¿Le gustaría que su empresa sea una más del montón, o prefiere una empresa retadora de la que todos hablen? Asumiendo que su respuesta es que quiere una empresa retadora entonces empiece por definir un propósito claro.
Las personas hacemos proyectos juntos porque es más eficiente lograr así nuestros objetivos individuales[1], estos objetivos individuales o fines son efecto de la necesidad de mejorar nuestra situación actual. Entonces las personas actúan en búsqueda de un fin que les lleve a mejorar su situación actual y para ello han encontrado que hacerlo como parte de un equipo suele ser más eficiente.
Cuando un nuevo colaborador se integra a la empresa lo hace convencido que esta relación le llevará a lograr sus fines para estar en una mejor situación, para ello el colaborador necesitará que la empresa le provea de los medios adecuados para lograr los objetivos que la empresa le haya planteado para que así pueda alcanzar los suyos propios mediante un adecuado sistema de recompensas (tangibles e intangibles).
Una de las piezas clave es ofrecer al colaborador un propósito claro de lo que debe hacer para que alcance los objetivos empresariales motivado por sus objetivos o fines personales , sin embargo tener un propósito no significa tener una lista de tareas a realizar. El propósito tiene que ver con la filosofía empresarial, básicamente responde al ¿para qué existe la empresa?
En un contexto económico donde el capital intelectual es la principal fuente de productividad la dimensión filosófica de la empresa es una guía invisible que permite alinear los talentos de una forma eficiente, pues como hemos mencionado en otros artículos el trabajador cerebral requiere de nuevas fuentes de motivación para la productividad y no solo las provenientes del paradigma del control y orden.
Tener un propósito claro nos permite introducir dos elementos vitales: encontrar sentido en las tareas que se realizan día a día y enfocar los esfuerzos a los resultados, lo cual trae como consecuencia que los colaboradores ya no se enfoquen únicamente en la tarea, que su búsqueda diaria se centre en como lograr que la misión de la empresa se logre.
Otra consecuencia es el cambio hacia estados creativos buscando la eficacia necesaria para crear valor en toda la organización; una asistente ejecutiva puede hacer de manera eficiente todos los procesos asignados: llamadas, visitas , informes, pero eso no garantiza que estamos creando valor, porque el enfoque es exclusivamente a la tarea.
Tomando en cuenta que este tipo de síntomas, por ejemplo el enfoque en la tarea, no tienen un solo origen, un importante catalizador de ello es justamente la falta de claridad en cuanto al propósito de sus tareas, su puesto de trabajo y como esto conecta con el propósito de la organización; en otras palabras el “para qué” de las tareas que día a día realiza, de su puesto de trabajo y el “para qué” de la empresa.
Si clarificamos el propósito de la empresa y además lo comunicamos de manera eficiente, le estamos dando un significado a cada acción del día a día, por lo tanto los colaboradores entienden que todo lo que hacen tiene un sentido que además aporta al sentido más grande de la empresa y eso crea responsabilidad sobre los resultados más que la responsabilidad sobre la tarea, otro beneficio es la flexibilidad porque ahora lo que importa es el “aporte” que hay que hacer, por lo tanto pongo mi foco de atención en ello.
Un gran ejemplo de ello es la misión de Google “Organizar la información del mundo y lograr que sea universalmente accesible y útil”, una declaración poderosa que pone a la gente a buscar formas de cumplir con el propósito, por ejemplo con ello en mente un programador de Google estará siempre buscando formas de lograr que esta misión se cumpla, así como cada uno de los demás miembros de la organización empezará a encontrar sentido a su trabajo ¿Cómo aporto desde mi posición para lograr que se cumpla el propósito de la empresa?
Además esta misión o propósito y la forma en que se logre alinear a las personas a ello es uno de los activos estratégicos de las empresas, es decir los activos que son más difíciles copiar o comprar por la competencia.
Entonces las pregunta…..
· ¿Para qué existe mi empresa?
· ¿Cuál es el propósito de su existencia?
nos lleva a encontrar el propósito, el camino más eficiente para alinear todos los recursos de la organización de acuerdo a un solo objetivo, el propósito es una especie de línea invisible en la que todos los elementos tangibles e intangibles de la empresa se organizan.
Oswaldo Toscano
Twitter: otoscano_ec
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