Ayer estuve muy morado y oscuro, gótico y rockero, casi sin quererlo. Resulta que al vestirme en la mañana todo empezó a fluir y se gestaron las botas perfectas (Dr. Martens moradas), pantalón bota tubo, camisa con el botón en el punto exacto, un pin verde y la mítica gabardina azul turquí. Faltaron los labios y las uñas de color negro. Con esta indumentaria presencié la majestuosa subasta de Tes denominados en Unidades de Valor Real UVR: ayer entraron en circulación 350 mil millones distribuidos en Tes de 2023, 2027 y 2035. También vi un dólar a 2.711,90 pesos que sigue aparentemente bajo en boca de todos pero igual no despega hacia arriba aun.
Traté de leer columnas pero vi que aproximadamente el 95% trataban el mismo tema iterado, así que me aburrí y las descarté. Más bien les cuento algo gastronómico: a media mañana mordí un queso pera relleno de Ricotta y albahaca. Lo mordía al queso y cerré los ojos, con el riesgo de quedar largo, doble largo o corto. Asumí el riesgo, mordí y me sumí en un eterno viaje de búsqueda de sensaciones.
Eso ocurrió. Luego, muy de jueves, oí uno de mis tracks favoritos del momento: “Dopplereffekt” de Marc Romboy. Se los recomiendo para que vayan hoy y armen una buena fiesta, con mucha inflación y uñas negras. Una fiesta bien ricotta.
Buena suerte para hoy
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