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El Día de la Mujer no es solo un día más, es una fecha que nos lleva a tomar conciencia de la situación de la mujer en nuestra sociedad y en la empresa.

A propósito del Día Internacional de la Mujer, vale la pena recordar que hasta el año 1975 se denominaba Día Internacional de la Mujer Trabajadora y el primer mitín en su nombre se llevó a cabo en 1911. El incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist, en el que murieron 146 trabajadoras, la mayoría de ellas jóvenes inmigrantes, fue un punto de inflexión en el movimiento que luchaba por los derechos de las mujeres.

«Recibían bajos salarios, trabajaban largas horas, el sábado en este caso, y las puertas estaban cerradas con llave. No tenían derechos, ni protección legislativa o representación laboral. Era la clásica ‘fábrica clandestina’, a un paso de la esclavitud »

Día de la Mujer

Un año antes de este trágico suceso se había organizado una huelga del sector textil para exigir el reconocimiento de los sindicatos y mejores condiciones de trabajo. Los propietarios de Triangle se rehusaron a conceder estas demandas. Comenta al respecto, Jane Hodges de la OIT: «Recibían bajos salarios, trabajaban largas horas, el sábado en este caso, y las puertas estaban cerradas con llave. No tenían derechos, ni protección legislativa o representación laboral. Era la clásica ‘fábrica clandestina’, a un paso de la esclavitud ».

En Latinoamérica, también existen evidencias de la discriminación hacia la mujer. En una antigua fábrica de textiles en Quito, convertida hoy en museo, se puede escuchar la historia de las mujeres trabajadoras a las que solo se les asignaba durísimos trabajos manuales, mientras las actividades intelectuales, como la gerencia, contabilidad, etc., eran exclusivas para los hombres.

La realidad de los movimientos de mujeres ha estado lleno de luchas por lograr la igualdad. Las primeras exigencias del movimiento eran el derecho al voto, la posibilidad de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y que no exista discriminación laboral. No hay duda que las últimas décadas han sido positivas para la situación de la mujer en el ámbito laboral. La conciencia sobre la necesidad de impulsar oportunidades y sobre todo, el avance en derechos han mejorado, pero aún hay muchos retos.

La otra pandemia

Según la CEPAL, 107 millones de mujeres en la region se encontrarían en situación de pobreza.

Uno de los efectos de la pandemia es haber desnudado la fractura social que vive América Latina. Vivimos en una sociedad de dos pisos. La mayoría vive en el piso de abajo donde escasean las oportunidades para resolver el problema de la pobreza. Las mujeres son uno de los grupos más afectados. Según la CEPAL, 107 millones de mujeres en la region se encontrarían en situación de pobreza ━la población estimada de América Latina y el Caribe era de aproximadamente 667 millones de habitantes hasta el 2021━.

Es importante la conciencia sobre estas realidades. Hace poco circulaba un estudio sobre un aparente crecimiento del emprendimiento femenino en la región, el problema de ese tipo de estudios es que muchas veces camuflan una dura realidad, la precarización laboral y el empobrecimiento de grandes porciones de la población que tienen que realizar actividades de poco valor añadido o trabajar por ingresos que apenas alcanzan para garantizar el sustento de sus familias.

Según el mismo estudio, el 51,8 % de las mujeres están ocupadas en sectores precarios desde el punto de vista de salarios, formalización del empleo, seguridad del puesto de trabajo o acceso a protección social.

En la empresa

Las transformaciones culturales y económicas han modificado las dinámicas laborales, lo cual ha llevado a la incursión de la mujer en muchos sectores que antes estaban destinados exclusivamente para hombres. Sin embargo, aún se presentan desventajas. Las mujeres, registran menor ocupación, salarios más bajos y mayores tasas de desempleo. Las causas son múltiples y complejas. La falta de acceso a la educación, el cuidado infantil, licencias por maternidad y aspectos culturales a los que se enfrentan las mujeres ━y no los hombres━ en el mercado laboral.

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Hoy, se puede encontrar en redes sociales varias denuncias de acoso laboral y sexual. Es importante visibilizar estos fenómenos que, en cierta forma, han sido normalizados. La empresa es un microcosmos que se construye a la sombra de la sociedad. Lo cual no significa que no pueda generar cambios. En ese sentido, es imposible pensar en una empresa para la cuarta revolución industrial en la que se mantengan prácticas que denigren a las personas por género, etnia o condición social. Ofrecer oportunidades para que las mujeres accedan a puestos operativos o de liderazgo en base a sus propios talentos y en igualdad de condiciones es un gran avance para enfrentar estos fenómenos.

Hacia una cultura inclusiva

Día de la Mujer

Es importante observar realidades que están a la vez tan cerca y tan lejos. Muchas veces creemos que el mundo funciona de la misma manera para todos y, simplemente, mirando un poco más allá descubrimos que aún hay mucho trabajo por hacer para crear una sociedad más justa. La cultura organizacional es la fuente que normaliza conductas, decisiones o actitudes. Por lo que los valores corporativos, que son la base de la cultura, deben atender a un mundo que clama por visibilizar problemas estructurales que generan desventajas para determinados grupos.

Una cultura organizacional incluyente ofrece un espacio de seguridad psicológica, un lugar en el que desaparecen los estereotipos, prejuicios y representaciones. En ese aspecto, la UNICEF promueve el respeto a la diversidad. Este se entiende como la participación paritaria en un mundo ético común en el se reconoce la singularidad y diferencias de cada individuo. Por ello, el respeto por la diversidad va más allá de la tolerancia y la comprensión, pues implica reconocer y promover activamente el valor de todas las personas.

«El enfoque de derechos toma como referente la universalidad, la igualdad y la no discriminación, de donde se derivan acciones preferenciales hacia los grupos vulnerables o excluidos de la sociedad. Algunos de los principios de este enfoque son la materialización real de los derechos y la especial atención a grupos marginados o vulnerables.»

Las empresas pueden adoptar dos de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para guiar su labor en una cultura inclusiva:

  • Lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, así como la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor.
  • Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.

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