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¿No le ha pasado que hay días en los que hubiera preferido no levantarse porque desde el primer minuto ve que todo comienza a salirle regular o mal?

¿Será que no le queda ni una rayita en la batería personal?

Estoy hablando de esos días donde uno está torpe para actuar y hasta de malas para pensar.

Recuerdo cuando era un adolescente de unos 14 años que en un mismo día, estando con mi hermana mayor, un bus nos estrelló el auto en la parte trasera, cuando estábamos quietos esperando a que cambiara el semáforo, luego nos varamos en el trayecto al taller y más tarde nos estrelló una puerta una camioneta que se pasó un semáforo en rojo. Finalmente mi padre mandó a llamar los mecánicos para que se llevaran el auto y a nosotros nos mandó a guardar tres días para que no corriéramos más riesgos porque el asunto iba por muy mal camino.

Hay gente que en un mismo día es capaz de terminar peleada o disgustada a raíz de diferentes altercados con 4 o 5 personas y varios de los episodios terminan siendo irreversibles por el daño causado a raíz de las frases o palabras hirientes pronunciadas en medio de la emotividad y la salida de cauce. Se pierden amistades, familiares, compañeros de trabajo, socios y clientes en esos momentos. Posteriormente si se pide y se consigue el perdón, la relación no vuelve a ser igual.

Los días de batería baja son mortales para las relaciones o los trabajos con clientes porque el riesgo de arruinar los negocios presentes o futuros es total. Esos días nos pasa lo contrario al Rey Midas que todo lo que tocaba lo volvía oro, esos días todo lo que tocamos lo volvemos harina…Lo destrozamos.

La verdad es que suele ser frecuente en la vida encontrarse con malos días o días muy retadores como diríamos desde un punto de vista positivo. Cuando uno ve en cada problema una oportunidad, que es la forma entusiasta con la que debemos enfrentar la dura realidad, se trata de días que vienen llenos o cargados de oportunidades y hay que ver si uno está hecho para aguantar es voltaje o si mejor busca dosificar la corriente y la maneja por partes o en diferido.

Yo muchas veces me oculto en mi oficina privada o busco un sitio donde estar a solas varias horas para encontrarme con mis pensamientos, previo a ponerme en baja vibración o en cero corriente. Sin esos espacios para serenarme y luego crear, me sería imposible enfrentar muchas veces los retos diarios.

Uno tiene que descargarse. Como un médico que está todos los días viendo pacientes llenos de problemas mentales o dificultades graves. Ese médico tiene que tener una rutina y un espacio para descargar todo lo que se le acumula porque de lo contrario termina igual que sus pacientes. Hay que descargar todas esas energías negativas, llevar a cero el contador y allí si volver con energía limpia para poder enfrentar lo que se venga.

Alguien me decía que lo agobian los problemas y le duran mucho porque no ve la salida con facilidad. Yo le comentaba que en la medida que no se retire o se aisle o busque escampar la tormenta y  en paz o en baja actividad ponga polo a tierra y logre alcanzar la calma necesaria, difícilmente va a ver salida o luz al otro lado del túnel.

 

 

 

¿Que hacer en esos días?

Lo mejor es actuar en consecuencia con la batería baja y aprovechar para hacerse un mantenimiento que cargue la batería positivamente y desde luego es quedarse quieto o en baja velocidad, alejado de cuanto podamos dañar o perjudicar a nuestro paso o con nuestra intervención o conversación, en resumen quedarse quieto y callado, leer un libro, ver películas, jugar algo divertido pero sin riesgo, comer poco y despacito, no contestar llamadas ni correos etc.

Si la batería amaneció baja, no se exponga a quedar inservible y armándose de paciencia póngase a cargar. Tenga paciencia que cuando ya vuelva a cargar su batería volverá la iluminación que necesita para salir adelante.

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