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El jueves 8 de Febrero de 2018, o sea ayer, habrá representado algo diferente para cada persona. Para la institución que necesitaba recursos del Banco de la República, ayer se recordará como el día en que hubo 10.5 billones de pesos de cupo, solicitaron 7.45 billones y cortó al 4.50%. Casual. Para alguien fan de la Copa del Rey será el día en el que a las 5 de la tarde iba el partido 1-0 ganándole el Barça a Valencia. Alguien seguro lo recordará porque ahí juega un español a quien Shakira le coqueteó cantándole sobre esa barbita. También será recordado ese día como cuando jugó Yerry Mina por primera vez.

 

También, no sé, puede ser el día en el que alguien hizo un corto en julios del 2024 y lo mantuvo o lo cerró o alguien se lo cerró. Es un día diferente para cada persona, para algunas personas puede significar almuerzos en Quinta Camacho o en el parque del perro en Cali. Para mí, ayer jueves será recordado como el día en el que hablé del infinito.

 

Debía explicarle al auditorio algo matemático relacionado con las perpetuidades que tienen gradiente, así que tenía que hablar sobre lo infinito y ahí llegó su símbolo por excelencia: la lemniscata. Esa hermosa figura que se parece a una pista de carros, un ocho acostado, el símbolo de lo eterno. Difícil concebir algo que crece ininterrumpidamente y sin acabar. La simbología de lo inexplicable.

 

Ayer fue el día del infinito, de encuentros gratos con escritores amigos y de lemniscatas. Guarden este mail, tal vez en 1.000 años lo vuelvan a revisar. Las letras y el conocimiento son eternos.

 

 

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