Pasión, arte y amor, unidos en la empresa quindiana Belt
Se fue a París recién graduado, con cualquier disculpa académica, detrás de su ‘traga’ universitaria: la bogotana Luz Ángela García López, que se graduó un semestre antes como arquitecta de la Universidad de América, y a quien conoció siendo ambos estudiantes de Bellas Artes en la Universidad Nacional. “Se vino buscándome”, cuenta hoy su esposa. Se casaron en julio de ese mismo año, 1982, en la Ciudad Luz.
Esta es la familia Beltrán García. Foto cortesía.
Ya por allá y, todavía sin saber francés, logró un cupo en el muy selecto grupo de admitidos de la reconocida Escuela de Bellas Artes en París, así como a la Escuela Superior de Puentes y Calzadas. Pero el talento y empuje del artista y arquitecto quindiano Luis Fernando Beltrán Franco hizo que pasaran por alto el ‘detalle’ del idioma y él correspondió: en seis meses se defendía bastante bien en el lenguaje de Montaigne y Rousseau.
Es el comienzo de una historia de amor que surgió en medio de la pasión compartida por el arte y que, además de tres hijos, produjo el alumbramiento de una empresa que va mucho más allá de las cuatro letras de su nombre: Belt.
Es un trabajo único, hecho a mano, de inmensa creatividad y valor agregado por toneladas. Belt ha dejado su impronta en palacios de jeques árabes, y su marca visual y funcional puede verse en Bogotá, donde nació la empresa, o en infinidad de importantes y reconocidos rincones del mundo.
Estudios y arte con acento francés
Para entrar a la Escuela de Bellas Artes, en París, se presentan 700 personas de todas partes del mundo y preseleccionan 40 después de pasar pruebas de bosquejos y dibujos con modelos en vivo. Luis Fernando pasó esos filtros y, también, la dura entrevista personal.
Obtuvo el diploma de arquitecto francés en UPA7, y un posgrado en Urbanismo en l’Ecole Nationale des Ponts et Chaussées. También pintaba: iban a los ancianatos y él tomaba las fotografías de las personas mayores y hacía retratos en carboncillo.
“Mi historia sí fue directamente la cons trucción industrializada, porque me gustó la parte de la logística, de la planeación, todo eso”, dice con modestia Luz Ángela, quien mientras tanto hizo un posgrado en Construcción Industrializada y Patologías de la Construcción en el Instituto de la Construcción Industrializada, en la capital francesa.
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Cerebros fugados, de vuelta a casa
Era 1985 y el presidente poeta, Belisario Betancur, desarrolló un programa de atracción de ‘cerebros fugados’ para su regreso al país. Podían traer con facilidades y sin impuestos un menaje, un carro y todo lo de una casa.
“Yo tengo como segunda patria a Francia y me hubiera gustado quedarme allá. Sin embargo, él por la importancia de la vida familiar decía: ‘No, es muy importante que los hijos crezcan con familia, con hermanos, con tíos, con abuelos, con primos…”. Eso la convenció de emprender el regreso, relata Luz Ángela.
Ya en Bogotá, la idea era montar una empresa, un negocio sobrio. “El capital era pequeño. Habíamos ahorrado algo y con eso podíamos comenzar”, señala Luz. Registró entonces un establecimiento en la Cámara de Comercio de Bogotá como Belt Colombia, con el objeto social de comercializar su primer diseño: Planofácil.
“Belt es como yo firmo mi apellido, y el Colombia lo puse para que sonara como una multinacional”, explica Luis Fernando.
En cuanto a Planofácil, se trata de un mueble vertical (planoteca) que permite archivar y sacar los planos fácilmente, parecido a los archivadores de fólderes pero a diferente escala. El diseño, inspirado en los archivos de planos vistos en Francia, era muy innovador en Colombia, pues aquí los planos se archivaban horizontalmente, generando caos en las oficinas de arquitectos y constructores.
Planofácil en un momento difícil
En un cambio de director de Planeación, “metieron el trabajo de todos debajo del escritorio”. Ante la frustración e impotencia que le generó laborar en entidades públicas, Luis Fernando renunció. Hoy es una anécdota, pero en su momento tuvo tono de drama. “La renuncia fue de un día para otro, no me dijo nada”, señala su esposa, que estaba en embarazo, esperando a Valentina, su primogénita.
Entre los sustos suelen germinar las oportunidades: mientras buscaba trabajo como arquitecto, con Luz Ángela decidieron emprender con Planofácil. Así, 1986 terminó siendo una especie de año de gracia para el joven matrimonio de empresarios: en el mismo año que se había registrado Belt Colombia, nació Valentina.
Belt participó en el primer Exposhow de Diseño, donde ganó el Premio de la Innovación del Diseño Industrial con su Planofácil.
Empezó entonces a comercializar estas planotecas como su producto estrella, así como algunos productos metálicos para edificaciones.
Como si fuera casualidad…
A pesar del éxito inicial, para Luis Fernando este proyecto era secundario, pues su sueño seguía siendo ser un gran arquitecto. Consiguió entonces empleo como residente en la firma de Gustavo López, un primo de Luz Ángela. Tras desarrollar varios proyectos, volvió a emprender: creó con otros socios la promotora Crear, con un 3% de participación suya.
Trabajaba como arquitecto de día y como emprendedor de noche. Y en plena construcción de un proyecto, el ornamentador que tenía el contrato de los elementos metálicos se voló con el anticipo, dejando a la constructora en problemas. Luis Fernando se hizo cargo: utilizó los recursos del pequeño taller donde producía las planotecas, y algunas piezas estándar metálicas, para diseñar y producir el metal ornamental.
Ese fue el primer proyecto que Belt desarrolló fuera de sus productos estándar. Con esta experiencia y el ímpetu de los emprendedores, consiguieron su segundo proyecto, un edificio de lujo en el barrio Rosales, que marcó un hito de la forja en Colombia.
“Fue el primer edificio de Bogotá que tuvo forja con diseño y de alta calidad. Para mí fue el comienzo de una gran época como diseñador”, recuerda Luis Fernando.
Este es un fragmento de la trayectoria de Belt, incluido en el libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras, disponible en este link de la Librería Nacional.
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Les comparto esta entrevista con Luz Angela García, de la familia Belt.
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