegancia y serenidad.

Lo invito a planear sus reversas y a practicar cómo lograr un final elegante donde, a pesar de la dureza o la complejidad de la situación, al final no se destruya la relación y ambas partes queden agradecidas por la forma en que se atendió la dificultad y se resolvió para llegar a feliz término.

¡Claro que se puede!

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