Ayer estuve en misa y, dentro de todo lo bueno que uno le puede sacar (independientemente del grado de religiosidad de cada quien), hacía énfasis el Padre en no rezar por rezar, en no hacerlo automáticamente; caía en cuenta yo de las múltiples cosas mecánicas que uno hace. De hecho, luego en otro sitio andábamos viendo libros, llevé uno de Thomas Mann y la señora cajera me dio el tiquete de compra. Yo lo metí en la billetera y luego no sabía dónde estaba, lo metí mecánicamente (el tiquete).
Los miércoles cada dos semanas se realizan subastas de Tes tasa fija; esta vez se subastaron títulos de nov25, abr28 y jun32. La quietud relativa en las tasas de los Tes contrasta con la subida importante del dólar, puesto que ayer subió 32 pesos, cerrando a 3.095. También leía por ahí que los Tesoros, o sea los títulos de Estados Unidos, están en sus niveles más altos desde hace 7 años. Siempre que hay movimientos importantes en el precio de un activo surgen dos preguntas: ¿se devolverá o seguirá de largo rompiendo niveles? Claramente nadie lo sabe, pero como me lo decía ayer un colega, todo es mezcla de análisis técnico, análisis fundamental e intuición. Algo de mecánica también se puede agregar.
Iba a hablarles de los nuevos Nobel de economía pero más bien lo dejo para mañana. Anoche todo estuvo mágico y muy musical: resulta que pude oír con criterio, no mecánicamente, el nuevo trabajo de Sasha (el Fabric # 99) y el álbum Fantast de Claptone, quienes por cierto se presentarán el 31 de octubre en el Royal Center. Excelentes y recomendados. Si quieren oír el mejor Electropop oigan “in the night” de Claptone. La biomecánica del cuerpo, de su ser, se los agradecerá.
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